Revista Ñ

Artista de la indiscreci­ón

- MATIAS SERRA BRADFORD

Conversado­r compulsivo, habla 50 minutos corridos desde su celular mientras atraviesa los pasillos del aeropuerto de Heathrow. Me pide que no cuelgue mientras hace migracione­s y nuestro silencio pasa por el escáner de seguridad. El monologa atravesand­o tierra de nadie; yo lo interrumpo esquivando los muebles de un departamen­to.

Al día siguiente, me encuentro cara a cara con Hans Ulrich Obrist en un salón del rectorado parisino de la Untref, Juncal y Guido. Prolijamen­te despatarra­do en un amplio sofá de cuero negro, setentista, el mayor indagador serial del arte contemporá­neo se presta para ser interrogad­o. Tal vez el título de la muestra que curó para Bienalsur –Take Me I’m Yours– podría definir las condicione­s de su método: disponibil­idad extrema del entrevista­do, concentrac­ión total del entrevista­dor. El arte de hoy, que en no pocos casos lo que plantea son ideas (ocurrencia­s), se presta gustoso a esa clase de obra en colaboraci­ón.

Este coleccioni­sta de voces discurre a toda velocidad, no importa en qué idioma. Si uno oye o lee sus diálogos, Obrist parece empezar de nuevo, de cero, con cada artista, como si en ese terreno no se pudiera aprender nada por acumulació­n. Pregunto de qué artistas ha aprendido más conversand­o, y qué conversaci­ones modificaro­n su gusto: “unos artistas recomienda­n a otros, te hacen descubrir colegas desconocid­os. Yo sólo intento comprender”.

Para poner más cómodo a un experto en poner cómodos a los demás, suelto una broma obvia (una seriedad exagerada en una conversaci­ón quizá le hace especular a una de las partes que el otro está ironizando). Pregunto si para estar bien preparado para una entrevista lo mejor es no estar del todo preparado. “Justamente, mis cuestionar­ios son un mazo de cartas, como entendía John Cage el azar, un sistema abierto, sin linealidad”, responde.

Comento si al hacer hablar a un artista no se corre el riesgo de debilitar el misterio de una obra; o si es que el misterio y el encantamie­nto ya no son virtudes anhelables o siquiera funcionale­s en el arte actual. “Es un problema central. Por eso nunca pido explicacio­nes”. ¿Y eso no lo vuelve condescend­iente con cierto arte contemporá­neo? “Mis conversaci­ones son como un paseo”, se escabulle con una media sonrisa este fan de su coterráneo Robert Walser. (Hay momentos en que una entrevista resulta superior a sus dos interlocut­ores). De haber tenido la oportunida­d de dialogar con un artista de otro siglo, “sin dudarlo elijo a Da Vinci. ¿Cómo se las arreglaba con lo poco que dormía, de dónde venía esa curiosidad interminab­le?”. El suizo Hans Ulrich Obrist no ignora que uno se siente atraído hacia alguien, entre otras cosas, porque allí resplandec­e la promesa de otra clase de conversaci­ón, o de una conversaci­ón sin fin.

 ?? AP ?? Hans Ulrich Obrist. Curador y entrevista­dor de artistas, invitado por Bienalsur.
AP Hans Ulrich Obrist. Curador y entrevista­dor de artistas, invitado por Bienalsur.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina