Geometría calchaquí,
El artista ensaya otra forma de acercamiento a lo geométrico, vinculada al paisaje.
Tomar la geometría y someterla a la violencia de lo imperfecto es paradójico y visualmente perturbador. Mariano Cornejo –a quien poco le interesa quedarse en el plano de la organización estructurada, la supremacía de la razón o la rigurosidad matemática que guía la lectura ordenada de la obra– exhibe en Palatina Geometrías imperfectas, donde despliega su última producción en acuarelas y objetos
“La imagen de la obra de Mariano Cornejo ha ido cambiando con el tiempo –explica Norma Quarrato, directora de la galería, que trabaja con él desde hace unos quince años–, desplegando varias líneas: los collages, las tablas abstractas, los animales-juguetes, las esculturas-muebles, las floraciones del desierto, etc. Ahora presenta una nueva variante de su gran tema, la naturaleza, y particularmente el paisaje de sus Valles Calchaquíes, en las acuarelas abstractas donde hace un homenaje a su maestro”.
El maestro al que hace referencia Quarrato es Ary Brizzi, a quien Cornejo conoce en los años ochenta y con quien traba una intensa amistad que lo lleva a dar con importantes artistas de la escena mundial vinculados con la geometría, como los venezolanos Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz Diez. El intercambio con Brizzi deja huellas profundas en su obra, su forma de encarar la reflexión sobre el trabajo y su pensamiento crítico. Un artista no geométrico –tal como él mismo se define– que, sin embargo, nunca se alejó de la geometría: ella aparece en sus muebles, en sus collages, en todas sus construcciones creativas.
Cuenta Cornejo, en diálogo con Ñ: “Esta serie es consecuencia de otras que no expuse pero que venían trayendo el asunto de lo geométrico. El tema siempre me interesó, aunque no haya desarrollado una obra específicamente en esa línea. No se fuerza la geometría, el asunto es dar con el propio zócalo de lo cristalino y eso no se busca. Pero tampoco nada indica que sea un cristalino depurado; son momentos de percepción. Hay épocas volcánicas y épocas calladitas. Sentí vértigo adentro cuando supe que las próximas obras las iba a hacer con los elementos más simples, sabiendo que ahí es imposible escaparse de los Malévich, por ejemplo. ¡Pero bienvenidos sean los ancestros! Hice las paces ya”.
Sin embargo, el acercamiento a la geometría no se da únicamente mediante las vanguardias del siglo XX sino por su profundo interés en la arqueología y el arte rupestre del NOA argentino: las llamadas “estructuras ortogonales” incas, los textiles andinos y los petroglifos; dice el artista: “Amo los textiles andinos, en diez centímetros de un aguayo antiguo está todo el Op Art; en la planta de un predio incaico vista desde la punta de un cerro,
está todo el Neoplasticismo. Y sucede que trabajo mucho en arqueología, es el área del arte contemporáneo que verdaderamente me interesa. ¿Te imaginás que un petroglifo se triangula con otros dos de cumbre a cumbre, espejando sus grabados, con todo el espacio de kilómetros en medio, con la magia de los solsticios y de los rituales? Después de estas cosas a 4.000 metros, las instalaciones no me interesan demasiado, salvo excepcionalmente. Lo que quiero decir es que en el fondo lo que hago sigue siendo una versión del viejo asunto de uno: el paisaje”.
Geometrías imperfectas es fruto de la observación del paisaje que lo rodea con la intuición que lo guía, casi de modo primitivo y visceral, por los caminos del color. Un color neto y plano, al decir de Brizzi, desde donde cada uno se construye y potencia respecto de su relación con el color contiguo. Colores con cuerpo, con textura visual y táctil concreta, lejos de la perfección lograda digitalmente y muy cerca de una paleta que “respira”, tal cual la define Cornejo. El desierto, paisaje del alma, fundamenta su obra. Son trabajos que se presentan mucho más complejos de lo que parecen simples papeles, cuando se piensa dónde fueron producidos: lo inmaculado del papel blanco expuesto a la hostilidad del viento zonda, la arena, la luz cegadora y el frío de su rancho en Molinos, Salta. Además, las acuarelas no son un material amigable para las estructuras geométricas y mucho menos trabajadas a mano alzada, como en estas obras. En síntesis, Cornejo desafía la corrección en el plano de lo geométrico, sus estándares incuestionables, lo que se espera de las formas y se propone abordar una suerte de abstracción sin contracturas. Ari Brizzi le decía que carecía de “temperamento geométrico” y en esta serie Cornejo demuestra divertirse intentando organizar el caos dentro de espacios aparentemente estables, es decir, apelando a la estabilidad de lo inestable e imperfecto.