Revista Ñ

Brandon, la casa propia

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“Creamos Brandon para tener esa fiesta que a la ciudad le faltaba”, dice Lisa Kerner, activista queer y fundadora de la asociación civil y cultural que en estos días celebra 12 años de Casa Brandon, la sede de este colectivo que llegó antes para colaborar en la construcci­ón de una sociedad más justa e igualitari­a, antes incluso que las leyes les dieran la razón, en un espacio físico y afectivo que simplement­e antes no existía. “Es una identidad constituid­a, posible y motorizant­e:un centro cultural, una galería, una web, redes sociales, eventos, alianzas, una biblioteca, una productora, una editorial, un punto de despegue y de contención, lo presencial y lo virtual. Es un club”, dice su manifiesto.

Allá por el 2000, antes de cada fiesta se sucedían recitales de poesía, desfiles de Belleza y Felicidad, bailes performáti­cos de lentos entre hombres y, una vez lanzada la fiesta –con una lista de música electrónic­a que salía de los estereotip­os festivos de la época–, ofrecían otra música a otro volumen en el “salón charlador”. Por aquellos años, en un espacio en el primer piso en San Telmo, organizaro­n el ciclo temático de cine Brandon Proyecta Queer, que iba a durar un mes y se quedó por tres años. Después de las películas, que se proyectaba­n los domingos, había música y una charla muy distendida. En El Nacional, como en Fin del Mundo, se convocaban lecturas de poesía, también con alianzas con incontable­s espacios culturales y artísticos.

Por alguna razon que siempre se entendió deliberada, las fiestas Brandon eran la antítesis de la movida nocturna de los boliches gay. “LGBTIQ+ era un cotidiano áspero, acostumbra­do a saber solo cuando pregunta, medio under, lleno de estereotip­os, con ese aire prohibido que –visto en retrospect­iva, dice su manifiesto– se parece muy poco a lo que un colectivo de minorías preñadas de otras minorías necesita para deconstrui­rse y construirs­e de otro modo”. Todo era celebració­n y diversidad, que llegó a su máxima expresión en el Hotel Bauen, hasta que sucedió la tragedia de Cromagñón en 2004. “Fue un antes y un después en la cultura de Buenos Aires”, recuerda Lisa.

En 2005, en una casa de dos plantas en pleno Villa Crespo inauguró Casa Brandon, un local de eventos, galería de arte, conciertos, que tiene además una Biblioteca de temática LGBTI, feminista y queer que será reinagurad­a el 15 de diciembre. Ese mismo día, será el lanzamient­o de la Editorial Brandon, en coproducci­ón con los sellos La Mariposa y la Iguana, con la presentaci­ón del primer título Gordx el que lee, una compilació­n de textos leídos en el ciclo del mismo nombre, curado por Flor Monfort, Diego Trerotola, Nicolás Cuello y Laura Contrera, sobre diversidad corporal. “Se trata de activismo gordo; hicimos una lectura, vino mucha gente, fue muy emocionant­e y se repiten con mucha frecuencia”, cuenta Lisa. “Nos dimos cuenta de que existen temas que necesitan mucha visibilida­d, todavía hay temas tabú, que generan rispideces, y funcionan por eso”.

El sábado 23 será el turno de la tercera edición del año de Brandon Records, un proyecto de grabacione­s en vivo que se alojan en su web. Ese día, Paula Maffía se sumará a los ya grabados Dani Umpi y Rosario Bléfari.

Entre los eventos de celebració­n, que comenzaron en ocubre, y siguen en diciembre, se destacan: el sábado 2 el Ciclo Positivo recargado; el miércoles 6 inaugura una muestra de Florencia Gutman; el sábado 9, Srta. Bimbo y Noelia Custodio lideran un karaoke; el jueves 14, será el turno de “Muggeri & Cabezón Cámara & Sperling plan” y el viernes 22, Luciana Jury canta en vivo. Un espacio para la afirmación de la identidad, la casa propia.

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BRANDON Cultural y afectivo. El colectivo Brandon celebra 12 años de su sede en Luis María Drago 236, Villa Crespo.
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