Enigmas de la cartografía patagónica
El territorio hoy conocido como Argentina también tuvo sus territorios imaginarios, según distintos mapas. La Ciudad de los Césares, por caso, aparece ubicada entre las actuales provincias de Chubut y Santa Cruz, en un mapa francés de 1750. Se suponía que esa ciudad había sido fundada por españoles, que habían acopiado inmensas cantidades de oro y plata. Para mediados del siglo XIX la creencia en la Ciudad de los Césares había languidecido, luego de sucesivas expediciones que batieron tanto el sur chileno como el argentino.
La Patagonia reverbera de geografías fantasmales y datos borrosos. Un mapa de Diego Gutiérrez de 1562 mostraba una “Tierra de los Patagones” poblada por gigantes. El mapa de 1598 del Estrecho de Magallanes y de Tierra del Fuego, realizado por Petrus Bertius, también identificaba a esos pobladores. Brooke Hitching recuerda en su libro que todavía en 1766 el doctor Matthew Maty, secretario de la British Royal Sociey, en una carta enviada a la Academia Real de Ciencias de Francia, aseguraba: “Se ha confirmado la existencia de los gigantes”, en base al reporte de la tripulación del barco inglés Dolphin, que decía haber encontrado en la región hombres de 2,70 m de alto.
Ya sobre las aguas del Atlántico Sur, un editor, William Hacke, al parecer adulteró el manuscrito del bucanero Ambrose Cowley y le atribuyó el descubrimiento de la Isla Pepys, a la altura de la costa este patagónico. Hasta 1831 fue incluida en algunos mapas, pese a que no existía tal isla, a la que trataron de localizar experimentados marinos de los siglos XVII y XVIII .
También el océano Atlántico sembró otra creencia geográfica que se desmintió con los años: la Isla Aurora, supuestamente ubicada entre las Malvinas y las Georgias del Sur. Durante gran parte del siglo XVIII se creyó en su existencia, registrada por primera vez por la tripulación del barco español Aurora, capitaneado por José de la Llana. Recién en 1820, el marino y cazador de focas británico James Weddel comprobó que en la supuesta ubicación de la Isla Aurora no había nada. ¿Alucinaron los marinos del siglo anterior? ¿Vieron grandes bloques de hielo a la deriva a los que confundieron con una isla? ¿O alguna vez existió y la destruyó un volcán? La Patagonia y el vecino Atlántico parecen contener la mayor riqueza de estas intrigas geográficas. La desaparición del submarino ARA San Juan no hace más que reforzar el aspecto inquietante de la cartografía de la región.