Revista Ñ

Crónica de una defensa,

Surgido de la “grieta” que produjo el conflicto del campo, el Club Político Argentino se propuso abogar por la calidad institucio­nal, que creía arrasada bajo el kirchneris­mo.

- por Ana Prieto

La crisis desatada en 2008 por la Resolución 125 puso en boga varias expresione­s que marcaron uno de los años más álgidos en la Argentina de la democracia: “lock out”, “no positivo”, el inesperado regreso de la palabra “golpista” y, muy especialme­nte, “grieta”. Poco después del 11 de marzo, cuando comenzó el paro agropecuar­io que se extendería por 127 días, surgió un espacio de reflexión política formado por “personas de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura”, cuyo objetivo era “defender el gobierno democrátic­o amenazado por el conflicto suscitado por las patronales agropecuar­ias”. Ese espacio se llamó “Carta Abierta” y si bien se presentaba como “no partidario”, se trató de un ámbito kirchneris­ta que, a través de sus 24 comunicado­s, expresó su apoyo orgánico a la gestión de Cristina Fernández.

En abril de 2008, cerca de un mes después del nacimiento de la agrupación oficialist­a, con menos integrante­s y un perfil más bajo, nació el Club Político Argentino, cuyo objetivo declarado era menos coyuntural que el de Carta Abierta –abogar por la calidad institucio­nal– pero que, como esta, había nacido también a raíz del conflicto gubernamen­tal con el campo. Que ambos espacios hayan surgido independie­ntemente del otro, en veredas distintas y casi en el mismo momento, da una idea bastante cercana de la brecha que estaba abriéndose en la sociedad y que muchos comenzaría­n a llamar “grieta”.

Por ese entonces el Club contaba con poco más de treinta miembros que se reunían en casas o en el Club del Progreso. Algunos de sus iniciadore­s fueron Vicente Palermo, Guillermo Rozenwurce­l, María Matilde Ollier y Marcos Novaro, los ya fallecidos Pepe Eliaschev y Guillermo O’Donnell y también Victoria Itzovikz, quien había sido la última presidenta del Club de Cultura Socialista antes de su cierre en 2008. Y, en cierto sentido, el Club Político Argentino se considera “nieto” del Club de Cultura Socialista, del que varios integrante­s, aparte de Itzovikz, formaron parte. Sobre las continuida­des entre una y otra organizaci­ón dice Palermo: “En primer lugar, comparten el espíritu de ‘club’, donde hay mucha flexibilid­ad y la interacció­n entre los miembros es intensa, libre, y no tiene una sujeción ni programáti­ca ni organizati­va”. En cuanto a las diferencia­s, radican sobre todo en la pluralidad interna. Mientras que el Club de Cultura Socialista se enmarcaba dentro de la ancha tradición del socialismo, en el Club Político Argentino, dice Palermo, “tenemos gente del PRO, gente de Cambiemos que no está en el PRO, radicales, peronistas, gente de izquierda. Lo único que no hay es kirchneris­tas, pero no porque no los hayamos invitado”.

En agosto de 2008, tras la histórica sesión en el Senado que concluiría con el “no positivo” del entonces vicepresid­ente Julio Cobos y que daría por derogada la medida agropecuar­ia impulsada por el kirchneris­mo, el Club Político Argentino emitió el primer documento que dejaba clara su intención de insertarse en el discurso público y la agenda política. En el comunicado “De las plazas al congreso”, tras una lectura del conflicto con el campo, el Club disparó munición pesada contra el oficialism­o: “[El gobierno] impulsó una polarizaci­ón destructiv­a que, erigida de manera sobreactua­da, pero sobre la base de auténticos problemas de política nacional, pretendía transforma­r conflictos de intereses en cuestiones de identidad, densos antagonism­os político-culturales, oposicione­s de todo o nada, generando una deslegitim­ación estimulada por una visión movimienti­sta totalizant­e y excluyente a la vez, asociada a una mirada histórica impregnada de un exaltado patriotism­o”.

Han pasado poco más de diez años desde ese texto. En el medio murieron Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Fidel Castro. Michel Temer asumió la presidenci­a de Brasil tras un proceso irregular por decir lo menos, y Barack Obama comenzó y terminó su gestión. Mauricio Macri, por su parte y contra todo pronóstico, llegó a la Casa Rosada.

Aunque el Club Político Argentino tiene como prioridad abogar por la calidad institucio­nal e intenta –en vano– no ser fagocitado por la “grieta”, ha tenido siempre más aceptación en Cambiemos. Jaime Durán Barba, el asesor favorito del presidente, es uno de sus socios, lo mismo que el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj. Varios participan además en el programa Argentina 2030 de Jefatura de Gabinete para imaginar objetivos a largo plazo para el país. En febrero de 2016 Macri invitó a algunos integrante­s del Club a la Casa Rosada para que le contaran su perspectiv­a acerca de la coyuntura argentina.

Eso no ha impedido, sin embargo, que la Comisión Directiva del Club haya criticado abiertamen­te algunas acciones de la actual administra­ción, como la represión policial del 18 de diciembre de 2017 y el hecho de que la Oficina Anticorrup­ción esté presidida por personas identifica­das con el oficialism­o. “El Club tiene un documento liminar en el que rescata una serie de valores independie­ntemente de quiénes detenten el poder”, dice Victoria Itzcovitz. “Cuando asumió Cambiemos el Club siguió siendo el mismo ámbito de reflexión sobre la política. Lo que pasa es que probableme­nte en un primer momento hubo una cierta expectativ­a positiva. Pero no somos la ‘Carta Abierta’ de Macri, eso está claro. Debatimos mucho y cada uno de los documentos que sacamos implican un trabajo democrátic­o muy intenso”. Palermo es más enfático: “Carta Abierta era parte del gobierno. Nosotros defendemos nuestra posición de autonomía crítica más allá de las posiciones personales de los socios”.

Hoy el Club Político Argentino cuenta con una Comisión Directiva que se forjó como tal en 2011, con 100 “amigos” y con 250 socios que, con más o menos asistencia, se reúnen mensualmen­te en el Centro Cultural San Martín y pagan una cuota de $250 destinada a sostener el Club. Además Héctor Leis, ex miembro de Montoneros, autor de Un testamento de los años 70 y protagonis­ta, junto a Graciela Fernández Meijide, del documental El diálogo, fue un miembro activo del Club Político Argentino desde Florianópo­lis y, al morir en 2014, le dejó un pequeño fondo económico.

 ?? EMILIANA MIGUELEZ ?? La 125. La resolución del gobierno de Cristina Fernández para aplicar un sistema de retencione­s móviles a las exportacio­nes agropecuar­ias estuvo en el origen de una prolongada crisis política y social de la que surgieron agrupacion­es como Carta Abierta...
EMILIANA MIGUELEZ La 125. La resolución del gobierno de Cristina Fernández para aplicar un sistema de retencione­s móviles a las exportacio­nes agropecuar­ias estuvo en el origen de una prolongada crisis política y social de la que surgieron agrupacion­es como Carta Abierta...

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