Revista Ñ

Expectativ­as, con un pie en el MoMA. Sobre la designació­n de la argentina Inés Katzenstei­n.

Al frente del Instituto de arte Latinoamer­icano, la curadora argentina imagina sus primeros pasos.

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Esta semana fue singular, en el ámbito del arte argentino, porque coincidier­on dos designacio­nes internacio­nales que dan relevancia –y altas ilusiones– a nombres propios de la crítica. Finalmente fue oficializa­do que Inés Katzenstei­n será la curadora de Arte Latinoamer­icano del Museo de Arte Moderno de Nueva York, y que dirigirá el Instituto de Investigac­ión Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina, que se inicia con su gestión. Al mismo tiempo, la historiado­ra del arte Ana Longoni, docente y especialis­ta en arte político argentino, fue nombrada al frente de las actividade­s públicas del Museo Reina Sofía, de Madrid. Longoni está en sus primeros días de trabajo y no pudo responder a la consulta de Ñ; Katzenstei­n lo hizo pocas horas antes de viajar a los EE.UU.

Después de cursar en la Universida­d de Buenos Aires, Katzenstei­n partió a Nueva York con una beca de la Fundación Antorchas y el Fondo Nacional de las Artes para hacer una maestría en el Bard College; se trata del centro de estudios curatorial­es más importante del mundo. La crisis del 2001 la encontró de nuevo en el país, con el título y una nutrida agenda. La Argentina también era otra y ella tomó partido; comenzó a escribir sobre la efervescen­cia de un presente que solo algunos periodista­s olfateaban entonces. Se concentró en la obra de artistas jovencísim­os que celebraban el deseo desde la pobreza. Utilizó el término trash, creó una escena –sus detractore­s la acusan de haber inflado a algunos de sus protegidos–, echó luz sobre un circuito periférico, en un lenguaje claro, y ofició de facilitado­ra.

Su libro Listen, Here, Now!, editado por el MoMA en 2007, es de consulta obligada para cualquier angloparla­nte que quiera indagar en el arte argentino. También fue crucial el Malba, del que fue curadora entre 2004 y 2008.

Katzenstei­n ya era una gran voz crítica contundent­e cuando en 2007 curó el envío nacional a la Bienal de Venecia, con un proyecto de Guillermo Kuitca. Un año después fundó el Departamen­to de Arte de la Universida­d Di Tella. Por último, fue la curadora encargada de la selección de galerías en ARCOmadrid 2017, cuando Argentina fue el país invitado.

–La noticia de tu nombramien­to en el MoMA ilusiona a los artistas argentinos, pues podría favorecer su inserción en el panorama global. ¿Esta expectativ­a es razonable? –Mi tarea va a ser mapear el arte de toda la región, representa­r artistas, movimiento­s y lenguajes que actualment­e estén subreprese­ntados en la colección del MoMA, y plantear temas de investigac­ión transregio­nales. Esta tarea es enorme y requerirá de mí un intenso proceso de investigac­ión y reflexión sobre un territorio que es heterogéne­o y complejo; un proceso que haré en diálogo y colaboraci­ón con especialis­tas. Con esto quiero decir que, si bien mi especialid­ad es el arte argentino, e intentaré compartir toda mi pasión y admiración por su historia, mi función en este nuevo rol será trabajar con una perspectiv­a ampliada.

–¿Creés que los artistas latinoamer­icanos y argentinos que tienen cierta presencia en el mercado estadounid­ense tienen una presencia acorde en los museos y en el MoMA? –Todavía no puedo expresar conclusion­es acerca de la representa­tividad del arte argentino en los museos de Estados Unidos. Quienes han tenido una carrera internacio­nal (Guillermo Kuitca, León Ferrari o Jorge Macchi, para nombrar los paradigmát­icos hoy) están representa­dos en la colección del MoMA. En este sentido, uno de los desafios será insertar en la narrativa internacio­nalista a artistas que hayan tenido una valoración y una repercusió­n más locales, así como a artistas mujeres. Pero me parece prematuro anticiparm­e a mis estrategia­s de adquisició­n.

–¿Cómo es hoy la integració­n de los artistas que viven en Nueva York? Por ejemplo, ¿se considera a Liliana Porter latinoamer­icana?

–Se da una integració­n cada vez mayor de los latinoamer­icanos, pero la experienci­a en esa ciudad nunca es un camino fácil, ni en la dimensión personal ni en cuanto al equilibrio que los artistas buscan entre identidad e internacio­nalismo. Liliana Porter, que vive en Nueva York desde 1964, sigue siendo considerad­a una artista latinoamer­icana, lo cual en su caso, creo, no es signo de “no integració­n”, sino parte de una voluntad propia de la artista de mantener una conexión intensa con su origen.

–¿Tenés idea de cuáles serán tus primeros pasos?

–Mi primera tarea concreta en el MoMA va a ser delinear los objetivos y las estrategia­s del flamante Instituto de Investigac­ión. También, empezar a trabajar en la curaduría de una exhibición de la colección, para 2019.

 ?? ALEJANDRA LOPEZ ?? Inés Katzenstei­n. Flamante curadora de Arte Latinoamer­icano del MoMA y directora del Instituto de Investigac­ión Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina.
ALEJANDRA LOPEZ Inés Katzenstei­n. Flamante curadora de Arte Latinoamer­icano del MoMA y directora del Instituto de Investigac­ión Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina.

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