Sin antídoto para la memoria
La historia mezcla un horizonte de verdad con procedimientos literarios. Pero ¿esta dualidad la condena a ser un mero subproducto de la retórica? Según nuestro punto de vista, por el contrario, la historia es un antídoto contra toda condena: el conocimiento histórico permite barrer con las ficciones, los fantasmas, los eslóganes, las denegaciones de unos y de otros, y obliga siempre a hacer rodeos antes que a tomar atajos. Pero los fantasmas, las premociones, los atajos no resultan de la mala intención de altos funcionarios sin escrúpulos o de manipuladores enviciados, sino que dormitan en cada uno de nosotros y construyen nuestra memoria. La investigación histórica impide a la memoria encerrarse sobre sí misma y endurecerse, y es por ello que la nueva historiografía de la Shoá tiene algo que decir sobre el “deber de memoria” tal como se concibe hoy. (...) Indirectamente, estas críticas subrayan el carácter artificial y moralizante del “deber de memoria”. En este sentido, una transformación del recuerdo en obligación (moral), ¿es justificable? ¿Podemos pedir que alumnos de CM2 (5° grado) enciendan una vela para conmemorar a un niño al que nunca escucharon hablar? Los viajes denominados “educativos” a Auschwitz, ¿son de utilidad? ¿Qué podemos pensar de la banalización de la Shoá, que, por ejemplo, vincula el terrorismo islamita y los crímenes antisemitas con el genocidio? ¿Puede la Shoá contribuir con material para las “clases” de tolerancia y de democracia? (...) No se puede “curar” la Shoá, ni a nivel individual, ni familiar, ni colectivo; ya que la memoria no es una enfermedad, sino un derecho y un principio. En este sentido, quienes llaman a realizar un “trabajo de duelo”, a curar la memoria, al apaciguamiento, a la reconciliación, etc. no son sino la expresión de un paternalismo malsano, sobre todo, cuando estas máximas vienen de parte de cristianos que aconsejan a los judíos, “perdonar”. De “Nueva memoria para una nueva historia”, en Nuevas perspectivas sobre la Shoá (Universidad Nacional de Quilmes Editorial)