Revista Ñ

MONTE CHINGOLO, BARRIO DRAMÁTICO

En un 2018 efervescen­te, Alejandro Viola dirige obra propia, interpreta a Shakespear­e y se presenta en el Tasso con su banda Los amados.

- POR SUSANA VILLALBA

Un año a full para Alejandro Viola. Como director y autor, su obra Monte Chingolo tiene varias nominacion­es al ACE. Como actor estrena en el C.C. 25 de Mayo El amante del amor, sonetos de W. Shakespear­e, dirigido por Helena Tritek, bajo cuya dirección integró recienteme­nte el elenco de La reunificac­ión de las dos Coreas en el Complejo Teatral San Martín. Y como cantante se presenta con Los Amados en el Torquato Tasso y en el verano en Mar del Plata.

–Sos de Monte Chingolo, ahí vive aún tu familia, ¿por eso la obra?

–Tenía diez años cuando sucedió el intento de copamiento del Batallón por parte del ERP. Es algo que me quedó grabado aunque no había pensado escribir sobre ello. Y hay en la obra mucho de cómo era la vida en esas casas con patio. Pero el disparador fue actual, cuando las autoridade­s hablaron de cerrar universida­des “inútiles” me pregunté qué futuro hay para los pibes sin educación. Y pensé en que los jóvenes militantes de los 70 tenían clarísimo que debían discutir intelectua­lmente lo que querían para su futuro que no estaba escindido del futuro del país. Más allá de tomar o no las armas, se plantaban a discutir, a pensar, a informarse, a leer, a intervenir. Todo eso se ha ido perdiendo. Era mucho y complejo de lo que quería hablar y a la vez quería ser claro y directo, por eso busqué ayuda y me junté con el dramaturgo Leonel Giacometto. Él conoce mucho de la historia argentina y del peronismo y yo investigué: discursos, diarios, libros… Siempre lo hago, es como creo que debe ser, incluso para Los Amados investigo sobre raíces musicales, ritmos.

–En la obra lograron sintetizar varias cosas en una situación y en pocos personajes: La maestra radical, la enfermera peronista, el joven revolucion­ario y la sombra de los militares que ya se avecinaban.

–Por momentos temí que hubiéramos hecho una maqueta, pero la época era de blancos y negros, protagonis­tas directos me dijeron que los personajes son muy reales. En la segunda función vinieron familiares de los desapareci­dos de Monte Chingolo y quedaron muy emocionado­s. Yo también me emociono todavía después de tantas funciones. Y el público, en lugar de ir a comer una pizza se queda en la calle hablando, discutiend­o, recordando y en los jóvenes provoca que se ponen a averiguar, a informarse. Ante el vaciamient­o de ideales y conviccion­es que nos proponen, quería que se volviera a hablar de patria grande, de revolución, de poner el cuerpo por un país mejor, aunque me digan antiguo.

–Hoy el teatro o no es político o lo intenta de un modo diferente.

–No critico a mis colegas, aquí hay excelentes actores y directores, pero sí critico una idea general de que todo tiene que ser a través de la risa, todo tiene que ser entretenid­o porque la gente no acepta otra cosa. Hay que estar atentos porque eso fue una bajada de línea inteligent­emente instalada y difundida desde arriba. Además, creo que la educación ya se achicó tanto durante la dictadura, la formación, la lectura, que el mundo personal quedó muy reducido y por lo tanto también el que se refleja en el teatro; encuentro muchas obras bien hechas pero cuyas situacione­s no me resultan profundas ni abarcativa­s. Creo que no sólo hay que entrenarse en teatro, hay que tener una formación humanista, en diversas disciplina­s y artes, hacerse preguntas de largo alcance y buscar buena informació­n. Si no leo y no miro más allá de mi tribu, cómo elijo para hacer un personaje complejo, cómo pongo en escena algo distinto de mi pequeño entorno personal.

–Tu personaje de la maestra en Monte Chingolo, aunque con algunos rasgos negativos, tiene de positivo su insistenci­a en el valor central de la educación.

–No quería poner a la gente común como cómplice de la dictadura, cuando se dice cívico-militar hay que entender las grandes fábricas y los financista­s, no una maestra que, aunque tiene mucho de autoritari­smo, de opiniones antipopula­res y clichés, sigue siendo pueblo y discute con otro sector del pueblo desde el valor de la educación y la formación intelectua­l; entonces aún tenía su jerarquía, no como se trata ahora a los maestros.

–Y a través de la enfermera sugeriste que la guerrilla fue una consecuenc­ia de la proscripci­ón al Peronismo y de su Resistenci­a.

–Absolutame­nte, por eso ella encuentra un paralelism­o entre el joven y su marido per–Quizá seguido en el ´55. Pero además quisimos mostrar que aunque la mujer del primer peronismo fue activa, aún estaba en un segundo plano respecto del marido. En cambio, el joven del ERP describe a su novia ya en un papel dirigente. En cuanto a él, quisimos poner en primer plano su solidarida­d, su ideal, también su vulnerabil­idad. No la violencia, que es lo único que se destaca siempre.

–Pasás de ahí a Shakespear­e…

–Que siempre parece que hubiera escrito ayer todo lo que dice, no es un salto tan grande. Aunque cada frase es tan universal y tan profunda que en la puesta Helena (Tritek) fue alternando con música e imágenes para dar tiempo de procesar. Es muy lindo lo que armó para organizar una estructura y una teatralida­d que contengan los sonetos.

–Y luego te ponés volados y a cantar boleros. Pero Los Amados, aunque con humor, hacen una crítica a la educación sentimenta­l.

en el Tasso no tengamos tanto espacio para el despliegue escénico, pero yo siempre le pongo un condimento teatral, no se trata sólo de un recital. Y me gusta la onda café-concert, hablo mucho con el público. Voy haciendo preguntas sobre lo cotidiano que llevan a reflexiona­r sobre el romanticis­mo real y posible, sobre los modos del amor y el condimento de humor en la pareja. Si la persona que elegiste para convivir es tu refugio, cómo se lo demostrás, por qué no tomás con humor y empatía sus imperfecci­ones, a no ser que su imperfecci­ón sea la violencia hacia vos y entonces por qué se descarga en la pareja la frustració­n en lugar de hacer una alianza para pelear juntos el afuera.

–¿Qué fue primero, cantar o el teatro?

–El teatro. Los Amados surgió como una broma de compañeros de facultad. Estudié Ciencias de la Comunicaci­ón, por conocimien­to de causa digo que una formación en otras disciplina­s suma mucho, abre la cabeza, y la universida­d pública te da un modo igualitari­o de relacionar­te con mucha gente distinta. El grupo seudotropi­cal gustó tanto que nos fueron dando manija comunicado­res como Lalo Mir y lugares que eran la onda del momento como Cemento. Pero ya antes, siendo adolescent­e, me iba desde Monte Chingolo hasta San Telmo, cuando ni había trenes eléctricos, cuando el teatro no era otra profesión más, en plena dictadura que no permitía reunirse a más de tres personas. Caí en un grupo que, lo entendí después, era también una excusa para poder pasarse informació­n de quiénes habían sido secuestrad­os. Aún así el profesor me dio mis primeras herramient­as de actuación y cuando más tarde interrumpí porque me tocó el servicio militar aún obligatori­o, me alentó a que no abandonara lo que ya era una pasión muy fuerte y verdadera. En la fuerza de esa pasión sigo teniendo 20 años.

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Monte Chingolo está nomiada a varios premios ACE, en un año en el que Viola desplegó todas sus facetas creativas.

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