Memorias de una apasionada profesión
María Vázquez, la madre de mi madre, llegó a la Argentina desde Arcos de la Frontera, España, huyendo con su familia del hambre y de “la Guerra del 14”. Murió cuando yo tenía dos años, pero conservo de ella el par de zapatitos blancos con el que -dicen- me enseñó a caminar y la emoción de un símbolo que marcó sin retorno mi vida: mi abuela apenas conocía las letras y fue mamá quien le enseñó a escribir su nombre para que pudiera firmar sus boletines. Cuento por primera vez esta historia que me pertenece solo en parte porque en ella late una profesión de fe imprescindible en tiempos aciagos: la Argentina que nos rebela por la crueldad de sus recaídas cíclicas es también el sitio donde, en una generación, el hijo de un inmigrante tano llega a presidente, la hija de María fue maestra, sus nietos, universitarios y una ha podido incluso dedicar su vida a los libros, que ella vivió como bosques ajenos de sentido indescifrable. Miente el tango cuando dice que 20 años no son nada. En la construcción de quiénes somos cada minuto importa. A lo largo de 15 octubres y sus estaciones intermedias, sábado a sábado, la revista que estás leyendo ha sido un laboratorio creativo y de trabajo; la puesta en común de ideas, escritura, debates, pasiones y gustos de una redacción enamorada de su oficio y abierta a las obras, miradas, opiniones y aportes críticos de los intelectuales y artistas más diversos. Ñ hizo de la pluralidad su atmósfera y creció en la convicción de que un medio que se propone como punto de encuentro y análisis sobre la cultura y la realidad de su época será siempre, esencialmente, su gente: los protagonistas de ese tiempo, las personas a uno y otro lado del papel o la pantalla. Esta edición se inspira en una de las ideas-fuerzas más poderosas de estos años: la igualdad de género. No tiene contratapa sino dos portadas y se puede empezar a leer por cualquiera de ellas hasta la página central. Reúne entrevistas publicadas a lo largo de tres lustros con 30 personajes, 15 mujeres y 15 varones. Este recorte, arbitrario como todos, obedece al deseo de revivir ciertos diálogos que atesoramos y leer las columnas en las que algunos periodistas que forjaron Ñ cuentan ese momento o qué pasó después. El azar ha querido que este aniversario, esta larga conversación polifónica que festejamos con alegría y orgullo, coincida con media vida mía dedicada al periodismo cultural. En este territorio desplegué mi noción de la felicidad. El futuro tiene sabor a aventura.