Relevancia de lo mínimo
En la obra de Carlo Ginzburg es fundamental el concepto de “microhistoria”, que pone en diálogo la historia y la antropología. A comienzos de los ochenta este investigador señaló la necesidad de prestar atención a lo microsocial; es decir, a las ideas, actitudes y modelos de cultura mediante el examen intensivo de una persona, un documento o una localidad. Ya que el conocimiento histórico es indirecto, el indicio se puede convertir en instrumento certero de individualización que ayuda a descrifrar lo conjetural. A la vez, si el historiador construye relato, también construye presente. Sucede que su oficio es, justamente, rescatar las huellas del pasado con la distancia justa entre emoción e indiferencia, asumiendo una actitud abierta ante la multiplicidad de los puntos de vista que se presentan. No obstante, el componente clasista no escapa de la obra de Ginzburg y se transforma en elemento de tensión entre aquellos discursos hegemíonicos y otros que fueron silenciados a lo largo del tiempo. En ese sentido, su libro El queso y los gusanos, de 1976, contiene la propuesta de un nuevo modelo de historia crítica para el examen de las culturas subalernas. Esta obra postula una versión de la historia cultural caracterizada por su singularidad, originalidad y su posible aplicación y análisis universal. En el libro, Ginzburg aborda la vida del molinero italiano Menoccio, que vivió dos procesos inquisitorios: el de 1584 y el de 1597. Menoccio cuestionó los saberes eclesiásticos de la época y Ginzburg se ocupa de rastear cómo un trabajador de clase baja tuvo acceso a ciertos conocimientos que le permitieron enfrentar a jueces y curas. El método indicial no pretende dar respuestas totales a los vacíos que deja la historia pero sí valerse de documentación que incluye la pintura, la literatura y diversas manifestaciones epocales que otras corrientes historiagráficas desdeñaron. Así, lo mínimo se puede transformar en fuente valiosa. Y en evidencia de que las clases populares nacen y se recrean a partir del mundo de la experiencia. Para Ginzburg, el método indiciario es de suma importancia para el acceso a estas culturas subalternas y el desciframiento de sus códigos.