Los desafíos de las ciudades inclusivas
La experta traza un panorama preocupante de las urbes ante la intolerancia contra los grupos LGBT.
Teresa Caldeira es catedrática de Antropología Urbana en Berkeley e investiga las metrópolis. Nació en en San Pablo, donde trabaja y enseña Planificación Urbana en la Universidad de California en Berkeley.
–¿Cómo están cambiando los ciudadanos de las metrópolis?
–Los cambios son enormes: en los modos de convivir y en la estructura familiar, porque la familia nuclear tradicional ya no es la dominante ni la mayoritaria.
–¿Cuál es el más trascendente y global?
–Vemos un gran crecimiento de los grupos LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Millones de jóvenes de las ciudades dudan de su identidad sexual.
–¿Habla usted de Brasil?
–No sólo en Brasil, también en California. Y se ve en todas las grandes metrópolis del planeta. Especialmente en las periferias, donde vive el 80% de la población.
–¿Modern family?
–Empezando porque en nuestras encuestas, la gente tiene dudas sobre cómo definirse en su género. Aumentan como nunca quienes se declaran bisexuales, especialmente entre quienes antes hubieran dicho ser mujeres, pero también quienes se consideran asexuales.
–¿Cada vez menos hombre o mujer?
–Las dos categorías tradicionales de género ya no son suficientes para contener toda la diversidad emergente de identidades que observamos en nuestro trabajo de campo. Los humanos nos estamos redefiniendo. Es una tendencia irreversible. Cuando nací, el grueso de los entrevistados se declaraban hombre o mujer sin más, y sólo una minoría marginal dudaba o era considerado dudoso. Hoy la gran mayoría duda de su identidad de género.
–Supongo que se ensancha la diversidad.
–La humanidad explora sus límites, pero esa exploración tiene también una parte desestabilizadora que provoca reacciones indeseables.
–¿Como cuáles?
–Fíjese en el candidato ultraderechista a la presidencia del Brasil, Jair Bolsonaro. Uno de los atractivos de su discurso para sus seguidores más reaccionarios es su rechazo de la homosexualidad y del colectivo LGBT. Ha llegado a pedir la castración química de los gays.
–También tendrá una gran oposición.
–Consigue un 28% de apoyo en las encuestas, pero también un enorme rechazo, por ejemplo entre las mujeres, ya que se ha posicionado contra su empoderamiento. Espero que ese rechazo movilizado, por ejemplo de las mujeres, baste para derrotarlo en la segunda vuelta.
–¿La Iglesia católica ya no es influyente?
–Retrocede ante el avance de los evangélicos. Los evangélicos enfatizan la salvación individual frente al comunitarismo católico, que en Brasil difundió la teología de la liberación. Y apoyan a sus fieles con ayuda material: ropa, comida, dinero...
–Eso era el corazón del catolicismo.
–También observo cómo la Iglesia ha ido simplificando sus ritos mientras los evangélicos cada vez los sofisticaban más.
–No hay nada más moderno que la tradición.
–Investigamos cómo un porcentaje creciente de mujeres se desinteresa en formar parejas estables y en el matrimonio. El 60% de esas mujeres de la periferia de San Pablo, que son 20 millones de habitantes, son madres solas que no quieren tener pareja, porque no les compensa.
–¿Y pueden permitírselo?
–Cada vez más, porque casi todas trabajan y la brecha salarial con los varones se estrecha. Además, tienen más estudios y están más preparadas que los hombres.