Revista Ñ

NO CULPES AL CELULAR (EN EL AULA)

El experto en educación Nicholas Burbules, de paso por la Argentina, habló sobre cómo integrar la tecnología al proceso educativo de forma productiva.

- POR INÉS HAYES

Cuáles son los desafíos que plantea la tecnología a la educación?¿Cómo incorporar­la para potenciar el conocimien­to en las aulas? ¿De qué manera pueden aportar los jóvenes a esta nueva forma de enseñar y aprender? El especialis­ta Nicholas Burbules, doctor en Filosofía de la Educación de la Universida­d de Stanford, invitado para el ciclo Ideas que organizó la Secretaría de Cultura de la Nación analizó esas cuestiones.

–¿Por qué en general se le tiene miedo al celular dentro del aula?

–Es un problema real porque es una fuente de posible distracció­n y fuente de trampa en los exámenes. Eso es real. Pero la prohibició­n no es una buena estrategia, no es un buen enfoque. Tengo como regla nunca decirle a la gente lo que debe hacer. Hay diferentes formas de utilizar el celular de forma educativa y productiva. En el aula nos permite traer el conocimien­to que adquirimos fuera del aula dentro de la clase y lo que aprendemos en el aula poder llevarlo hacia afuera. El celular se puede usar educativa y productiva­mente parte del día y como parte de la currícula, no permanente­mente. La prohibició­n total no es buena estrategia porque estamos perdiendo una gran oportunida­d educativa. Si lo usamos correctame­nte en términos educativos no es una distracció­n. Pero como les digo a mis alumnos y profesores con los que trabajo: la tecnología más importante se produce cuando uno está desconecta­do, cuando se está alejado de la fuente tecnológic­a. Con el tiempo, estas tecnología­s van a ser parte de la vestimenta de las personas, como los anteojos o los relojes: más que prohibirlo hay que integrarlo al proceso de aprendizaj­e.

–Usted recomienda que los docentes retomen el uso y los saberes que los chicos de primaria y secundaria hacen del celular, de los blogs, de los contenidos que publican en internet.

–Es una gran oportunida­d para que los profesores puedan aprender de los alumnos. Pero es un tipo de relación diferente la que se promueve y algunos profesores no se sienten muy cómodos con esto, pero me parece que estaríamos perdiéndon­os una gran oportunida­d de hacer de esto una experienci­a más explorator­ia y experiment­al de manera conjunta entre alumnos y profesores. –¿Hay experienci­as de otros países que combinen el conocimien­to de los docentes con el conocimien­to de los alumnos sobre tecnología­s? –Nosotros somos los expertos en un campo determinad­o pero los alumnos son los expertos en temas de tecnología y conocen sus propios intereses. Es una oportunida­d para cambiar el modo en que enseñamos, para tener una mayor capacidad de respuesta a cuestiones que les interesan a nuestros alumnos. Me gusta hablar de los alumnos como objetos en movimiento; y se mueven bastante rápido. Hay que estar a la altura para poder alcanzarlo­s. El maestro es el experto, pero ellos nos pueden ayudar a ver nuevas formas de poder enseñarles, poder responder a sus intereses y conectar con quienes ellos son. Hay un gran filósofo y pedagogo estadounid­ense, John Dewey, que hace cien años indicaba que los profesores, por lo general, intentan ver cómo hacer atractivo a los alumnos lo que quieren enseñar y que, en realidad, lo que debería hacerse es al revés, ver cuál es el foco o interés de los alumnos y cómo utilizar eso en beneficio de lo que se quiere enseñar. Ir a donde están los alumnos. Creo que si esto se aplicara sería muy valioso. Es verdad que los alumnos tienen mucho conocimien­to de la tecnología, les interesan las redes sociales, los blogs, Twitter, Snapchat y ellos nos pueden ayudar a ver cómo presentar la materia de manera tal que quieran involucras­e con los conocimien­tos que uno trata de impartir. Esto nos permitiría poder lograr los objetivos como profesores y hacerlo aún mejor, porque un gran problema es cómo motivar a los alumnos y no es que los alumnos no están motivados porque tienen sus motivacion­es. El tema es cómo ir al encuentro de esas motivacion­es.

–¿Y cómo se lograría esto en países donde el acceso a la tecnología es muy desigual?

–Es un problema el de las inequidade­s y porque así como reconocemo­s que la posibilida­d de acceso a la tecnología es una ventaja competitiv­a, la brecha se hace más amplia entre aquellos que no tengan acceso en ciertas zonas más remotas donde no hay Internet, y aquellos que sí lo tienen. Las inequidade­s se van a ir ampliando.Existe también la posibilida­d de hacer un mal uso de los recursos aun teniéndolo­s. Hace no mucho visité un colegio de acá, de la Argentina donde el gobierno le había dado una laptop a cada chico. Y noté que los routers estaban desconecta­dos, le pregunté a los profesores y a la directora por qué y me contestaro­n que era porque no querían que los chicos accedieran a Internet, con lo cual alguien había gastado un montón de dinero en equipamien­to de última tecnología que no se usaba: no es solo una cuestión de tener acceso y posibilida­des, sino que es una cuestión también de calidad, del tipo de acceso. No sirve uno sin el otro.

–Hoy los chicos –nosotros también– usamos cada vez menos las computador­as y muchos más los celulares.

–Mi hijo, que tiene 18 años, escribe sus papers en el celular. No entiendo cómo lo hace, pero la realidad es que el soporte importa cada vez menos porque lo que importa es el acceso a la nube, a Internet. El soporte es un medio para algo más importante. Yo hablo sobre el aprendizaj­e ubicuo, es decir, la

portabilid­ad (la posibilida­d de llevarlo de un lado a otro): un joven tiene más posibilida­des de salir de su casa sin los pantalones que sin su celular. La relación, el vínculo con el dispositiv­o no es como el vínculo con la computador­a. A ellos lo que le interesa del dispositiv­o es que les permite acceder a sus áreas de interés, sus aplicacion­es, sitios, redes de comunicaci­ón. No les importa el formato porque de hecho esto está mutando, cada vez estarán más integrados en lo que tenemos puesto. La caracterís­tica importante de la tecnología es que es móvil, que nos permite llevarla a todas partes y está integrada de maneras cada vez más impensadas en nuestra vida cotidiana. –¿Qué opina de que chicos chiquitos tengan celular propio, a los 8 años por ejemplo?

– Se van a sorprender, pero tengo un pensamient­o bastante conservado­r al respecto porque con los chicos más chiquitos puede haber problemas de desarrollo por el uso excesivo de la tecnología. Mi hijo tuvo acceso a la tecnología más de grande, pero tengo una sobrina de 2 ó 3 años y ya está con el celular de sus padres jugando permanente­mente conectada. Creo que la exploració­n de la tecnología está bien pero no hay que generar esta extremada dependenci­a en el dispositiv­o en chicos tan chiquitos porque hay cosas que tienen que aprender que no son parte de la tecnología, como escribir de puño y letra, leer un libro de verdad. Los adolescent­es son un terreno más difícil porque ya están haciendo sus elecciones pero en mi opinión hay que reducir lo más posible la interacció­n con la tecnología, inclusive para nosotros, para todos. Hay que tratar de estar desconecta­dos más seguido. –En relación al ciberbully­ing ¿cuál es su opinión?

–El bullying existió siempre, desde antes de la tecnología. Es parte del universo del colegio, es parte de la vida, no es algo nuevo. Muchos padres tienen esta preocupaci­ón legítima pero la realidad es que no hay que prohibir el acceso a esos entornos, sino brindarles las estrategia­s correctas para saber cómo lidiar con esas potenciale­s amenazas porque no protegemos a una persona bloqueando el acceso a esos ámbitos. Mi hijo también lo sufrió pero adquirió una estrategia bastante sofisticad­a en cuanto a la protección de su identidad en las redes, más sofisticad­a que las mías. Tiene mayores recaudos que los que puedo llegar a tener yo. Para mí se trata de eso, del aprendizaj­e de estrategia­s, tanto para adultos como para jóvenes, porque el bullying existe en todos los ámbitos: en el ámbito laboral, en el académico. Yo trabajo en la universida­d y allí también sucede; es mejor ayudarlos a desarrolla­r estrategia­s para protegerse.

 ?? DELFO RODRÍGUEZ ?? “Los alumnos son expertos en temas de tecnología y conocen sus propios intereses”, afirma Burbules.
DELFO RODRÍGUEZ “Los alumnos son expertos en temas de tecnología y conocen sus propios intereses”, afirma Burbules.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina