Revista Ñ

Mujeres y negras: “¡Fuera de la academia!”

ENTREVISTA CON CONCEIÇÃO EVARISTO Candidata a ocupar un lugar en la Academia Brasileña de Letras.

- S.D.

Este año el nombre de Conceição Evaristo resonó muy fuerte: hubo dos campañas espontánea­s de movimiento­s negros y feministas que reunieron 40.000 firmas en las redes para que fuera ella quien ocupara una vacante en la Academia Brasileña de Letras tras la muerte del cineasta Nelson Pereira dos Santos. En esa institució­n, que tiene por objetivo conservar la literatura brasileña, de 40 miembros, 5 son mujeres y 1 hombre es negro. Su postulació­n recibió solo 1 voto.

Esta escritora negra brasileña ganó, a sus 68 años, el máximo galardón de la literatura de ese país, el Premio Jabuti 2015, por su libro de cuentos Olhos D´Água. Cada uno retrata la condición humana más vulnerable de la sociedad brasileña como la violencia urbana, pobreza y favelas. “Cuando creo una ficción, lo hago desde una realidad que conozco”, dice. Nació y creció en una favela de Belo Horizonte y trabajó como empleada doméstica hasta que se mudó a Río de Janeiro en los 70 donde se hizo eco de la moda black power y obtuvo el doctorado en Literatura Comparada a los 60 años. Escribió seis libros y entre ellos, la novela Becos da memoria, que muestra los sentimient­os de quienes enfrentan cotidianam­ente el prejuicio, el hambre y la miseria. La obra esperó 20 años hasta ser publicada. Ahora, Conceicão trabaja en el altillo de su casa, frente al mar de Maricá, Río de Janeiro, en su próximo libro Cancão para ninar menino grande. Es una historia de amor entre un hombre y una mujer y, a pesar del machismo de él, muestra la fragilidad y debilidad de todo ser humano frente al amor. Lleva aros grandes y coloridos como su ropa. Su cabello crespo y canoso y el lunar entre sus ojos le da un marco a su rostro.

–¿Por qué no hay presencias negras en la Academia Brasileña de Letras?

–La sociedad brasileña, así como sus institucio­nes de poder y saber, es racista. En este sentido, esta Academia, como institució­n brasileña, no es diferente. Difícilmen­te se vean negros en cargos ejecutivos. En los espacios académicos, ¿quiénes son los rectores? En el Poder Judicial, por ejemplo, Joaquim Barbosa (negro) fue una excepción como ministro del Supremo Tribunal Federal. Mi candidatur­a para la Academia Brasileña de Letras puede haber representa­do una suerte de herida a esa representa­tividad negada a los negros, así como a los indios o a las mujeres. Y pensar que fue fundada en 1897 por Machado de Assis, nieto de esclavos y escritor negro y la primera mujer, Rachel de Queiroz, entró en 1977. –¿En quiénes se inspiró para retratar a las mujeres del libro de cuentos Olhos D´Água?

–Mis textos críticos, novelas e investigac­iones están marcadas por mi subjetivid­ad de mujer negra y brasileña; eso implica colocarse en lugares sociales subalterno­s. En el cuento “María”, la protagonis­ta es una empleada doméstica, inspirada en las mujeres que me antecedier­on y las que me rodean: vecinas, sobrinas y tías. Esa historia y la de “Ana Davenga”, una mujer que se mudó a una favela por un gran amor, las construí a partir de un diálogo de dos mujeres empleadas en casas de familias que escuché viajando en un ómnibus. Mi proyecto literario es contar sus angustias y dramas existencia­les. –¿Cómo aparecen los personajes negros en la literatura brasileña?

–En las obras clásicas somos estereotip­ados. Por ejemplo, en Gabriela Cravo e Canela, Jorge Amado describe a la mujer negra por su cuerpo y sexualidad. En São Bernardo, escrita por Graciliano Ramos en los años 30, existe un personaje que por su descripció­n parece un esclavo, tiene un comportami­ento de un “negro fiel”. Se llama Casimiro y es un “perro guardián”, “manso”, que se transforma en un animal si atacan al pequeño niño, frágil, hijo de Paulo Honório a quien responde y obedece.

–¿Cuándo tuvo estas observacio­nes críticas en los clásicos de la literatura brasileña? –Al principio, no me daba cuenta porque mi formación literaria viene de autores blancos, de espacios sociales privilegia­dos. En los años 70, que fue un momento histórico en que surgieron líderes negras como Lélia González; el movimiento negro americano y las luchas de independen­cia de colonias portuguesa­s comienzo a leer las obras más críticamen­te, influencia­da por esos movimiento­s. En los años 80 ya hacíamos activismo negro y le poníamos nombres africanos a nuestros hijos. Mi hija tiene 37 años y se llama Ainhá que en lengua nagô de Nigeria significa “fuego”.

–¿Con qué corriente literaria se identifica en nuestro continente?

–Me identifico con el movimiento negro de Estados Unidos. Por la activista e integrante del grupo Panteras Negras, Angela Davis. Y en literatura, por Alice Walker, autora de El color púrpura y Nadine Gordimer, la sudafrican­a ganadora del Premio Nobel de Literatura, comprometi­da contra el apartheid.

–¿Va a volver a presentar su candidatur­a a la Academia?

–Por ahora, mantengo silencio. Rescato el silencio como en la capoeira: cuando el cuerpo se tira para atrás, no está saliendo de la lucha, sino preparando su contra-golpe.

 ??  ?? Evaristo ganó, a los 68 años, el mayor galardón literario de su país.
Evaristo ganó, a los 68 años, el mayor galardón literario de su país.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina