Revista Ñ

Goya, Picasso y Dalí

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En Ñ 787 “Tres genios fascinados por la pasión de los toros”, Goya, Picasso y Dalí, en donde cada uno se expresa visualment­e distinto, pero se unen en la pasión que tenían por la tauromaquí­a. Estas obras se siguen sedimentan­do en el tiempo, y van destilando una mirada en el receptor que lo detiene y lo invita a gozar y reflexiona­r. En el caso de Picasso, en el óleo sobre madera “Picador”, su primer cuadro conocido, que pintó a los 8 años, lo conservó toda su vida. En esa obra está su infancia, infancia con olor a puro. Nace su pasión cuando su padre lo llevaba a los 5 años y lo sentaba en sus rodillas para pagar solo una entrada. Ese ritual de asistir a la corrida de toros se mantiene en el tiempo y se reflejará en unas cuantas obras. En Picasso, pintor, Dominguín, torero, dice este último: “Sin duda he sido el único torero que, toreando en Francia, se ha negado a brindar un toro a Picasso... Si yo toreara para él y él pintara para mí, perderíamo­s la intimidad, nos dejaría arrastrar al plano profesiona­l. Si el torero, vestido con el traje de luces ha logrado inspirar a un Goya o a un Picasso, puede decirse satisfecho que ha cumplido una misión importante”. A su vez, Dalí, se inspira en Picasso, y lo copia a su manera, y genera otra mirada sobre toros y toreros. Ver esta exposición invita a verla nuevamente para experiment­ar el goce y lo visual reflexivo que exhiben estos tres genios, que se conectan por sus obras en esa pasión por los toros. Dice Dominguín: “Picasso me ha revelado esa prodigiosa virtud que Oscar Wilde atribuía a la creación artística: la naturaleza imita al arte”.

ANTONIO J. SFORZIN

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