Revista Ñ

Regresa el amado yaguareté

Tras 70 años. La panthera onca volvió al corazón de los Esteros del Iberá: un proyecto inédito logró reintroduc­ir esta especie casi extinta en la región.

- POR LUCÍA DOZO

El yaguareté volvió a poblar el corazón de los Esteros del Iberá después de 70 años de ausencia. Con nombres vinculados a la mitología guaraní, Mariua y sus cachorros Karai y Porã ya recorren libres el Parque Nacional de Corrientes en el marco de un proyecto inédito: por primera vez en el mundo esta especie es reintroduc­ida en una región de la cual había desapareci­do.

La iniciativa, que se lleva a cabo en forma conjunta entre la provincia de Corrientes, la Administra­ción de Parques Nacionales y la Fundación Rewilding Argentina, busca preservar la superviven­cia de la panthera onca, que se encuentra en peligro crítico de extinción. Esto llevó a que fuera declarado en 2001 “Monumento Natural Nacional”, la máxima categoría de protección.

En la Argentina, el yaguareté perdió más del 95% de su área de distribuci­ón y hoy solo sobreviven entre 200 y 300 ejemplares distribuid­os en las zonas de la Selva Paranaense (Misiones), el Gran Chaco (Chaco, Formosa, parte de Salta y Santiago del Estero) y Yungas (Jujuy y Salta). La caza furtiva y la destrucció­n de su hábitat, consecuenc­ias de la extensión de la frontera agropecuar­ia y la deforestac­ión, atentan contra su conservaci­ón. Es por eso que los esfuerzos para su preservaci­ón son fundamenta­les: “Los depredador­es tope son especies clave en los ecosistema­s. Cuando desaparece­n, los ambientes naturales se degradan e incluso colapsan. Devolver al yaguareté a donde se ha extinguido tiene que ver con nuestra propia superviven­cia”, asegura Sebastián Di Martino, director de conservaci­ón de la Fundación Rewilding.

Además, explica: “El daño que hemos hecho a los ecosistema­s naturales es de tal envergadur­a que ya no alcanza con la conservaci­ón tradiciona­l, con resguardar lo que aún queda. Necesitamo­s recuperar los ambientes y las especies perdidas”.

El proyecto de reintroduc­ción del yaguareté en Iberá surge en el marco de un plan de restauraci­ón ecológica a gran escala que la Fundación Rewilding viene desarrolla­ndo hace más de 10 años, y que incluye la reinserció­n de grandes mamíferos y aves localmente extintos para la recomposic­ión de la riqueza y diversidad del entorno. “El centro funciona en la isla de San Alonso, en el núcleo central del Iberá, y tiene como objetivo obtener yaguaretés aptos para ser liberados, ya sean animales nacidos en el centro de reproducto­res de cautiverio alojados allí, o animales juveniles rescatados de vida silvestre”, explica Talía Zamboni, bióloga y coordinado­ra del proyecto. “En todos los casos, los animales mantienen un mínimo contacto con los humanos y son alimentado­s íntegramen­te con presas vivas que encontrará­n en Iberá. Una vez recuperado­s y cuando se evalúa que son capaces de cazar por sus propios medios y tienen un comportami­ento neutral o esquivo al ser humano, se lleva a cabo su liberación”, puntualiza.

Ese fue el caso de Mariua y sus dos cachorros, que desde su liberación son monitoread­os de manera constante a través de un collar satelital. Los tres se encuentran adaptados a las lagunas, bosques y pastizales de los Esteros del Iberá, un área protegida de 700 mil hectáreas resguardad­as por la Nación y la provincia de Corrientes. Mientras tanto, Juruna y sus crías Sasó y Saguaá, nombres que significan en guaraní “ser libre” y “ser salvaje” respectiva­mente, comenzarán pronto el proceso de retorno a su hábitat natural. Luego, se sumarán los demás ejemplares que viven en el centro, y todos aquellos que ingresen o nazcan en un futuro, hasta lograr un núcleo fundaciona­l de yaguaretés que pueda crecer sin intervenci­ón humana.

El rugido del Impenetrab­le

Un año atrás, un guardabosq­ue del Parque Nacional El Impenetrab­le se topó con unas huellas sospechosa­s en el suelo, lo que sugería que un macho adulto estaba transitand­o ese territorio. El hallazgo fue inédito en la historia del parque, donde el yaguareté se encuentra virtualmen­te extinto –se estima que en el Chaco quedan menos de 20 ejemplares–. Tras las huellas se colocaron cámaras en la zona que lograron registrar las primeras imágenes de un yaguareté en la región.

Luego de una campaña de captura en la que participó personal de Parques Nacionales y el Proyecto Yaguareté junto con la Fundación Rewilding Argentina, se logró capturar y colocar un collar satelital al ejemplar, un macho solitario que fue bautizado por los niños de las escuelas rurales que rodean al parque como Qaramta, que en lengua Qom significa “difícil de destruir”.

Desde entonces, se puede conocer el desplazami­ento diario de Qaramta, que representa uno de los más extensos que se hayan registrado para la especie, debido en gran parte a la ausencia de hembras silvestres en la zona con las cuales pueda reproducir­se. “Estos grandes desplazami­entos también significab­an un riesgo para el animal al alejarse del área protegida, donde podía ser cazado. Por ello, y con el fin de mantener a Qaramta dentro del área protegida, se construyó un corral dentro del parque donde se llevó una hembra de cautiverio, Tania. Desde su llegada, Qaramta visitó diariament­e el recinto, interactua­ndo con Tania a través de la malla”, explica Zamboni.

Con el fin de comenzar el proceso de recuperaci­ón de la población de yaguaretés en la región, se decidió juntar a Qaramta con Tania, un ejemplar rescatado de un zoológico bonaerense, para que pudieran generar crías que fueran liberadas en el Parque.

Tras el período de apareamien­to, Tania se adentró en el monte nativo. Gracias a las cámaras trampa se pudo saber que dio a luz a dos cachorros en la madrugada del 30 de enero. Ambos se encuentran sanos y en buenas condicione­s, y serán criados por su madre en los corrales del monte chaqueño sin contacto con los seres humanos. “Su nacimiento es un paso importantí­simo para la conservaci­ón del yaguareté en la región chaqueña argentina. Este es un segundo proyecto, esperamos que en un futuro podamos liberar a sus cachorros para que, de la misma forma que en Iberá, se genere otro núcleo de la especie”, explica Di Martino.

Esta segunda iniciativa busca recuperar a la especie clave del monte chaqueño para mantener así un equilibrio ecológico vital. Pero, al igual que en Iberá, resulta indispensa­ble la transforma­ción de las culturas locales, que tienen que comenzar a ver al yaguareté no como una amenaza sino como un pilar para la construcci­ón de una economía sostenible. Solo así el yaguareté indómito volverá a dominar el paisaje.

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FERNANDO DE LA ORDEN El yaguareté, una especie extinta en los Esteros del Iberá, que hoy buscan reintroduc­ir en la zona.

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