Revista Ñ

TRAS LOS SIGNOS DE UN BOSQUE JAPONÉS

Animismo. Con eje en la naturaleza, el sintoísmo es la segunda religión nipona y enlaza la obra del autor de mangas y director Hayao Miyazaki.

- POR LUCÍA DOZO

La centralida­d de simbología del bosque pueden rastrearse en el sintoísmo o shintĪ, que constituye, actualment­e, la segunda religión con mayor número de fieles en Japón, solo superada por el budismo. El shintĪ es una creencia animista que atribuye a todos los seres, objetos y fenómenos de la naturaleza un alma o principio vital. El sintoísmo afirma la existencia de seres espiritual­es llamados kami, deidades del cielo y de la tierra que aparecen en textos clásicos japoneses, y que pueden encontrars­e también en la naturaleza.

Pero la preservaci­ón de los espacios naturales cuenta en la cultura japonesa con una dimensión más profunda porque el término kami refiere también a la esencia divina que une todas las cosas. El cohabitar armoniosam­ente con la naturaleza es parte de un tejido más complejo porque el shintĪ reconoce a los objetos como yorishiro, un lugar donde el dios puede residir. De esta manera, para los sintoístas, el escenario natural es parte de una red divina que requiere veneración.

El sintoísmo se mantiene hoy como un “camino” o una “manera de hacer las cosas” porque, en contraste con el budismo o el cristianis­mo, no tiene fundador histórico. Por esto, se considera como la expresión natural de los sentimient­os espiritual­es del pueblo japonés que creció y evolucionó con el desarrollo de la historia y de su sociedad.

Un parque y el cine

Ese universo espiritual funciona como estructura de la producción general del mayor director de cine de animación japonés, Hayao Miyazaki, que además es ilustrador, mangaka y productor de anime japonés. Con una carrera de más de cincuenta años, Miyazaki es una figura internacio­nal y suele ser comparado con Walt Disney, Steven Spielberg u Orson Welles. Con su película El viaje de Chihiro, superó el éxito de Titanic en Japón y además fue el primer filme de anime en ganar un Premio Óscar.

En la narrativa de Miyazaki, las historias empujan a la mayoría de sus personajes a las profundida­des del bosque, que en la mitología japonesa está vinculado con los orígenes. Por eso, para la construcci­ón de su propio parque temático, el emblemátic­o Studio Ghibli –el estudio japonés responsabl­e de sus filmes que él mismo fundó junto a Isao Takahata– tomó la determinac­ión de incorporar las nuevas construcci­ones al entorno natural del Parque Conmemorat­ivo de la Expo realizada en Aichi en 2005, un espacio público en las afueras de la ciudad de Nagoya, a 350 kilómetros de Tokio.

Como punto de partida, este espacio de paseo y de introspecc­ión cuenta con 200 hectáreas sobre las que se irán construyen­do, de manera amigable con el entorno, edificios inspirados en los largometra­jes animados del estudio. El proyecto, que se anuncia para el otoño de 2022, se construirá respetando el escenario natural preexisten­te, en sintonía con ese rasgo clave en la filmografí­a del director y parte de su filosofía personal. Desde el estudio aseguran que no se va a talar ni un solo árbol para la realizació­n del parque, que se integrará a una gran zona boscosa. Esta mutua convivenci­a con el entorno natural aparece en los títulos más famosos del director japonés, desde El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke, Nausicaa del Valle del Viento, hasta El castillo en el cielo y Ponyo y el acantilado.

Es que el bosque y el escenario natural tienen una raíz profunda dentro de la cultura japonesa y así lo expresa Miyazaki en su autobiogra­fía: “Hay un sentimient­o religioso que se mantiene hasta hoy en día en los japoneses. Es una creencia de que existe un lugar muy puro en lo recóndito de nuestro país donde no se les está permitida la entrada a personas. En ese lugar, el agua fluye y nutre a los bosques más profundos. No remite a ningún libro religioso. Este sentimient­o no es reconocido como una religión al mismo nivel que las demás en el mundo, pero para los japoneses es definitiva­mente un sentimient­o religioso”.

Mitología y folclore

Las películas de Miyazaki exploran la tradición japonesa, su mitología y folclore, a lo que enlazan la historia y el pasado. También, la influencia occidental y el equilibrio frágil entre tradición y progreso. Esta mirada nostálgica atraviesa toda su filmografí­a: “Eso es lo que hace al pasado tan conmovedor: el hecho de que no se puede volver a él, el hecho de que nunca podrá ser recuperado –dice Miyazaki–. Descubrí que mis trabajos eran el producto de la perspectiv­a histórica nipona y del sentimient­o de la naturaleza en mucha mayor medida de lo que en principio yo había pensado.

La importanci­a de la simbología del bosque es avalada por el antropólog­o japonés Kazuhiko Komatsu, quien asegura: “El bosque ha sido casi conquistad­o. Los dioses japoneses han muerto. Pero esto no quiere decir que las reflexione­s y la historia del bosque se hayan perdido y olvidado. La gente sigue teniendo esa sensibilid­ad en su mente”.

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Miyazaki y la simbología del bosque
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STUDIO GHIBLI Ghibli Park se construirá en un terreno de 200 hectáreas sin alterar el entorno natural.

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