Desventuras de un periodista desfachatado
Un cronista cultural novato hace sus primeras armas en los medios sin escrúpulos y con ansias de sacar carnet de escritor.
Los relatos iniciáticos siempre juegan con la idea de una apuesta absoluta. Invertir todo el capital de experiencia y teoría, de lecturas e ideas, de ocurrencias y planificación en ese primer gesto autoral. Para Diego Gándara ese gesto ha sido doble ya que Movimiento único es su primera novela pero también es un libro donde se narra una iniciación, la de Santiago Novoa en el campo literario.
Novoa es un joven que vive con sus padres en el conurbano y trabaja de periodista cultural. Aunque aún no tiene los medios materiales, Novoa quiere vivir solo y empezar un nuevo año cero en su vida. En cierto sentido, la novela será el relato en primera persona de ese recorrido.
Da la impresión de que a Novoa le interesa más el ámbito social de la literatura que la práctica misma. Pareciera estar más preocupado por pertenecer que por leer o escribir. En ese sentido, Movimiento único, quizá in- voluntariamente, es una novela radicalmente contemporánea: da cuenta de cómo es el derrotero de aquellos interesados en obtener el carnet de escritor.
Novoa es un personaje tan farsante como desfachatado. Ni siquiera lee a los escritores que entrevista, como cuenta que hizo con Bioy Casares, entre otros, y su objetivo es más bien entablar relaciones personales con los autores antes que un trabajo crítico. Así hace con Roberto Bolaño (fantasma que sobrevuela todo el libro), Vila-Matas y Rodrigo Fresán que aparecen hacia el final y se convierten tanto en figuras tutoriales que lo ayudan a hacerse un camino propio e instalarse en Barcelona, como en pares con los que compartirá eventos y circuitos literarios.
La escritura de Gándara es transparente y equilibrada, tiene fluidez y un pulso narrativo que mantiene un ritmo inalterable. El uso recurrente de las citas, a veces explicitas, a veces indirectas, es una de las marcas de Gándara, que antepone tres epígrafes antes del primer capítulo y que en la primera página trae una frase de Andrés Calamaro. A menudo, el libro da la impresión de tratarse de una redacción arrebatada, como quien recuerda una experiencia y quiere dejarla asentada antes de que se desvanezca. En otros momentos, Movimiento único parece una novela de principiante, lo cual se transforma a la vez en su virtud –da perfecto con el tono de la historia de aprendizaje del personaje– y en su condena: en ciertos pasajes la novela se vuelve cristalina por demás.
Una cualidad atractiva de Movimiento único es su capacidad para esconder, casi fraguar, situaciones de género (historia familiar, diario de viaje, relato detectivesco), en su propio estilo, sin salir de la frecuencia en la que se mueve la novela, traduciendo esos registros a su propia sintonía narrativa. El periplo que propone Gándara necesita de todas esas coordenadas para dar cuenta de la aventura de un hombre conquistando su destino.