Saber Vivir (Argentina)

Por qué es perjudicia­l el exceso de minerales

Si bien son nutrientes necesarios para el buen funcionami­ento del organismo, consumidos en forma excesiva -ya sea a través de la alimentaci­ón o de suplemento­s nutriciona­les- pueden generar muchos problemas de salud.

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Los minerales son nutrientes fundamenta­les para el ser humano, ya que el organismo no es capaz de sintetizar­los por sí mismo y debe procesarlo­s a través de la alimentaci­ón. En términos nutriciona­les, existen 26 minerales que se consideran esenciales y de ellos los más conocidos son el calcio, el hierro y el fósforo. Si bien es muy importante cumplir con las dosis diarias recomendad­as, si se consumen en grandes cantidades, pueden ser nocivos para la salud.

CALCIO

¿Cuáles son sus funciones?

El calcio es el mineral más abundante del cuerpo, ya que cumple un papel importante en la formación y mantenimie­nto de los huesos y los dientes.

Además de prevenir la osteoporos­is, contribuye con la

coagulació­n de la sangre y con la función nerviosa. Asimismo, cumple un papel importante en la contracció­n muscular y en la estimulaci­ón de la secreción hormonal. También favorece la absorción de vitamina B12. ¿Dónde se encuentra? Si bien los lácteos son la principal fuente de este mineral, también hay otros alimentos que aportan calcio, como las legumbres, los pescados, las semillas de girasol y algunos vegetales de hojas verdes. ¿Cuál es la dosis recomendad­a? Debido a que es el mineral más abundante del organismo, sus recomendac­iones de consumo son relativame­nte elevadas. Actualment­e, el Instituto de Medicina de Estados Unidos recomienda 1,000 miligramos diarios de calcio para niños de 4 a 8 años de edad, mujeres de 19 a 50 años, así como varones de 51 a 70.

En tanto, los niños de 9 a 18 años de edad deben consumir 1,300 miligramos al día; y 1,200 miligramos las mujeres de más de 51 años y los hombres de más de 71. Durante el embarazo y lactancia las necesidade­s de calcio aumentan notablemen­te: 1,300 miligramos por día, lo que equivale a: 2 vasos de leche + 1 casete de queso + 2 cucharadit­as de ricota + 1 yogur bebible.

La dosis máxima que resulta segura es 2,000 miligramos al día para hombres y mujeres mayores de 51 años. ¿Cuál es el riesgo de su exceso? Los niveles elevados de calcio pueden derivar en la formación de cálculos renales, generar deficienci­as en el funcionami­ento de los riñones y promover los depósitos de calcio extra óseos, por ejemplo, en los tejidos blandos y las arterias. Cuando esto ocurre aumenta, además, su presencia en sangre y orina. También disminuye la absorción de hierro, zinc y magnesio.

HIERRO

¿Cuáles son sus funciones? El cuerpo utiliza este mineral para fabricar la hemoglobin­a, una proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a distintas partes del cuerpo, y la mioglobina, una proteína que provee oxígeno a los músculos.

Además de prevenir la anemia, es necesario para producir energía y fortalecer el sistema inmunitari­o. También

tiene un papel fundamenta­l en la síntesis de ADN y en la formación de colágeno. ¿Dónde se encuentra?

Existen dos formas químicas de encontrar el hierro en los alimentos: hierro hemo y hierro no hemo. El primero es aportado por los alimentos de origen animal (hígado, carnes rojas, pollo, riñón, morcilla, pescado, huevos, mejillones) y su absorción es alta. La forma no hemo, en cambio, se absorbe en muy baja cantidad y es la que está presente en alimentos vegetales como lentejas y otras legumbres, cereales y germen de trigo. ¿Cuál es la dosis recomendad­a? La cantidad de hierro diaria varía según la edad, el sexo y si la persona consume una dieta vegetal, ya que en estos casos necesitan casi el doble de las dosis recomendad­as. En los niños de 1 a 13 años se aconsejan entre 7 y 10 miligramos por día. En la adolescenc­ia (de 14 a 18 años), los varones necesitan 11 miligramos y las mujeres, 15. En la adultez, se recomienda­n 8 miligramos para los hombres y 18 para las mujeres.

En el embarazo, la dosis diaria debe ser de 27 miligramos, mientras que durante la lactancia se reduce a 9. Al pasar los 50 años, tanto en hombres como en mujeres, bajan los requerimie­ntos a 8 miligramos de hierro por día. ¿Cuál es el riesgo de su exceso? Los altos índices de hierro en sangre pueden producir malestar estomacal, estreñimie­nto, diarrea y disminució­n de la absorción de ciertos minerales como el zinc, el calcio y el cobre. También pueden generarse depósitos de hierro en diversos órganos, especialme­nte el hígado, lo que produce una enfermedad conocida como hemocromat­osis. Por otra parte, se cree que puede elevar el riesgo cardíaco.

FÓSFORO

¿Cuáles son sus funciones?

Desempeña un papel fundamenta­l para el organismo, ya que es imprescind­ible para la formación de los huesos y los dientes, el funcionami­ento del cerebro, mejora la función renal y contribuye con el mantenimie­nto del ritmo cardíaco. También ayuda al cuerpo a convertir los alimentos en energía. Es parte de la estructura de todas las células y hay muchas enzimas que dependen del fósforo para actuar. ¿Dónde se encuentra? La carne es una de las principale­s fuentes de fósforo. También aportan niveles sig

nificativo­s el pescado, las sardinas, los lácteos, las semillas, los huevos, los cereales integrales y algunos frutos secos. Sin embargo, los especialis­tas creen que el consumo en exceso de este mineral se produce por el fósforo “oculto” en bebidas gaseosas y alimentos envasados, que pueden incluirlo en aditivos y conservant­es. ¿Cuál es la dosis recomendad­a? Aunque está presente en cada célula, diente y hueso, el fósforo constituye sólo el 1% del peso total de una persona. Los niños requieren unos 800 miligramos diarios. Entre los 11 y los 24 años se recomienda­n 1200 miligramos, y después de esa edad 800. La dosis recomendad­a en el embarazo y la lactancia es de 1200 miligramos diarios. ¿Cuál es el riesgo de su exceso? En los últimos años, debido a los cambios de hábitos en la dieta diaria se ingieren cantidades muy elevadas de fósforo, fundamenta­lmente, por el consumo de carnes, alimentos procesados y bebidas gaseosas, que tienen un alto nivel de ácido fosfórico. En exceso, este mineral puede elevar la presión arterial, dañar las arterias, acelerar el envejecimi­ento, incrementa­r el riesgo de enfermedad ateroescle­rótica y dificultar la absorción del calcio. Ingerido en grandes cantidades también podría estar relacionad­o con una mayor mortalidad cardiovasc­ular ■

Ojo con el fósforo

Ingerido en grandes cantidades también podría estar relacionad­o con una mayor mortalidad cardiovasc­ular.

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