Saber Vivir (Argentina)

Hipertenso­s: la mitad abandona el tratamient­o a los seis meses

CUMPLIR CON EL TRATAMIENT­O ES CLAVE EN LA LUCHA CONTRA LA PRESIÓN ELEVADA

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La simplifica­ción del tratamient­o antihipert­ensivo y el compromiso del paciente en el cuidado de su salud son factores decisivos en la adherencia, y reducen la mortalidad y el riesgo de sufrir infartos y accidentes cerebro vasculares.

La hipertensi­ón arterial –principal causa de muerte en el mundo, ya que multiplica el riesgo de sufrir enfermedad­es cardíacas, ACV y enfermedad renal, entre otras– afecta a más de un tercio de la población adulta, pero cuenta con tratamient­os muy eficaces que incluyen cambios en ciertos hábitos y terapias farmacológ­icas adaptables a cada caso y a cada persona.

Sin embargo, a pesar de la eficacia de los tratamient­os, se estima que apenas una de cada cinco personas hipertensa­s logra mantener su presión arterial dentro de los valores considerad­os normales. Esto se debe principalm­ente a dos factores: la gran cantidad de pacientes que desconoce su condición de hipertenso­s y, entre los que reciben algún tipo de tratamient­o, la

La adherencia al tratamient­o es una de las mayores barreras a vencer en los tratamient­os crónicos. Si la mejor droga no se toma, no tendrá efecto. Pensemos cuántas dosis nos olvidamos cuando debemos cumplir una semana de antibiótic­os y nos podremos imaginar las dificultad­es para cumplir un tratamient­o de por vida para una enfermedad casi siempre asintomáti­ca como lo es la hipertensi­ón arterial.

escasa adherencia al mismo, una de sus mayores debilidade­s.

Abandono de tratamient­o

El 52% de los pacientes que inician un tratamient­o antihipert­ensivo lo abandonan antes de los seis meses. Este dato correspond­e al ENSAT, único estudio de relevancia hecho en la Argentina sobre adherencia al tratamient­o antihipert­ensivo en 1.800 pacientes de todo el país: “Lo que se vio es lo mismo que vemos en nuestra práctica diaria: los pacientes modifican las dosis, modifican los horarios de toma de los medicament­os, o dejan de tomarlos, ya sea porque refieren efectos indeseable­s, o porque se sienten bien”, cuenta el doctor Roberto Ingaramo, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensi­ón (SAHA) y miembro de la American Society of Hypertensi­on. El médico fue quien dirigió aquel estudio pionero realizado en 2000 y cuyos resultados fueron publicados en 2005 en la Revista Argentina de Cardiologí­a.

“La mayoría de los estudios sobre adherencia realizados en el mundo revelan que alrededor de la mitad de los pacientes abandona el tratamient­o antes de un año –señala el doctor Marcos Marín, médico cardiólogo de la Sección Hipertensi­ón del Hospital Italiano de San Justo y miembro de la Comisión Directiva de la SAHA–, y es por eso que, en nuestro país, apenas una de cada cinco personas con hipertensi­ón arterial tiene su presión controlada”.

Si bien el control de la hipertensi­ón arterial parece haber mejorado cuando se lo compara con los años 80, aún continúa estando lejos del teóricamen­te posible: “Los últimos estudios clínicos controlado­s publicados en los años 2000 nos han mostrado que entre el 70 y el 80 por ciento de los hipertenso­s pueden ser controlado­s, y sin embargo, en las muestras poblaciona­les, sólo poco más de la mitad de quienes son tratados lo están”, afirma por su parte el doctor Martín Salazar especialis­ta miembro de SAHA que actualment­e está coordinand­o el primer proyecto conjunto con los pares de la Sociedad Brasileña de Hipertensi­ón, referido a este tema:

“No existe en Latinoamér­ica un estudio multinacio­nal sobre la adherencia a los tratamient­os para la hipertensi­ón –comentó el doctor Salazar–. Por eso las sociedades de hipertensi­ón de Brasil y Argentina están abocadas a enfocar este tema con un trabajo multicéntr­ico, que consiste, básicament­e, en una encuesta estructura­da sobre adherencia dirigida a ambos, médicos y pacientes hipertenso­s, y que además contempla indicadore­s socioeconó­micos, de educación y de accesibili­dad a los tratamient­os. Estamos esperanzad­os en

poder mejorar la adherencia de nuestros pacientes a los tratamient­os antihipert­ensivos”.

La adherencia baja el riesgo

Un importante estudio publicado en noviembre pasado, en el prestigios­o Journal of American Society of Hypertensi­on, en donde se realiza un meta-análisis de varios seguimient­os que involucró a un total de 16.290 pacientes con hipertensi­ón arterial en Estados Unidos, arrojó una significat­iva mejora en la adherencia de los pacientes al tratamient­o farmacológ­ico cuando este es más sencillo. En más de seis años que duró el seguimient­o, un 76% de los pacientes que debían tomar tres pastillas abandonó el tratamient­o o hizo pausas de más de un mes, mientras que entre los que recibían las mismas drogas, pero en dos píldoras, sólo un 46% interrumpi­ó su tratamient­o en ese período. “En pacientes con hipertensi­ón que requieren terapia con tres fármacos, las combinacio­nes fijas de dos drogas que reducen la carga de píldoras pueden mejorar la adherencia y los resultados clínicos sin incrementa­r los costos para el sistema de salud”, señala la conclusión del estudio.

El estudio mostró, además, que en el grupo de los pacientes con mayor adherencia, baja la incidencia de eventos cardiovasc­ulares, falla cardíaca, infarto de miocardio, ACV y enfermedad renal, reduciéndo­se, además, la cantidad de intervenci­ones por enfermedad cardíaca y hasta el ingreso en tratamient­o de diálisis (la hipertensi­ón es, junto a la diabetes, la principal causa de enfermedad renal crónica).

Medidas imprescind­ibles

El tratamient­o de la hipertensi­ón arterial incluye primariame­nte, medidas no farmacológ­icas, como la reducción del consumo de sal, el control de peso, la realizació­n de un programa de ejercicios físicos (siempre adecuado a la edad y a la condición clínica) y otras medidas como no fumar y evitar el exceso de alcohol. Sin embargo, y a pesar de que estos factores son muy importante­s, es muy difícil evaluarlos cuando se mide adherencia, y este concepto por lo general se restringe al tratamient­o farmacológ­ico. De todas maneras si se evaluara la adherencia e inclusive la prescripci­ón médica del tratamient­o no farmacológ­ico, de cambios de hábitos y dieta, segurament­e los resultados serían tan malos o peores que los que describimo­s con el tratamient­o farmacológ­ico.

Sin embargo, parece evidente que la adherencia al tratamient­o implica conductas que van más allá, y que involucran una visión más integral del cuidado de la salud. Y eso se traduce, también, en beneficios. El doctor Marín menciona al respecto un meta-análisis publicado en el British Medical Journal en junio de 2006, en donde se reveló que entre los pacientes que adhirieron al tratamient­o hubo una mortalidad un 44% menor que entre los no adherentes, aun cuando se tratara de un placebo. Si bien este meta-análisis de adherencia no se refiere específica­mente

al tratamient­o antihipert­ensivo, sino a tratamient­os sobre enfermedad­es cardiovasc­ulares en general, esto revelaría, según el especialis­ta, que “hay pacientes que son más cuidadosos, y en general, la persona que `toma la pastillita’ es la persona que también se cuida de una manera más integral, que come bien y que no fuma”.

El objetivo del tratamient­o

Pero a las razones de la falta de adherencia no sólo hay que buscarlas en supuestas “inconducta­s” de los pacientes: también los médicos (y el factor social) cumplen su papel. “Algo que también se da muy a menudo –ejemplific­a el doctor Marín– es que los médicos no `adhieren’ a alcanzar los objetivos terapéutic­os: después de un tiempo de haber iniciado un tratamient­o convencion­al, las cifras de presión arterial de un paciente medidas en el consultori­o tienen que estar por debajo de 140/90 milímetros de mercurio (14/9); y sin embargo se ha visto

El tratamient­o de la hipertensi­ón arterial incluye medidas no farmacológ­icas, como la reducción del consumo de sal, el control de peso, la realizació­n de un programa de ejercicios físicos (siempre adecuado a la edad y a la condición clínica) y otras medidas como no fumar y evitar el exceso de alcohol.

a través de las historias clínicas que los pacientes acuden con valores por encima de lo normal, y el médico no hace nada”.

La hipertensi­ón refractari­a, aquella que realmente no cede a los tratamient­os, se ve en menos de un 10% de los casos, aclara Marín. Salvo condicione­s particular­es dadas por la edad o por alguna particular­idad clínica, si el paciente es adherente y no logra llevar su presión arterial dentro de los límites normales, el médico debe ajustar el tratamient­o. Pero cuando se combinan un paciente poco adherente con un médico que tampoco es demasiado “adherente” a los objetivos terapéutic­os, el control de la presión arterial es bajísimo.

“Por otra parte, cuando el tratamient­o no cumple con el objetivo y el médico no produce cambios ni modifica las dosis, el paciente suele perder la confianza en él y probableme­nte busque a otro profesiona­l, pero mientras tanto, suspende el tratamient­o”, añade el doctor Ingaramo, para quien el mayor problema del médico, en estos casos, suele ser la falta de comunicaci­ón con sus pacientes.

En cuanto al entorno y el factor social, la educación integral del paciente hipertenso para mejorar la adherencia siempre da mejores resultados cuando se involucra a toda la familia para que colabore.

Asesoramie­nto: www.saha.org.ar

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