Guía de tratamientos naturales para várices y arañitas
Grado 3: son las más visiblemente antiestéticas y suelen aparecer luego de tener várices grado 2. Denotan un fallo extremo en las válvulas principales o mayores del sistema venoso.
Grado 4: son las várices grado 3 pero acompañadas de ciertas complicaciones, como cambios tróficos en la piel o úlceras maleolares, entre otras.
Como se mencionó anteriormente, las várices básicamente constituyen un problema femenino, debido a causas genéticas y hormonales. Las hormonas que produce el ovario relajan las fibras musculares existentes en la pared venosa y favorecen de este modo su aparición. Por su parte, los embarazos también las provocan, debido a tres factores: el incremento hormonal que acompaña a la gestación, la compresión del útero grávido sobre las grandes venas y la tendencia al aumento de peso. Otras causas son: Obesidad.
Consumo de anticonceptivos. Menopausia. Permanecer de pie o sentado durante mucho tiempo.
Usar ropa ajustada. Exponer las piernas al calor directo (calefacción).
Molestias que ocasionan
Además del aspecto antiestético (que no es menor), las várices provocan otras consecuencias, que con el tiempo pueden alterar la salud de quien las padece. En primer lugar la pesadez de piernas es un síntoma habitual; incluso los hormigueos, fundamentalmente en los extremos de las piernas, al permanecer demasiado tiempo en una misma
Las várices existen desde que el hombre se puso de pie, lo cual alteró el ciclo de circulación sanguínea.
postura. Otras manifestaciones incluyen: sensación de calor, quemazón, escozor, picazón; hinchazón o edema en las piernas, dolor y calambres.
A largo plazo, las várices ocasionan diversas complicaciones:
Tromboflebitis superficiales y profundas: las primeras se localizan en las venas superficiales. Pueden originarse por infecciones o procesos de hipercoagulación (embarazo o anticonceptivos). Por su parte, las profundas afectan el sistema venoso profundo y provocan complicaciones graves como embolia pulmonar.
Varicorragia: es el sangrado de las várices; la sangre fluye de manera lenta y continua.
Atrofia blanca: es la atrofia de la piel que se torna pálida. Es un proceso crónico e irreversible.
Úlceras varicosas: pequeñas ulceraciones que se producen en el seno de las várices y sangran con facilidad. Se curan lentamente y requieren muchos cuidados, con vendaje compresivo.
¿Qué comer?
Para prevenir la aparición de várices, desde la alimentación es posible tomar diversas medidas como:
Reducir la ingesta de carnes y grasas animales. Optar por el consumo de grasa poliinsaturada que disminuye la viscosidad de la sangre y favorece la corriente sanguínea (aceites de semillas de girasol, maíz y soja, frutos secos, pescados azules).
Consumir alimentos ricos en potasio que benefician la eliminación de líquido.
Aumentar el consumo de nutrientes con fibra para optimizar la circulación sanguínea. Beber abundante líquido. Incluir alimentos antioxidantes, que por su acción antiinflamatoria y vasoconstrictora mantienen los vasos sanguíneos en buen estado
(aceite de oliva,
frutos rojos, repollo, zanahoria, cítricos, cebolla, ajo, tomate).
Evitar la sal de mesa y los alimentos que la contienen.
Tratamiento natural
Aloe vera: disminuye el tamaño de las venas inflamadas. Masajear las várices con el gel que contienen sus hojas.
Árnica: activa la circulación. Preparar una infusión de la planta y aplicar con un paño humedecido sobre la zona afectada.
Castaño de india: mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos. Hervir 250 ml. de agua y poner una cucharada de castaño de india molido. Cuando entibie, beber dos veces al día.
Cayena: beneficia la fluidez del torrente sanguíneo. Hervir 250 ml. de agua y poner una cucharadita y media de cayena.
Las várices provocan otras consecuencias, que con el tiempo pueden alterar la salud de quien las padece. En primer lugar la pesadez de piernas es un síntoma habitual; incluso los hormigueos, en los extremos de las piernas, al permanecer demasiado tiempo en una misma postura.
Dejar reposar 10 minutos, y beber diariamente.
Cola de caballo: actúa como diurético natural. Hervir 250 ml. de agua y colocar dos cucharaditas de la planta. Beber dos veces al día.
Esencias: en el agua de la bañera colocar 10 gotas de esencia de menta, cinco de limón y tres de ciprés. Introducir las piernas y permanecer durante 10 minutos.
Ginkgo biloba: mejora la circulación sanguínea de los miembros inferiores. En 250 ml. de agua caliente verter una cucharada de ginkgo biloba. Beber tibio una vez al día.
Jengibre: eficaz en caso de mala circulación periférica y calambres. Beber una infusión de una cucharadita de raíz de la planta.
Romero: es un estimulante de la circulación. Preparar una infusión con dos cucharaditas de la hierba. Beber tres veces al día.
Vinagre de manzana: aplicar directamente sobre las piernas, y dejar actuar durante dos horas.
Otras soluciones son: 1. Colocar unas gotas de aceite de árbol de té en un paño humedecido. Aplicar sobre las zonas inflamadas por las várices.
2. Beber una infusión diaria de una cucharada de diente de león y milenrama.
3. Mezclar dos cucharadas de aceite de almendras con dos de aceite de hígado de bacalao. Aplicar suavemente sobre las várices.
4. Hervir varias hojas de repollo. Estirarlas con un palo o rodillo y aplicar tibias sobre las zonas afectadas.
5. En un litro de agua caliente colocar dos cucharadas de centella asiática. Aplicar la preparación tibia, a modo de cataplasma, sobre las várices.
6. Un antiguo y efectivo remedio consiste en utilizar cataplasmas de arcilla.
7. Realizar masajes en las piernas con agua de hamamelis (plantas con flores de la familia Hamamelidaceae) .