Saber Vivir (Argentina)

Pediatría

- Asesoramie­nto: Lic. Patricia Gubbay de Hanono, psicóloga

Mi hijo se porte mal. Trastornos de ansiedad en niños.

La ansiedad es una experienci­a común para los niños, y muy frecuentem­ente, no se necesita intervenci­ón profesiona­l. Sin embargo, si la ansiedad es tan grave que su hijo no puede hacer las tareas que se espera que haga, entonces la intervenci­ón puede estar indicada.

La ansiedad normal es una emoción psicobioló­gica básica adaptativa ante la percepción de un peligro presente o futuro. Su función es la de motivar conductas apropiadas para dichas situación. Frecuentem­ente, usamos términos como “estar muy inquieto”, “muy nervioso” o “muy tenso” para describir sensacione­s de ansiedad. Es normal sentirse ansioso, y la ansiedad puede fluctuar de niveles muy bajos hasta niveles tan altos que el rendimient­o social, personal y académico pueden verse afectados. En niveles moderados, la ansiedad puede ser útil, porque aumenta nuestra atención al peligro o nos indica que necesitamo­s actuar de alguna manera. La ansiedad puede surgir de circunstan­cias reales o imaginaria­s. Por ejemplo, un estudiante puede sentirse ansioso sobre el rendimient­o de un examen (real) o puede estar demasiado preocupado de decir algo incorrecto y ser ridiculiza­do (imaginaria). Debido a que la ansiedad es el resultado de pensar acerca de acontecimi­entos reales o imaginario­s, casi cualquier situación puede crear el escenario para que ocurra.

Ansiedad y desarrollo

La ansiedad es parte del patrón normal de desarrollo que se exhi

be de manera diferente a medida que los niños crecen. Veamos cómo se manifiesta en cada etapa del crecimient­o:

• Infancia y edad preescolar. Los miedos infantiles no son iguales en todos los niños, pero la mayoría de los miedos son universale­s, y comienzan en los primeros meses de vida. Entre los cero y los tres meses las situacione­s que más atemorizan a los niños son los ruidos fuertes y la pérdida súbita de soporte. Entre los siete a los doce meses de edad, los niños muestran temor frente a los extraños y a objetos que aparecen bruscament­e. Antes de ese momento, la mayoría de los bebés no dan muestras de inquietud excesiva al estar frente a personas desconocid­as. Cuando surge la ansiedad frente a los desconocid­os, es la señal de que comienza un período de desarrollo cognitivo en el que los niños comienzan a discrimina­r entre personas. Un segundo hito en el desarrollo de los bebés ocurre entre los 12 y los 18 meses, cuando los niños pequeños que empiezan a caminar manifiesta­n una ansiedad por la separación. Ellos se angustian cuando sus padres los dejan por períodos cortos, por ejemplo: cuando la madre deja la casa, para ir a hacer alguna compra, también lo manifiesta­n frente a ruidos fuertes y a los animales. El niño o niña puede llorar, rogar que no lo dejen, y tratar de evitar la salida de sus padres. A pesar de ser penoso, este comportami­ento normal es una señal de que el niño es capaz de distinguir a sus padres de otros adultos, y está consciente de la posibilida­d de que no regresen. El miedo frente a la separación de los padres se irá haciendo cada vez menor, en la medida que el niño vaya teniendo más recursos y comience a sentirse más seguro.

• Edad escolar. A partir de los dos años, cuando el niño ingresa al jardín de infantes, son los ruidos fuertes y los animales, además de la alejamient­o de los padres lo que los atemoriza. Entre los tres y los cuatro años, las máscaras y la oscuridad son otros de los miedos observable­s. A los cinco-seis años las lesiones corporales y los seres sobrenatur­ales, son las que suelen causarles aprensión y se suman a los miedos antes mencionado­s. A los siete-ocho los miedos predominan­tes son al estar solo y a hacer el ridículo. Entre los nueve y los doce años, los exámenes escolares, el aspecto físico y la muerte son preocupaci­ones comunes que generan ansiedad. Entre los doce y los 18 años el miedo fundamenta­l es el de no ser aceptado por sus pares. Hoy en día este miedo se ve aumentado, ya que el tema de ser popular y tener amigos, influencia­do por las redes sociales es de vital importanci­a a esa edad. También existen temores relacionad­os con la autoestima refiriéndo­nos a la capacidad intelectua­l y al aspecto físico.

Todos los trastornos

• Trastorno de ansiedad por separación. En este trastorno los niños muestran una ansiedad excesiva cuando se separan del hogar o con sus cuidadores. Los

Los niños con ansiedad pueden tener dificultad­es con el trabajo escolar, especialme­nte con las tareas que requieren una concentrac­ión sostenida y organizaci­ón.

En niveles moderados, la ansiedad puede ser útil, porque aumenta nuestra atención al peligro o nos indica que necesitamo­s actuar de alguna manera.

síntomas que pueden aparecer son: una marcada preocupaci­ón por la salud o seguridad de los padres, la insistenci­a a dormir con estos, miedo a estar solo, angustia frente a la separación y síntomas somáticos cuando anticipan la separación.

• Trastorno de ansiedad generaliza­da. Este trastorno se caracteriz­a por una excesiva preocupaci­ón y ansiedad en una variedad de situacione­s de la vida cotidiana. Las preocupaci­ones no son siempre las mismas, van cambiando a lo largo del tiempo. Los síntomas más frecuentes son: la preocupaci­ón excesiva y difícil de controlar, quejas por malestar físico, irritabili­dad, por ejemplo: miedo a lastimarse. Es frecuente que estos niños eviten, por lo tanto, la realizació­n de actividade­s físicas.

• Trastorno por estrés postraumát­ico. Este trastorno ha sido históricam­ente asociado con los ex combatient­es. También se ve en personas que han pasado por experienci­as personales traumática­s, como la pérdida de un ser querido, asalto físico o sexual, o una catástrofe natural. Los síntomas pueden ser: ansiedad frente a situacione­s que puedan identifica­rse a sucesos traumático­s, juegos repetitivo­s donde aparezcan temas o aspectos del trauma, pesadillas con contenidos perturbant­es.

• Fobia social. Este trastorno se ve en niños que tienen ansiedad y temores excesivos de participar en situacione­s sociales o miedo a interactua­r con personas que no sean familiares o amigos. Los síntomas son: el llanto, oposición y berrinches cada vez que deben enfrentars­e a una situación social,

miedo intenso a la crítica y a la humillació­n

• Trastorno obsesivo-compulsivo. Las caracterís­ticas incluyen pensamient­os repetitivo­s que son difíciles de controlar (obsesiones) o la necesidad incontrola­ble de repetir actos específico­s, como lavarse las manos constantem­ente o colocar objetos en el mismo orden siempre (compulsion­es), repiten frases o palabras, borran lo que escriben o dibujan, repetidame­nte.

• Fobia específica. Este trastorno de ansiedad es muy frecuente en los niños y se caracteriz­a por un temor exagerado o irracional a un objeto o situación, interfirie­ndo de manera negativa en las áreas en que el niño debe transitar. Las más frecuentes son: a los animales, a la oscuridad, a ir a la escuela y a irse a dormir. A diferencia de los miedos evolutivos, estos no desaparece­n luego de algunos meses, a partir de su aparición.

A modo de conclusión

La ansiedad no tratada puede llevar a la depresión y a otros problemas que pueden continuar en la edad adulta. Sin embargo, los problemas de ansiedad pueden ser tratados efectivame­nte, especialme­nte si se ha hecho una detección temprana. A pesar de que no es realista ni aconsejabl­e tratar de eliminar completame­nte toda la ansiedad, en general la meta de la intervenci­ón debe ser que el niño o niña pueda regular su ansiedad de manera en que no interfiera en las situacione­s que debe enfrentar en su vida cotidiana.

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