Menopausia y terapias hormonales: mitos y verdades
El Día Mundial de la Menopausia tiene por objeto ayudar a crear conciencia sobre la importancia de la evaluación y prevención en la salud de las mujeres durante este periodo de su vida.
Los grandes avances de la ciencia y la medicina en pro de la mejora de la salud y la calidad de vida, han logrado que los malestares de la menopausia puedan ser controlados y que esta etapa no afecte la calidad de vida de la mujer.
Las mujeres que están afrontando la menopausia saben que los síntomas no se hacen esperar, y que irrumpen abruptamente, generando incomodidad, malestar e incluso vergüenza. Aguantarse y padecer no es la única alternativa. ¿Qué puede hacer la ciencia a nivel hormonal para que las mujeres transiten de la mejor manera esta etapa de la vida? Hace algunos años la respuesta de los médicos ante los síntomas de la menopausia era simple: “Hay que aguantar”. Sin embargo, hoy en día hay mucho por hacer para tener una vida más placentera en este período. Hace unos años se empezaron a utilizar hormonas sintéticas pero, en el presente, se pone el acento en los precursores de hormonas sexuales, semejantes a las producidas por el cuerpo humano y generadoras de escasos efectos colaterales.
Cambios que se ven y se sienten
La menopausia es un cambio normal en la vida de la mujer, y se produce cuando se interrumpe la aparición de la menstruación por más de 12 meses seguidos. Este ciclo ocurre comúnmente entre las edades de 45 a 55 años y, durante esta etapa, el cuerpo produce cada vez menos cantidad de las hormonas sexuales estrógeno y progesterona.
En el momento en el que se inicia la menopausia, habitualmente aparecen sofocos, irregularidades menstruales, atrasos que se alternan con meses en los cuales se menstrúa, y esto provoca riesgo de embarazo. Cuando los síntomas son más pronunciados, los acaloramientos o los sudores fríos pueden alterar la calidad de vida, llevando a la mujer al insomnio e incluso a la irritabilidad, la ansiedad y el estrés, lo que modifica su cotidianeidad. También, la posibilidad de mantener su sexualidad activa se ve afectada por las oscilaciones de la libido y la falta de lubricación vaginal. Además, la piel pierde su buen estado y se multiplican los riesgos de desarrollar enfermedades como osteopenia u osteoporosis. Cabe aclarar que, en algunas mujeres, muchas de estas señales desaparecen con el tiempo. Sin embargo, no son pocas quienes consultan a sus médicos acerca de la posibilidad de realizar un tratamiento hormonal para aliviar la sintomatología y prevenir la pérdida de calcio de los huesos.
Terapia hormonal: ¿sí o no?
Entre los médicos, la opinión acerca de los beneficios de la terapia hormonal está dividida. Están los que la indican sin mayores inconvenientes, y los que se rehúsan totalmente.
Esto se debe a que antes del año 2002, en los tratamientos hormonales se empleaban masivamente
hormonas (estradiol) extraídas de yeguas preñadas. Ese año, se publicó un trabajo en el que se demostraban los efectos adversos que tenía el uso de este tipo de hormonas. Desde ese momento estos tratamientos dejaron de usarse masivamente.
Más recientemente, la comunidad científica presentó hormonas sexuales similares a las humanas, elaboradoras en base a productos naturales como la soja. Estas hormonas, denominadas bioidénticas, se comenzaron a usar, difundidas, sobre todo, desde la medicina antiaging.
Los conocimientos actuales nos demuestran que el uso racional de la terapia hormonal en menopáusicas se indica en el comienzo del climaterio, cuando la mujer tiene irregularidades menstruales que responden a la caída en la producción de progesterona. Es allí cuando aparecen las alteraciones del sueño y del ánimo, dado que la progesterona induce la somnolencia y es una hormona que favorece los efectos de la serotonina, razón por la cual es considerada antidepresiva.
En esta fase del climaterio también se puede iniciar el tratamiento con una hormona que es precursora de las hormonas sexuales, llamada DHEA. Esta hormona se podrá transformar en estrógenos, aliviando los síntomas leves y teniendo la seguridad de que van a ser absolutamente naturales, porque son producidos dentro del organismo.
Si la menopausia ya está instalada (un año sin menstruación) y no se han podido paliar los síntomas con la DHEA, se sugiere el uso de las hormonas llamadas bioidénticas. Estas se recomiendan para aquellas mujeres que tengan síntomas severos, en las dosis adecuadas, previo análisis de sangre.
Terapia derivada del brócoli
“Si bien las hormonas bioidénticas son mucho menos agresivas que las derivadas de yeguas preñadas, actualmente para aumentar la protección de mamas y útero, podemos agregar a esta terapia un principio activo derivado del brócoli y de los crucíferos en general, llamado DIM”, asegura la doctora María Alejandra Rodríguez Zía, endocrinóloga. Y agrega: “El DIM acciona sobre el metabolismo normal del estradiol cambiando su estructura y transformando un estradiol más agresivo sobre la mama y el útero, en otro menos dañino. Este cambio es fundamental para que su acción sobre los receptores mamarios y uterinos sea más débil, pero sin que se dejen de aliviar los malestares de la menopausia.”
En referencia a este dato, es bueno aclarar que el reemplazo hormonal se debe hacer por el menor tiempo posible y con las dosis mínimamente necesarias, especialmente en mujeres que comienzan a tener síntomas. Se sabe que una vez que han pasado diez años de la menopausia, no conviene iniciar una terapia hormonal, dado que los síntomas son mucho menores y el deterioro del cuerpo ya ocurrió, como por ejemplo con la osteoporosis. Cuando las células, tanto de mama y/o útero han envejecido y modificado sus características por la falta de hormonas sexuales, se vuelven más proclives a tener mutaciones y no conviene estimularlas, porque aumentaría el riesgo de desarrollo de cáncer en virtud de los cambios celulares ocurridos en ese período.
Por este motivo, la terapia hormonal se debe iniciar cuando los síntomas comiencen a molestarle a la paciente. Cada tratamiento será personalizado según la historia clínica, análisis y requerimientos de cada mujer. Así es que algunas estarán muy bien sólo con precursores hormonales, mientras que para otras esto no será suficiente y deberán recibir hormonas sexuales bioidénticas con la concomitante protección mamaria en base a DIM.
Mitos y verdades
• La soja es una alternativa a la terapia hormonal. Falso. La soja no es un reemplazo hormonal. Las isoflavonas de soja tienen principios activos que protegen del cáncer de mama, si se consumen desde la primera menstruación y en altas dosis. Es por esto que en los países orientales es muy baja la incidencia de cáncer de mama. La mejor forma es consumir la soja es en forma de harina, de tofu (queso de soja) y de leche, dado que la población occidental no está adaptada a digerir el poroto de soja.
• Las hormonas bioidénticas son exactamente iguales a las que produce el cuerpo naturalmente. Falso. Son semejantes pero no idénticas a las que produce nuestro organismo. Son sintetizadas a partir de las isoflavonas procedentes de la soja o de otra planta llamada clavo rojo.
• “Si soy propensa a tener trombosis no puedo usar la terapia hormonal”. Verdadero. Algunas mujeres no pueden realizar la terapia hormonal, como por ejemplo las que tienen tromboflebitis. También están contraindicadas para quienes tengan dudas de embarazo, cualquier sangrado vaginal, diagnóstico de cáncer de mama o útero, antecedentes de infartos cardíacos o cerebrales recientes, o enfermedades hepáticas graves, con insuficiencia hepática.