EL TESTIMONIO DE ANALÍA
“Sufrí miopía toda la vida. Pero lamentablemente, nunca me habían informado que mi enfermedad era degenerativa, es decir, que iría empeorando con el tiempo. Ni siquiera me habían hecho un fondo de ojo. Habitualmente iba a la consulta y salía con una graduación cada vez mayor para mis anteojos.
“Una maculopatía seca me dejó sin visión de un ojo. No se pudo hacer nada. Y hace cuatro años me diagnosticaron maculopatía miópica, a raíz de una degeneración macular. A la semana me quedé sin visión. De un día para otro, no podía ver ni una letra. Mi oftalmólogo me derivó a un retinólogo sin mayores explicaciones, y mi panorama no era optimista. Lo primero que me dijeron fue que iba a quedarme ciega; fue muy fuerte. Al diagnosticarme estaba en pareja y no tenía hijos; uno no sabe cómo seguir adelante.
“Por suerte no me resigné y empecé a moverme. Sin diagnóstico, busqué información, me activé, conocí a gente a la que le pasaba lo mismo, y encontré a un grupo de médicos que realmente me ayudó. Me aconsejaron tratamiento con las inyecciones de ranibizumab y comencé enseguida las aplicaciones: pasé de tener visión de bulto y borrosa, a una agudeza de visión de 7/10, que es muy buena para una miope como yo, con -18 dioptrías y un solo ojo con visión.
“Con el correr del tiempo, tuve recaídas y retratamientos. Nuevas aplicaciones de ranibizumab me mejoraron la hemorragia y el edema macular, pero mi visión no volvió a estar como antes, ya que la enfermedad es degenerativa y mi retina está muy deteriorada. Quedé con una visión de 3/10, y así me manejo, trabajo, realizo todas mis actividades, y trato de salir adelante.
“Para mí, lo importante es no perder la visión que me queda. Siempre con las inyecciones tuve resultados óptimos, que me las apliqué cada vez que me lo indicaron, y valió la pena.
“Agradezco haber tenido la fortaleza de buscar y obtener la información, porque si me hubiera quedado con los primeros médicos, la historia podría haber sido distinta. No hay nada peor que un paciente desinformado. Por eso, a cada persona que atraviesa una situación similar, le aconsejo buscar ayuda con especialistas. El rol del paciente cambió: ahora somos pacientes activos que se informan para tener una mejor calidad de vida”.
Analía Cantero es abogada, tiene 34 años y vive en Mar del Plata.