Respire: la EPOC puede prevenirse
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un trastorno bronquial que se caracteriza por la existencia de una obstrucción de las vías aéreas. Su principal causa es el humo del tabaco y su síntoma más evidente es la disminución de la capacidad respiratoria.
La Organización Mundial de la Salud (en su nota descriptiva Nº 315, de noviembre de 2012) señala que la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) altera la respiración normal y es potencialmente mortal; destaca que es más que la “tos del fumador”. Su principal causa es el humo del tabaco (fumadores activos y pasivos) y en la actualidad afecta casi por igual a ambos sexos, en parte por el aumento del consumo de tabaco entre las mujeres de los países de ingresos elevados.
La EPOC se caracteriza por un bloqueo persistente del flujo de aire. Según la OMS se trata de una enfermedad subdiagnosticada y potencialmente mortal, que altera la respiración normal y no es totalmente reversible. Los términos bronquitis crónica
(inflamación de las vías aéreas y aumento en la producción de moco como respuesta del organismo ante estímulos nocivos como el humo del tabaco) y enfisema (destrucción de la pared de las vías aéreas de menor tamaño llamadas alvéolos, que dificulta el adecuado intercambio de oxígeno en los pulmones) quedan englobados en el diagnóstico de EPOC.
Saber para prevenir
La Fundación Argentina de Asistencia al Paciente con EPOC (FundEPOC) sostiene que esta enfermedad abarca aquellas afecciones respiratorias que cursan con obstrucción no totalmente reversible del flujo aéreo. La limitación es progresiva y se asocia a una respuesta inflamatoria. El diagnóstico debe ser considerado en cualquier paciente que presente síntomas crónicos de tos, expectoración, disnea, y/o historia de exposición a factores de riesgo para la enfermedad. La definición es básicamente fisiológica, por lo cual se precisa confirmar su diagnóstico mediante la realización de un estudio espirométrico con FEV1 (Volumen de aire que se expulsa durante el primer segundo de la espiración forzada) menor al 80% del valor teórico normal y una relación FEV1/FVC menor al 70% sin respuesta o parcialmente reversible a la medicación broncodilatadora.
Entre un 20 y un 25% de los fumadores desarrollan la enfermedad, pero se desconocen las causas de predisposición al desarrollo, aunque puede que exista un componente multifactorial que incluya elementos ambientales (como susceptibilidad individual). En este sentido, los principales afectados por la enfermedad son las personas expuestas a los dos factores externos que contribuyen en mayor medida a su desarrollo: fumar y trabajar
La bronquitis crónica y el enfisema suelen presentarse simultáneamente o una provoca la otra, motivo por el cual ambas se agrupan bajo la denominación de EPOC
en ambientes contaminados.
Asimismo resumidamente la OMS menciona otros factores de riesgo:
• Contaminación del aire de interiores (por ejemplo, la derivada del empleo de combustibles sólidos en la cocina y la calefacción).
• Contaminación del aire exterior.
• Exposición laboral a polvos y productos químicos (vapores, irritantes y gases).
• Infecciones repetidas de las vías respiratorias inferiores, en la infancia.
El valor del diagnóstico
La presencia de EPOC se confirma
con una simple prueba diagnóstica, llamada espirometría, que mide la cantidad y la velocidad del aire inspirado y espirado. Dado que presenta una evolución lenta, generalmente se diagnostica en personas de 40 años o más.
Otras pruebas consisten en usar un estetoscopio para auscultar los pulmones; sin embargo, algunas veces éstos suenan normales, incluso cuando la EPOC está presente. Por su parte, las imágenes de los pulmones (radiografías y tomografías computarizadas) pueden ser útiles, pero algunas veces parecen normales, incluso cuando una persona tiene EPOC (especialmente radiografía de tórax). En ciertas ocasiones los pacientes necesitan un examen de sangre (llamado gasometría arterial) para medir las cantidades de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre.
La EPOC no se cura, pero existen varios tratamientos que ayudan a controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Por ejemplo, los medicamentos broncodilatadores pueden corregir la disnea.
Alimentación saludable
Diversos estudios determinaron que una ingesta pobre en vitaminas antioxidantes (A, C, E) se ha asociado en algunas ocasiones a un mayor riesgo de EPOC, mientras que otras investigaciones señalan la importancia de incluir vitamina C y magnesio en la alimentación diaria. Por su parte, existe cierta evidencia de que las dietas ricas en aceite de pescado se relacionan con una menor prevalencia de EPOC.
En este sentido, una correcta nutrición contribuye a fortalecer el organismo ante posibles infecciones, además de prevenir enfermedades que complicarían la enfermedad obstructiva.
Por otra parte, los alimentos aportan, entre otros aspectos, la energía necesaria para desarrollar un acto tan sencillo como respirar; una persona enferma de EPOC precisa diez veces más calorías para hacerlo que una que sana.
En síntesis es importante:
• Consumir alimentos de todos los grupos: frutas, vegetales, lácteos, cereales, fibra y proteínas.
• Limitar la ingesta de sal y bebidas con cafeína.
• Evitar alimentos que provoquen gases o sensación de pesadez.
• No ingerir productos de escaso valor nutritivo (comida “chatarra”).
Chau pucho
Dado que el riesgo que reviste el tabaco es muy grande, la mejor manera de prevenir la EPOC es no fumar. También se ha demostrado que los hijos de padres fumadores padecen muchas más enfermedades respiratorias que los de padres no fumadores; ocurre que estos niños se con
vierten en fumadores pasivos y están predispuestos a padecer bronquitis crónica de adultos.
Asimismo, dado que hasta el momento no existe cura para la EPOC, es posible poner en práctica diversas medidas para aliviar los síntomas e impedir que la enfermedad empeore:
• Como se mencionó anteriormente, las personas con EPOC deben dejar de fumar; es la mejor manera de reducir el daño pulmonar.
• Tratar de evitar la exposición a partículas irritantes en el aire.
• La EPOC puede empeorar si la persona tiene gripe o neumonía. Por tal motivo, quienes padecen esta enfermedad deben vacunarse contra la gripe cada año, además de recibir una vacuna antineumónica cada seis.
• Usar broncodilatadores para reducir el espasmo muscular.
• Para expulsar las secreciones no existe una terapia válida, pero evitar la deshidratación mediante la ingesta de suficiente líquido, previene las secreciones espesas.
• La administración de oxígeno disminuye el ahogo que sienten los enfermos cuando realizan actividades diarias.
• Mantener un peso adecuado.
• Realizar actividad física bajo supervisión médica. El ejercicio mejora la utilización del oxígeno, la capacidad de trabajo y la mentalidad de los pacientes.
• Evitar la exposición a la contaminación ambiental o laboral.
• Visitar al médico ante cualquier principio de resfrío o infección de las vías respiratorias.
Dado que los síntomas de EPOC se presentan lentamente, es posible que algunas personas no sepan que están enfermas