Secretos y Sabores de la cocina
QUÉ PASA SI…
Las comemos de más
Se considera a una dieta que es de “alto contenido en proteínas”, cuando el 20 % o más de las calorías totales diarias están representadas por proteínas. Recordemos que la recomendación diaria de proteínas está marcada en torno a un 12-15 % de esa ingesta total.
Debemos saber que si esos excesos persisten y no se controlan o regulan, la ingesta elevada de proteínas puede causar problemas o enfermedades como por ejemplo: alteraciones del sistema renal (ante la dificultad que puede generar la filtración de sus moléculas), alergias de origen alimentario (al huevo, al pescado, a la proteína de la leche de vaca), desnutrición (por la baja de ingesta de alimentos ricos en vitaminas y minerales). Un exceso de proteínas animales en la alimentación, por su contenido de fósforo y grasas saturadas, se relaciona con un mayor riesgo de osteoporosis (el fósforo compite con el calcio disminuyendo
su absorción) y de enfermedades cardiovasculares.
Las comemos de menos
Cuando el consumo de proteínas es insuficiente (es decir, de 0,4 a 0,6 g/día), en primer lugar disminuye la capacidad física y anímica. Además, se perjudica el sistema inmunitario, lo que tiene como consecuencia una alta predisposición a las enfermedades infecciosas. La falta de proteínas también puede provocar una aceleración de los procesos de envejecimiento en el cuerpo, aparición de edemas importantes, por almacenamiento de líquidos en los tejidos, modificación del tamaño de los órganos involucrados en la digestión y de la masa muscular.