Arturo Puig
El popular actor y director teatral habla del gran presente laboral que está atravesando y de su eterno amor Selva Alemán. Su opinión sobre los culebrones extranjeros.
En un momento de mi carrera, dejé de rechazar la palabra galán porque no me parecía algo despreciativo. No es más que un término teatral. En antiguas compañías estaban el primer actor, la damita joven y el galán. Yo, ahora, vengo a ser algo así como un galán maduro”, confiesa el actor y director teatral Arturo Puig que, a los 71, sigue conservando la misma pinta que cuando joven, aunque él le reste importancia. “Yo nunca me consideré un tipo lindo, pero si la gente cree que lo soy, allá ellos. Yo no pienso contradecirlos”, agrega entre risas.
Con una extensa carrera llena de éxitos y reconocimientos, hoy es imposible no ver su nombre en alguna de las marquesinas de la calle Corrientes. “Gracias a Dios, desde que empecé en esta hermosa profesión, allá por el año 1969, haciendo un papel muy chiquitito en la película ‘La Frontera Olvidada’ que protagonizaron Lautaro Murúa y Ubaldo Martínez, hasta ahora, nunca paré de trabajar. Eso es una bendición para cualquier actor”, cuenta, antes de hacer un repaso por todas las obras en las que está trabajando. “Con Guillermo Francella y Jorge Marrale estamos
haciendo, en el Teratro Metropolitan Citi, la comedia `Nuestras Mujeres`, de Éric Assous. Y, además, estoy dirigiendo `Le Prenóm`, en el Multiteatro, y ´ El Quilombero´, en el Lola Membrives. Nunca me imaginé que iba a hacer tantas cosas a la vez. Hay días en qué no sé en qué teatro y obra estoy”, revela.
ETERNO ENAMORADO
Aunque nunca se casaron, el amor con la actriz Selva Alemán (72) lleva más de 40 años de felicidades y sinsabores. “Ningún matrimonio es perfecto, mucho menos cuando dura tantos años como el nuestro. Clarto que tuvimos nuestras crisis. No sabés cuántas. Y sí, es pesado cargar con esa aura de matrimonio perfecto. Hemos compartido los buenos y los malos momentos, pero lo importante es que, a pesar de todo, nos seguimos eligiendo una y otra vez”, relata, antes de apelar a su gran cuota de humor. “Además, tengo que reconocer que ella es una mujer muy bella, inteligente y centrada. El loco soy yo”, admite
Padre de dos hijos (Ximena y Juan), fruto de una relación anterior, hay un sueño que nunca logró concretar junto a ella: ser padres. “Me hubiese encantado tener un hijo con Selva. En un momento pensamos en adoptar, pero cuando se nos presentó la oportunidad sospechamos que algo no estaba bien. Fue en la época de la dictadura militar y nos dio mucho miedo. Ahora, lamentablemente, los dos estamos grandes. Es nuestra gran deuda pendiente”, reconoce.
Feliz con tanta ficción en la televisión argentina, no oculta su bronca ante la invasión de los culuebrones extranjeros. “La ficción nacional es cara, por eso hay pocas. Pero lo que más me preocupa es que el público termine habituándose a escuchar a artistas turcos o brasileños doblados. Pero bueno, ellos respetaron algo que nosotros dejamos de hacer, que es el género del teleteatro, que es muy básico: la venganza, el rico y la pobre, el pobre y la rica. Es una lástima no volver a intentarlo con nuestros actores”.
”Selva es una mujer bella, inteligente y centrada. El loco soy yo”