Desde abajo
La actriz, directora, escritora y fundadora de la compañía Improvisa2 repasa un duro pasado y no reniega de él.
Nací en el barrio porteño de Caballito, soy hija única, mi mamá es la presidenta de la Unión Vecinal y cuida la plaza de Rojas y Yerbal de forma gratuita. No pasé una adolescencia convencional, ya que mi papá se suicidó cuando yo tenía catorce años y viviendo sola con mi madre, la plata no so- TRES PARA TRIUNFAR Hace doce años creó, junto a Tomás Cutler y Gabriel Gávila, el grupo Improvisa2. Juntos tienen en su haber dos premios Estrellas de Mar braba”, cuenta Mariana Bustinza (34), a quien el mundo del teatro conoce como “Cumbi” por su pasado ligado a la cumbia. Hoy, consagrada como una de las revelaciones del teatro independiente, desnuda un pasado difícil y complejo.
“De adolescente co-
Le dicen Cumbi por su pasión por la cumbia
nocí a mucha gente de los barrios más bajos de Flores. Y el destino hizo que me enamorara de uno de ellos. Recuerdo que así empezó mi fanatismo por las bailantas, iba religiosamente todos los viernes y sábados a Meteoro Bailable y era fanática de Daniel Agostini. Una de las etapas más lindas de mi vida y a la vez más peligrosas. Con mi novio y sus amigos parábamos en una esquina de Mataderos llamada El Basurero. Comíamos en el comedor comunitario y los domingos íbamos a la cancha a ver Huracán. Mis amigos eran de la barra brava y así entrábamos gratis. Mi banda sonora por aquellos años era la cumbia, que de cierta forma hoy se convirtió en la obra que escribo y dirijo en el teatro El Extranjero, `Menea para Mí' (viernes a las 21:30)”
Socia fundadora de la compañía Improvisa2 junto a Tomás Cutler y Gabriel Gávila, hoy disfruta de la obra que lleva su nombre (“Improvisa2”, sábados a las 23:30, en el Chacarerean Teatre), las temporadas en la Costa Atlántica, un Estrella de Mar a Mejor Obra de Humor por “Reír” y otra a Mejor Labor Cómica por “Dillinger” (que hoy se ve en el Chacarerean los domingos a las 19), pero no olvida sus vivencias: “Yo sé lo que es ver gente caer por un tiro, comer comida vencida, vivir sin gas, tener miedo, pedir plata o ir presa”, concluye Mariana, siempre con los pies en la tierra. ●