El precio del fast beauty
La mujer de hoy busca cualquier atajo que le permita atesorar el mayor tiempo posible. Detalles que revolucionan la tradicional rutina del arreglo personal
Es posible ser bella en poco tiempo, pero ¿cuál es el valor detrás de esa perfección? Vogue investiga
Ahorrar tiempo y energía es considerado como una necesidad más que un lujo, es por eso que hoy en día las mujeres buscan agilizar la rutina de belleza sometiéndose a numerosos procedimientos y tratamientos que ofrecen soluciones temporales y efectivas, permitiéndolas lucir listas de pies a cabeza en un tiempo record. Micropigmentación, extensiones de pestañas, un bronceado saludable, manicura impoluta, tratamientos de cabello, láser, rellenos; la lista es exhaustiva y continúa creciendo conforme a los avances tecnológicos. Los resultados, personalizados e impresionantes, han llegado a transformar el promedio que tarda una mujer en estar lista, de 55 minutos a simplemente la mitad o menos, el objetivo es lograr un beauty look natural. Este ha sido el énfasis que ha hecho de estos métodos —aún cuando son intensivos, como el maquillaje semipermanente o inyecciones
dérmicas— se sientan menos intimidantes y mucho más alcanzables. Esta creciente generación de belleza está dispuesta a dejar atrás las antiguas normas e invertir grandes cantidades de dinero y largas horas en el salón, o en consultorios médicos para lograr capturar el tan deseado I resplandor desde el despertar. rónicamente, estos procedimientos, que antes se consideraban alusivos a celebridades o exclusivos para ocasiones especiales, se han convertido en un fenómeno estratégico —y ascendente— en la agenda de cada mujer bajo un meticuloso espectro de temporalidad entre aplicación y retoque que brinda una incomparable satisfacción al no tener que doblegarse al característico ritual de maquillaje, peinado y cuidado personal de manera diurna. Un deslumbrante espejismo de mínimo esfuerzo que no desvela el precio y el tiempo que conlleva el lograr lucir impecable 24/7. —Pía González-franco Hubard