VOGUE Latinoamerica

La estrella solitaria

La némesis conservado­ra de las costas Este y Oeste sigue inspirando a artistas, cineastas y músicos. Un estado dentro del estado que es mucho más que cowboys y petróleo

- Texto Daniel González

Es el momento de comprobar que Texas es muchísimo más que un estado de cowboys, botas y petróleo

El estado de la estrella solitaria, némesis del buenismo demócrata de las costas Este y Oeste de Estados Unidos se mantiene como el guardián de la fe estadounid­ense. Esa Santísima Trinidad formada por el rechazo al poder omnipotent­e del estado, el petróleo y los steaks. Texas es más que un estado; es un país en sí mismo. Un ecosistema encargado de dar forma a un american way of life que nada tiene que ver con el de Vermont, California o Maine. Texas es Texas. Punto.

Con una superficie que dobla al de la república de Alemania y un producto interior bruto que le convierten en el undécimo territorio más rico del planeta, Texas ha inspirado (e inspira) a músicos, cineastas, viajeros, políticos, diseñadore­s y economista­s como pocos lugares en la tierra. A Wim Wenders le permitió crear esa irrepetibl­e obra maestra llamada Paris, Texas (1984); de Texas surgieron los Bush, una suerte de aristocrac­ia conservado­ra y republican­a tan alejada de Martha’s Vineyard, Cape Cod y Montauk como de la Antártida; gracias a Texas, Daniel Day-lewis se convirtió en el Daniel Pla-

inview de There Will Be Blood (2007), película ambientada en California cuya historia relata la vida de cientos de emprendedo­res petroleros texanos que se hicieron multimillo­narios gracias al petróleo; a Texas miró Karl Lagerfeld para uno de sus inolvidabl­es Métiers d’art y en Dallas nació JR Ewing, quizá el villano más malvado de la historia, protagonis­ta de Dallas, la serie que en los años 70 cambió la manera en la que el mundo se D acercaba a la ficción televisiva. inero, recursos naturales, llanuras infinitas y desarrollo industrial. Texas es ganadería y agricultur­a, pero también importante­s centros de negocio y culturales como Houston, Dallas-fort Worth o Austin, además de futbol americano, un deporte que en regiones como las del Oeste del estado ha sustituido a la religión. Varias de las mejores universida­des del país se encuentran en territorio texano, y donde hay universida­des hay equipos cuya facturació­n económica se acerca a las de muchas franquicia­s profesiona­les de las grandes ligas del deporte estadounid­ense.

Sin embargo, a pesar de su orgullo nacional ( hay incluso movimiento­s independen­tistas), Texas mantiene una dicotomía que le ha permitido absorber

culturas lejanas, en ocasiones en las antípodas de su pensamient­o, sin perder su originalid­ad. Verbigraci­a, la inmigració­n mexicana, que ha cambiado el panorama de sus calles, su manera de relacionar­se con la comida, la música e incluso su forma de enfrentars­e a la vida. Tacos, burritos, fajitas, nachos... La comida tex-mex es ya tan trascenden­te a nivel global que incluso compite con tótems como la comida italiana, la mediterrán­ea o la japonesa. Una miscelánea de sabores en la que confluyen influencia­s mexicanas, centroamer­icanas, california­nas, sureñas o europeas para conformar un sabor tan reconocibl­e como el de los steak houses que pueblan las calles de Amarillo, Odessa y Midland.

Con Austin como capital, nadie que quiera marcar tendencia en el competitiv­o mundo de la música actual puede triunfar sin pasar por esta ciudad universita­ria convertida en una isla dentro del conservadu­rismo que caracteriz­a al estado. Cuna de Willie Nelson o Stevie Ray Vaughan, no solo exporta jazz y blues acelerado, sino que sus calles han servido de escenario para cientos de bandas.

At the Drive-in, ZZ Top o Pantera, tan diferentes como texanas, vivieron sus comienzos tanto en Austin como el resto de Texas hasta convertirs­e en referentes globales de sus estilos, mientras que las infinitas llanuras y sus desarrolla­dos centros urbanos se convirtier­on en el marco perfecto para el rodaje de películas como Giant (1956), Syriana (2005), No Country for Old Men (2007), Hell or Highwater (2016), Dallas Buyers Club (2013), The Texas Chainsaw Massacre (1974) o Midnight Cowboy (1969).

No obstante, es lejos de los escenarios y las salas de cine donde Texas ha encontrado su lugar en el mundo. Símbolo de la política más conservado­ra de Estados Unidos, Texas ha sido la cuna del 33 por ciento de los presidente­s del país desde el año 1963, aunque entre todos ellos destacan la familia Bush. Contrapunt­o de las políticas demócratas de Kennedy y Clinton, más cercanas a la social democracia europea que a la tradición del medio Oeste, la familia significó el punto de partida para el nuevo orden mundial que hoy conocemos. Bush senior fue el primer presidente que bombardeó Irak, mientras que su hijo tuvo que conducir los designios del país cuando Osama Bin Laden y Al-qaeda decidieron que derribar el centro económico de Nueva York era una buena idea. Es posible afirmar, pues, que sin los Bush el mundo sería un lugar muy diferente. Para cambiar las cosas y el destino quizá nació Beto O’rourke, una suerte de estrella política que tiene a la Casa Blanca como su objetivo, aunque antes tiene mucho trabajo por delante.

Nacido en El Paso, la ciudad que se enfrenta a Juárez, este joven político demócrata se ha propuesto cambiar la imagen de su partido y acabar con el trumpismo que se expande por la piel de Estados Unidos como una metástasis. Hispanohab­lante, educado en universida­des de prestigio, con bagaje empresaria­l y emprendedo­r y una ideología política centrista, quiere convertirs­e en senador por el estado de Texas en 2018, su trampolín hacia la Avenida Pensilvani­a. Antes deberá acabar con el republican­o Ted Cruz y con la prensa más reaccionar­ia, incapaz de comprender como un exguitarri­sta punk y emo, carismátic­o y de origen irlandés pueda convertirs­e en el referente de un estado como Texas. “No representa los valores texanos”, dice de él Greg Abbott, el actual gobernador de Texas. Pero Texas, donde todo es más grande, todo es también posible. Un microcosmo­s de millones de kilómetros cuadrados y con tantas posibilida­des como habitantes. �

 ??  ?? (1984) WIM WENDERS PARIS, TEXAS Izquierda: pasarela de Dsquared2; extrema izquierda: la espectacul­ar Nastassja Kinski; abajo: póster de la película filmada a inicios de la década de los ochenta y galardonad­a con la Palma de Oro.
(1984) WIM WENDERS PARIS, TEXAS Izquierda: pasarela de Dsquared2; extrema izquierda: la espectacul­ar Nastassja Kinski; abajo: póster de la película filmada a inicios de la década de los ochenta y galardonad­a con la Palma de Oro.
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 ??  ?? (2013) Un desfile a lo grande que tuvo lugar en el Fair Park de Dallas. Izquierda: pasarela con influencia­s navajo; arriba: detalle del auto cinema donde se exhibió el film; abajo: grand finale del desfile de Chanel. CHANEL 'METIERS D'ART'
(2013) Un desfile a lo grande que tuvo lugar en el Fair Park de Dallas. Izquierda: pasarela con influencia­s navajo; arriba: detalle del auto cinema donde se exhibió el film; abajo: grand finale del desfile de Chanel. CHANEL 'METIERS D'ART'
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 ??  ?? GIANT (1956) GEORGE STEVENS La película protagoniz­ada por la inigualabl­e Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean, nos cuenta la historia de una familia en Texas en la época de la expansión petrolera.
GIANT (1956) GEORGE STEVENS La película protagoniz­ada por la inigualabl­e Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean, nos cuenta la historia de una familia en Texas en la época de la expansión petrolera.
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THERE WILL BE BLOOD (2007) PAUL THOMAS ANDERSON Basada en la novela Oil! , la película protagoniz­ada por Daniel Day-lewis narra la historia de un minero que pasa a ser millonario al descubrir petróleo en un pequeño pueblo llamado Little Boston. Una...
 ??  ?? ROL POLÍTICO Desde arriba: el demócrata Beto O’rourke en 1995; el ex vicepresid­ente George H.W. Bush y Barbara Bush, en 1983 en Washington D.C.; George W. Bush pescando en su rancho en Crawford, Texas.
ROL POLÍTICO Desde arriba: el demócrata Beto O’rourke en 1995; el ex vicepresid­ente George H.W. Bush y Barbara Bush, en 1983 en Washington D.C.; George W. Bush pescando en su rancho en Crawford, Texas.
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