Los secretos detrás del carré
Así nacen cada temporada los pañuelos de seda más deseados del mundo, firmados por la legendaria maison Hermès
Al adentrarse en la fábrica de los carrés de Hermès, uno entiende mejor el largo proceso de su elaboración y el porqué del fanatismo en las mujeres más respetadas y queridas de este planeta por portar este objeto. Desde Jackie Kennedy, hasta la reina Isabel II, todas lo desean.
El secreto radica en un arduo camino de elaboración que comienza en… Brasil. Efectivamente, los gusanos de seda son criados bajo el sol tropical y los capullos son recolectados uno a uno manualmente. El resto del trabajo se desarrolla en Francia, particularmente en la región de Lyon, a unos 450 km de París en un taller que cuenta con cinco siglos en la historia de la seda. Parece inverosímil, pero las cifras son claras: 300 huevos, 300 gusanos de seda, 450 km de hilo, esta es la ecuación que sale de una sola pareja de mariposas para un único carré de Hermès. El proceso de este tiene tres fases principales: grabado, coloreado e impresión. La dirección artística, dirigida por Pierre-alexis Dumas, propone varios temas a los dibujantes y estos esbozan en función a su inspiración —se calcula que cada año se editan veinte diseños diferentes—. El dibujo es llevado a los talleres de grabado, donde se separa en tantas planchas como colores tenga.
Faltan aún dos etapas importantes: la impresión de los diseños es realizada gracias a la técnica específica del cuadrado plano, en otras palabras: alta gama. Para Hermès, solo cuentan dos detalles: la calidad y el resultado. Después del fijado, lavado y secado, el toque final es el roulotté a la francesa, una de las marcas de la casa y que consiste en enrollar el borde de la seda del revés al derecho. Después de un enésimo control final, listo, el carré viaja a una de las boutiques Hermès designadas. Las tres fases principales llevan una media de veinticuatro meses.
Sin lugar a dudas, el lujo en Hermès es sinónimo de tiempo. Y ese lujo es el que ha permitido dar nacimiento a más de 2000 modelos de estampados desde 1937, y solo unos pocos se reeditan. Como siempre, Hermès nos vuelve a sorprender: emoción, técnica, color, tiempo, savoirfaire. Opulencia verdadera. —Lorena Vergani