EL ARTE DE VIVIR
La filosofía de La Domaine des Etangs consiste en desconectar los códigos impuestos por la sociedad
Oculto en la región de Charente Limousine de Francia está La Domaine des Etangs, un chateau del siglo once que pertenece a una familia y que fue convertido en un hotel boutique de lujo por la dueña, Garance Primat. El oasis de mil hectáreas de naturaleza es una armoniosa mezcla de historia francesa y modernidad, desde el castillo medieval y sus seis suites impecablemente decoradas, a los baños termales galo-romanos y el molino convertido en spa, todo decorado con piezas de la colección de arte contemporáneo de Primat. Habiendo viajado ampliamente en su juventud, Garance desarrolló una afilada sensibilidad y una apertura que nació a raíz de sus encuentros con gente y lugares alrededor del mundo. Cuando llegó la oportunidad de restaurar el Domaine, aplicó su sensibilidad y escuchó a la tierra,
preservando tradiciones locales y valores que se fueron pasando de generación en generación durante siglos. Una filosofía muy francesa prevalece en todo el Domaine, l’ art de vivre.
Tuve la oportunidad de sentarme con Garance para tomar un té y preguntarle qué significa l’ art de vivre para ella y por qué escogió una libélula como el símbolo del Domaine. “El bienestar es una filosofía, un balance y también una forma de arte. L’ art de vivre es algo que sentimos, con nuestro corazón, nuestras emociones y también con la razón. La mente hoy tiene una tendencia a intelectualizarse y contaminar nuestros pensamientos. En el Domaine, nuestro objetivo es desconectar la mente y los códigos impuestos por la sociedad y reconectar con nuestras emociones, sentir algo genuino desde adentro y vivir el momento”, afirma Garance. “Escogí una libélula como el emblema del Domaine, porque se necesitan todos los elementos para vivir en un estado puro — agua, tierra, aire, sol y espacio— también en equilibrio con las temporadas, con lo celestial y lo terrenal y más que nada en el ciclo de la vida. Como una libélula, el Domaine des Etangs es su propio ecosistema —con diversos subsistemas hoteleros, de restauración, un jardín de vegetales y un spa, todos funcionando en armonía. Respetamos la vida de la región de Charente y la transmisión de las tradiciones locales, las especialidades, las creencias, los sabores y los valores. Mi visión es aquella de bienestar que también está inspi- rada por los locales y adaptada a mi territorio. Los productos locales cambian la inspiración creativa por temporada: vegetales de invierno, champiñones de otoño, frutas de primavera y verano. Cada temporada tiene su encanto y el plato se vuelve el lienzo, los productos regionales locales la paleta”, finaliza la dueña de La Domaine des Etangs. Decidí que por el resto de mi estancia, me rendiría ante el Domaine y trataría de emular a una libélula. Después de una caminata por el bosque, escogí un lugar en el jardín a la orilla de uno de los muchos estanques para un picnic de quesos y frutas locales. Más tarde, exploré el histórico molino convertido en spa y me consentí con un tratamiento corporal con sales locales de Charente y un remojón en la piscina interior. Sintiéndome increíblemente relajada, tomé mi libro y me acosté en una tumbona que veía al estanque principal y a todas las tierras, observando cómo las nubes bailaban y los colores cambiaban con el sol que se metía. Terminé el día con una deliciosa cena local, que incluyó una ensalada del huerto hermosamente servida en una rebanada de madera natural y decorada con flores comestibles, trucha local de agua fresca cocinada a la parrilla y las primeras moras de la temporada en un ligero merengue. Mientras experimentaba el paso del tiempo, encontré: mi art de vivre. —Emilie Meinadier