Sabor con historia,
La comida y la felicidad suelen ir de la mano, pero para la peruana Francesca Ferreyros la COCINA y la felicidad son sinónimos. Lo que empezó como una aventura juvenil se convirtió en una fascinante experiencia culinaria, quizás la más importante para la
La comida y la felicidad suelen ir de la mano, pero para la peruana Francesca Ferreyros la cocina y la felicidad son sinónimos.
La historia de Francesca Ferreyros, la chef peruana, comienza con un biombo japonés que perteneció a sus abuelos cuando vivían en Tokio, que más tarde se convertiría en un gran cuadro ubicado en la sala de su casa y luego, en su principal inspiración en la cocina. Sin tener ascendencia asiática, pero con un abuelo que vivió muchísimos años entre Tokio, Hong Kong y Corea, Ferreyros se empezó a alimentar de esta fascinante cultura, pero su recorrido en el mundo gastronómico no empieza precisamente ahí…
Sus veranos empezaron cocinando en el restaurante peruano Cala, trabajando para el chef Iván Kisic, cuan- do ella aún no había empe- zado la carrera gastronómi- ca. Al terminar sus estudios viaja a Estados Unidos con la intención de ganar más experiencia y se enrumba en un aprendizaje con el reconocido chef Niven Patel y luego, en su constante búsqueda de crecimiento logra dar un gran salto a España, en El Celler de Can Roca. “Para mí, profesionalmente hablando, es uno de los si- tios en donde más se aprende. España en esa época, y hasta ahora, sigue siendo un referente en técnicas modernas culinarias”, comenta la chef. Este fue su gran lección, más que cualquier curso o especialización, el año que pasó en El Celler de Can Roca marcó el inicio de una nueva e intensa búsqueda personal.
En este momento la influencia asiática que tantos años estuvo presente se reveló como una gran epifanía: Tailandia se convirtió en su siguiente destino y Gag- gan en su gran aprendizaje. El enorme choque cultural que se da al pasar de Girona, en donde estaba esta- blecida, a Tailandia, fue impac- tante, pero se acostumbró rápi- damente al caos que, incluso, le recordaba a su ciudad natal, Lima. “Acababan de lanzar en Chef’s Table el capítulo de Ga- ggan, entonces llegué en un mo- mento importante en el que éra- mos testigos de un cambio muy fuerte no solo por la cantidad de personas que nos visitaban, pero además por toda la prensa y reconocidos chefs que llegaban”, confiesa. Dos años más tarde la chef vuelve a Lima y como cerrando un círculo lidera IK, otra propuesta culinaria de Iván Ki- sic, antes de enrumbarse en su proyecto personal que combina lo mejor de sus aprendizajes en el mundo con un sabor asiático entrañable.