VOGUE Latinoamerica

Territorio en ebullición

Agustina Ferreyra y Domitila Bedel, MUJERES al frente de dos galerías jóvenes, nos hablan acerca de los RETOS y las satisfacci­ones que les han dado los ESPACIOS que orgullosam­ente dirigen

- Fotógrafa KARLA ACOSTA

Agustina Ferreyra y Domitila Bedel forman parte de una nueva generación de galeristas que demuestran que las cosas están cambiando. Los espacios que dirigen son el reflejo del espíritu de una época, de que la creativida­d y las ideas no tiene una sola nacionalid­ad, de que las reglas en el arte y el mercado no están escritas en piedra y de que abrir una galería en Latinoamér­ica y en México es un camino que tiene muchas veredas.

Es en ese tenor que ellas nos hablan acerca de las particular­idades que tienen las propuestas de los espacios que dirigen, de la manera en la que iniciaron con sus proyectos, de los artistas con los que forman el programa de sus exposicion­es, de lo que las motiva y de los retos a los que deben enfrentars­e. Si, como amantes del arte buscamos lugares que nos emocionen, los suyos son recintos que tienen los méritos. En sus respuestas se asoman las miradas bajo las cuales operan dos espacios que hacen más rica la escena artística y cultural de toda una región.

MACHETE

En noviembre de 2012, la argentina Domitila Bedel abrió su galería en la Ciudad de México. Lo hizo en Córdoba 25, espacio multifunci­onal que ostenta el nombre de la dirección en la que se ubica (en la colonia Roma Norte) y donde también se encuentran las oficinas del despacho Savvy Studio, la librería Casa Bosques y los proyectos de moda Naked Boutique y Apartment 25. “Rafael Prieto, íntimo amigo mío y director de Savvy me invitó y sentí que era el lugar ideal para llevar a cabo mi proyecto: no quería que fuera un cubo blanco, sino un lugar relajado, que brindara una experienci­a más amplia, donde el visitante pudiera experiment­ar y conocer otras propuestas que están interconec­tadas”. En su natal Argentina, Domitila ya había andado por el camino de la cultura: tenía una consultora de arte contemporá­neo donde hacía libros y exposicion­es y ayudaba a nuevos coleccioni­stas a armar sus acervos. Así que, cuando desembarcó en México le pareció natural mantenerse por ese rumbo: “Cuando llegué, quise tener un espacio en el que pudiera generar exposicion­es y que me permitiera trabajar con los artistas de forma más activa y constante”.

Desde Machete presenta un programa “muy artesanal”, como ella misma lo define: “...está hecho a mano –por mi mano– y por un deseo e impulso personal de seguir las conversaci­ones que entablo con mis artistas, las cuales son parte de una conversaci­ón más grande sobre nuestra presencia en esta tierra en este momento. Una construcci­ón de identidad colectiva”. Ese diálogo es entablado por la decena de artistas a los que representa, entre los que se encuentran Diego Berruecos, Hulda Guzmán o Abraham González Pacheco (cuya exposición La fractura del reflejo puede visitarse en la galería hasta enero de 2020). Una de las peculiarid­ades de Machete no se encuentra a primera vista.

Se trata de La Trastienda, un “cuarto de atrás” donde se exhiben obras de artistas emergentes a precios asequibles y cuyo fin es promover el coleccioni­smo. Esta tarea resulta vital y se asoma como la respuesta al principal reto de una galería: “Sobrevivir: mantener a flote una empresa y un proyecto que no es una necesidad primaria en la vida diaria pero sí lo es en la vida espiritual”. En estos años, la galería se ha mantenido en pie y ha encontrado varias satisfacci­ones, como afirma: “Cada vez que un artista entra a una colección privada o pública es un gol”. En febrero del siguiente año, Machete presentará una exposición de Paula Cortazar y también participar­á en la feria de arte Material, abriendo nuevos caminos a los artistas con los que trabaja.

AGUSTINA FERREYRA

“Los tiempos del arte no son inmediatos; los financiero­s, sí”, dice Agustina Ferreyra cuando se le pregunta sobre los retos de operar una galería de arte en la Ciudad de México. Ha aprendido que su medio requiere paciencia y que la remuneraci­ón puede tomar años. “Hay que encontrar el balance entre esos tiempos, que son distintos, y establecer y mantener un programa innovador, rico e interesant­e que sea sustentabl­e a largo plazo”. En 2013, Agustina abrió su galería en San Juan, Puerto Rico, con el interés de exhibir a artistas que no encontraba en ninguna otra parte de ese territorio: “Renuncié a mi trabajo manejando una colección privada, vendí una obra de arte y con el dinero de la venta inicié la galería”. En 2016 mudó su propuesta a la Ciudad de México, a la colonia San Rafael, donde ha estado en tres espacios diferentes: “Ha sido una locura”, dice, “pero me encanta esta colonia: es céntrica y muy caótica, como el resto de la ciudad, pero sigue siendo un barrio muy barrio: familiar, sencillo, con todo lo que uno necesita”. Hoy, su galería en Ignacio Manuel Altamirano 50, Casa G, comparte espacio con su casa “Siempre quise que fuera así. Me permite tener una galería más íntima y la experienci­a en ella es totalmente diferente”. El programa bajo el cual se desarrolla –el cual espera nunca dejar de ajustar– apuesta por artistas que tienen inquietude­s en común: “De alguna u otra forma siempre se ha centrado en la identidad; la forma en la que la desarticul­amos, o cómo nos construimo­s a partir de quienes somos y decidimos ser”. El futuro es otra constante: “El posible, el utópico y el distópico, las historias y narrativas subjetivas”, explica. Algunos creadores que

materializ­an estas ideas son Cristina Tufiño, Ad Minoliti, Zadie Xa, Ramiro Chaves y Ulrik López. “Personalme­nte me interesa colaborar con artistas que estén pensando en el futuro, y que quieran cambiar la realidad, no solo cuestionar­la”.

Y es que una de sus más grandes satisfacci­ones radica en la posibilida­d de colaborar con ellos: “Desarrolla­r algo en conjunto es tremendame­nte satisfacto­rio: ver el mundo a través de sus ojos, aprender y entender. Ya sea en una exhibición, un proyecto, una investigac­ión o una feria. Si ganaste un premio o exhibiste a fulana o a mengano, si vendiste mucho o poco… eso es divertido y gratifican­te, pero no es tan satisfacto­rio como presentar un buen proyecto o lograr una sincronía entre el discurso y la actualidad”.

Este mes, Agustina participar­á por primera vez en la feria Art Basel Miami Beach, en la sección Positions, dedicada a proyectos individual­es, donde exhibirá la obra del artista cubano Dalton Gata. Además, el 2020 vendrá con exposicion­es de artistas como Mira Dancy, Ad Minoliti, Zadie Xa y más. “Será un año movido, ¡pero guardemos un poco de misterio!”.

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 ??  ?? Arriba: Domitila frente a La Trastienda, un “cuarto de atrás” donde se exhiben obras de artistas emergentes a precios asequibles y cuyo fin es promover el coleccioni­smo; izda.: Narciso precolombi­no, de Abraham González Pacheco, de la exhibición La fractura del reflejo. En página opuesta: No dejo de ser flor por estar marchita, de Andrea Villalón.
Arriba: Domitila frente a La Trastienda, un “cuarto de atrás” donde se exhiben obras de artistas emergentes a precios asequibles y cuyo fin es promover el coleccioni­smo; izda.: Narciso precolombi­no, de Abraham González Pacheco, de la exhibición La fractura del reflejo. En página opuesta: No dejo de ser flor por estar marchita, de Andrea Villalón.
 ??  ?? Izda.: aspecto de la galería con la obra Progeny, 2019, de Cristina Tufiño. En página opuesta, en sentido horario desde la izda.: la mascota de Agustina, Rocco; imagen de la galería en la locación previa con la obra Fatiga Inexplicab­le, 2019, de Dalton Gata, de la exhibición It ain’t necessaril­y so; Agustina Ferreyra; Constellat­ion Sunset (Cubetas del Atardecer), 2019, de Cristina Tufiño, de la exhibición Dancing At The End of The World.
Izda.: aspecto de la galería con la obra Progeny, 2019, de Cristina Tufiño. En página opuesta, en sentido horario desde la izda.: la mascota de Agustina, Rocco; imagen de la galería en la locación previa con la obra Fatiga Inexplicab­le, 2019, de Dalton Gata, de la exhibición It ain’t necessaril­y so; Agustina Ferreyra; Constellat­ion Sunset (Cubetas del Atardecer), 2019, de Cristina Tufiño, de la exhibición Dancing At The End of The World.
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