Marisé Álvarez al natural
Me siento a escribir en el mismo lugar de siempre; café en mano, compu, lentes, vista al patio, pájaros afuera. Todo parece estar en su lugar y al mismo tiempo nada lo está. El mundo ha cambiado por completo en cuatro meses y nosotros con él. Pocas cosas volverán a ser lo mismo y sin embargo todo seguirá siendo.
Pareciera que sin planearlo nos hemos mudado indefinidamente a un país extraño llamado incertidumbre. Meses antes de esta migración involuntaria, cuando todavía podíamos viajar sin tantas restricciones, Marisé -Tata- Álvarez migraba de su natal Puerto Rico a la ciudad de Los Ángeles, tras haber firmado representación con ICM Partners, y después de haber sido elegida como parte del cast de Hombre, una serie de Showtime escrita y dirigida por Jonás Cuarón, co-protagonizada por Marisé y Gael García Bernal.
Hoy, tras la llegada de la pandemia, Hollywood al igual que tantas otras industrias, se encuentra completamente detenido y con esto la temporada de audiciones, conocida como “Pilot Season”– y
Para la serie Têt-a-Teta, Agustina Ferreyra habla con la ACTRIZ puertorriqueña acerca de las pérdidas, la incertidumbre, los nuevos COMIENZOS y la actuación como una grandiosa forma de escape
una de las principales razones de su migración– también. Sin embargo, los cambios repentinos y la incertidumbre no son algo desconocido para Marisé.
De pequeña y antes de ser actriz, le encantaba meterse al clóset de su abuela y su madre para disfrazarse y maquillarse, o entretenía a amigos y familiares imitando voces y personajes. Ahí descubrió algo sobre sí misma, pero no se lo tomó tan en serio. No fue sino hasta el cuarto año de universidad, y tras perder a su madre a causa de un cáncer repentino y agresivo, que Marisé decidió iniciar una segunda carrera y se inscribió en el Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico. “Las pérdidas y duelos nos ponen la vida en perspectiva, tenemos que hacer aquello que nos mueve”, y fue ahí que siguiendo la invitación de su amigo Mikephillippe Oliveros, decidió ‘moverse’ hacia la actuación, a un café teatro de Río Piedras la ciudad universitaria, para sumarse a Teatro Breve, una de las compañías más prolíficas e interesantes de la Isla. “Los domingos no había mucho que hacer, así que Mike me invitó junto a un grupo de amigos a montar piezas cortas de comedia. Cobrábamos $3 dólares la entrada y la primera vez fueron 20 personas. Me acuerdo que el flyer tenía la foto de un bebé llorando y decía ‘pare de sufrir’. Han pasado 14 años de eso y hoy tenemos un teatro de 350 butacas que llenamos todos los domingos, con presentaciones que cambian durante el año”. A partir de eso surgieron otras cosas; comerciales, pequeños y grandes roles en películas, Maldeamores (2007), Che (2008), The Condemned (2012), The Vessel (2016), más teatro, más stand-up. Recientemente interpretó a Tanya Quiñones –un personaje de la vida real– para la serie española En el corredor de la muerte (2019), la historia de Pablo Ibar (interpretado por Miguel Ángel Silvestre), un preso hispano-estadounidense quien estuvo condenado a muerte durante dieciséis años por el presunto asesinato de tres personas en 1994. “Lo más importante de mi trabajo es que me permite escapar de la realidad por un rato, conocer otras historias y convertirme en otras personas. De todos los personajes me llevo algo”. Como cada vez que hablamos, el tiempo pasa rápido. Si no es su fiesta de cumpleaños por Zoom, son las amistades en común, las anécdotas de cuarentena, la discusión con su padre que quiere volver a trabajar, aunque no deba. Hablamos horas, vamos de mi hija o su vecina, a su roommate y colega del alma, Mara. De las peripecias del sexo por FaceTime, a su próximo show de stand-up y la idea para un piloto que está escribiendo, o el nuevo video de Davidcito, uno de sus personajes. Hablamos de la incertidumbre de lo nuevo, de lo que vendrá, de cómo eso en realidad la emociona, tanto como bailar o un croissant con mantequilla y mermelada. “Vivir constantemente con mariposas en el estómago”, vivir. Al final de nuestra conversación nos despedimos sin saber cuándo nos vamos
vivas.· a ver, pero quedamos para volver a hablar y ponernos al día. Nos despedimos con incertidumbre, pero agradecidas de estar aquí, allí, donde sea que estemos,