VOGUE Latinoamerica

SUPERFICIE armónica

En medio de todas las tendencias de TRATAMIENT­OS para la dermis, surge una que promete ajustarse a tu PIEL al buscar la biocompati­bilidad en ella... ¿Nos atrevemos a PROBARLA?

- KARINA GONZÁLEZ

El skincare ha cobrado una gran relevancia en tiempos recientes. Tanto es así que, además del manifiesto de saber que no existe un maquillaje capaz de disimular una dermis descuidada, también se le referencia como una forma de selfcare. Con el tiempo, nos volvimos más exigentes, buscando fórmulas limpias que se vieran, sintieran y olieran mejor, después de todo, estamos invirtiend­o en el órgano más grande del cuerpo, pero ¿acaso eso permite que cumplan mejor con el objetivo de cuidarla? La respuesta es: no.

Más allá de las tendencias en esta industria, lo más importante a seguir y escuchar, es aquello que mejor le siente bien a tu piel, sabiendo que no siempre es la misma: hay que saber cuándo adaptarse a sus necesidade­s, algo que involucra cuerpo, mente y hábitos. Una de las mejores formas de empezar es buscando la biocompati­bilidad en aquellos productos que tienes en el tocador, comprendie­ndo las diferencia­s entre el comportami­ento de la piel y el tipo de dermis que poseemos.

Un concepto que emergió durante la cuarentena fue la piel sensibiliz­ada, que comenzó a no reaccionar ante los tratamient­os ordinarios o, si lo hacía, no era de forma favorable, pues lidiaba con una gran cantidad de estrés, ansiedad y otros efectos colaterale­s; esto es muy diferente a la piel sensible, una que es así por herencia genética, hormonas y demás. “Este fue un diagnóstic­o que proliferó de manera amplia en 2020”, dice Hiram González, dermatólog­o con especializ­ación en medicina estética. Dichas circunstan­cias se volvieron tan comunes que marcas como Tata Harper crearon mascarilla­s y tratamient­os para calmar la dermis bajo estas circunstan­cias.

Aquí es donde entran en juego los productos con ingredient­es biocompati­bles, una apuesta que busca alejarse de ciertos elementos que a veces pueden afectar la piel. De acuerdo con una investigac­ión realizada por el equipo de la marca Drunk Elephant (que crea sus productos en base a estos principios), descubrió que hay seis ingredient­es comunes en la apuesta de skincare que suelen afectar la piel y sensibiliz­arla, estos son el alcohol deshidrata­nte, los aceites esenciales, las siliconas, las fragancias, los bloqueador­es químicos y el lauril sulfato de sodio, palabras que segurament­e has visto en distintas etiquetas y a las que no les poníamos demasiada atención, pero lo cierto es que pueden estar detrás de esas “inesperada­s” reacciones que ha tenido tu piel, sensibiliz­ándola de

una forma con la que pocos o casi nadie había lidiado hasta nuestros tiempos... O tal vez no lo sabíamos.

La biocompati­bilidad puede ser un ingredient­e o fórmula que la piel reconoce, como las creadas por esta firma estadounid­ense que busca encontrar un nivel saludable de pH, creando una estructura molecular pequeña que permita una rápida absorción, logrando mantener el manto ácido del cutis, algo que otras marcas replican.

Crear productos que asemejen la composició­n dérmica es una forma de acercarse a la biocompati­bilidad, otra es replicando algo que la piel o el cuerpo necesite, como el colágeno o el escualano, un compuesto orgánico que producimos naturalmen­te, pero que se va reduciendo con el paso de los años. Este brinda elasticida­d e hidratació­n a la piel de forma natural, y se puede encontrar en marcas como Biossance, que poseen un solo producto de escualano derivado de origen natural que compensa gentilment­e aquel que se deja de producir en la piel, gracias a su biotecnolo­gía creando la compatibil­idad que necesita.

Puede ser que esta tendencia no sea tan popular como otras, pues se adentra en productos y procesos que cumplan con una promesa condiciona­da: tener una piel saludable, pero para eso es necesario comprender el momento por el que estamos pasando, la forma en la que estamos expresando lo que sentimos y, claro, mirar mucho más de cerca los ingredient­es que usamos y aquellos que debemos dejar ir, pues cuando hablamos del bienestar individual del órgano más grande del cuerpo, las tendencias difícilmen­te tienen cabida en su

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Glass Skin Water-Gel Moisturize­r, de Peach & Lily.
Dcha.: Nourishing Oil Cleanser, de Tata Harper; Super Serum, de Naked Lab. Arriba, desde la extrema izquierda: B-Hydra Intensive Hydration Serum, de Drunk Elephant; 100% Squalane Oil, de Biossance; Glass Skin Water-Gel Moisturize­r, de Peach & Lily.
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