SUPERFICIE armónica
En medio de todas las tendencias de TRATAMIENTOS para la dermis, surge una que promete ajustarse a tu PIEL al buscar la biocompatibilidad en ella... ¿Nos atrevemos a PROBARLA?
El skincare ha cobrado una gran relevancia en tiempos recientes. Tanto es así que, además del manifiesto de saber que no existe un maquillaje capaz de disimular una dermis descuidada, también se le referencia como una forma de selfcare. Con el tiempo, nos volvimos más exigentes, buscando fórmulas limpias que se vieran, sintieran y olieran mejor, después de todo, estamos invirtiendo en el órgano más grande del cuerpo, pero ¿acaso eso permite que cumplan mejor con el objetivo de cuidarla? La respuesta es: no.
Más allá de las tendencias en esta industria, lo más importante a seguir y escuchar, es aquello que mejor le siente bien a tu piel, sabiendo que no siempre es la misma: hay que saber cuándo adaptarse a sus necesidades, algo que involucra cuerpo, mente y hábitos. Una de las mejores formas de empezar es buscando la biocompatibilidad en aquellos productos que tienes en el tocador, comprendiendo las diferencias entre el comportamiento de la piel y el tipo de dermis que poseemos.
Un concepto que emergió durante la cuarentena fue la piel sensibilizada, que comenzó a no reaccionar ante los tratamientos ordinarios o, si lo hacía, no era de forma favorable, pues lidiaba con una gran cantidad de estrés, ansiedad y otros efectos colaterales; esto es muy diferente a la piel sensible, una que es así por herencia genética, hormonas y demás. “Este fue un diagnóstico que proliferó de manera amplia en 2020”, dice Hiram González, dermatólogo con especialización en medicina estética. Dichas circunstancias se volvieron tan comunes que marcas como Tata Harper crearon mascarillas y tratamientos para calmar la dermis bajo estas circunstancias.
Aquí es donde entran en juego los productos con ingredientes biocompatibles, una apuesta que busca alejarse de ciertos elementos que a veces pueden afectar la piel. De acuerdo con una investigación realizada por el equipo de la marca Drunk Elephant (que crea sus productos en base a estos principios), descubrió que hay seis ingredientes comunes en la apuesta de skincare que suelen afectar la piel y sensibilizarla, estos son el alcohol deshidratante, los aceites esenciales, las siliconas, las fragancias, los bloqueadores químicos y el lauril sulfato de sodio, palabras que seguramente has visto en distintas etiquetas y a las que no les poníamos demasiada atención, pero lo cierto es que pueden estar detrás de esas “inesperadas” reacciones que ha tenido tu piel, sensibilizándola de
una forma con la que pocos o casi nadie había lidiado hasta nuestros tiempos... O tal vez no lo sabíamos.
La biocompatibilidad puede ser un ingrediente o fórmula que la piel reconoce, como las creadas por esta firma estadounidense que busca encontrar un nivel saludable de pH, creando una estructura molecular pequeña que permita una rápida absorción, logrando mantener el manto ácido del cutis, algo que otras marcas replican.
Crear productos que asemejen la composición dérmica es una forma de acercarse a la biocompatibilidad, otra es replicando algo que la piel o el cuerpo necesite, como el colágeno o el escualano, un compuesto orgánico que producimos naturalmente, pero que se va reduciendo con el paso de los años. Este brinda elasticidad e hidratación a la piel de forma natural, y se puede encontrar en marcas como Biossance, que poseen un solo producto de escualano derivado de origen natural que compensa gentilmente aquel que se deja de producir en la piel, gracias a su biotecnología creando la compatibilidad que necesita.
Puede ser que esta tendencia no sea tan popular como otras, pues se adentra en productos y procesos que cumplan con una promesa condicionada: tener una piel saludable, pero para eso es necesario comprender el momento por el que estamos pasando, la forma en la que estamos expresando lo que sentimos y, claro, mirar mucho más de cerca los ingredientes que usamos y aquellos que debemos dejar ir, pues cuando hablamos del bienestar individual del órgano más grande del cuerpo, las tendencias difícilmente tienen cabida en su