SEXO SENTIDO
Dos sexólogos de las obras de Carlos Paz, “el Flaco” Pailos y Mónica Salvador, se unen con el Cupido de Los Pelafustanes para analizar un tema candente: el sexo en las vacaciones.
Durante siglos, el amor y el sexo han desvelado a la humanidad. Pensadores, filósofos y escritores se han sumergido en el pensamiento y la reflexión acerca de estos temas que moviliza al mundo. Y esta temporada, distintos espectáculos que se presentan en Villa Carlos Paz posan su mirada en el tópico a través de sus personajes.
En Pailos TV, el humorista cordobés encarna a Grampolla, un sexólogo riojano que responde consultas en televisión; por otro lado, el show de improvisación humorística 1/4 de amor de los Pelafustanes tiene un particular Cupido que habla de amor; y en Cómo tener sexo siempre con la misma persona, Mónica Salvador encarna a Annette Poché, una sexóloga francesa que explica cómo alcanzar ese difícil objetivo que sugiere el título de la obra. Reunidos por VOS, los “especialistas” dialogaron y teorizaron en un encuentro delirante.
El cónclave
Según estudios especializados, el índice de concepción aumenta significativamente en verano, con lo cual se podría deducir que hay mejor sexo (o al menos, más efectivo). Pero en el caso de las vacaciones, no siempre funciona así: el estrés, la convivencia y la familia pueden ser una auténti- ca bomba de tiempo. “Nadie garcha en vacaciones”, arranca sin pelos en la lengua Grampolla; mientras que la sexóloga francesa inmediatamente sube la apuesta y sentencia: “La mayoría de las parejas se separa al regreso de las vacaciones”. En sintonía con los especialistas, Cupido reflexiona: “El sexo en las vacaciones es como cuando tomás un remedio: te tapás la nariz y pegás el trago rápido”.
En tiempos de veraneo de bolsillos flacos, la crisis también afecta la vida sexual de las parejas. Sobre eso, afirma Grampolla: “Ya nadie alquila casas con dos o tres dormitorios, todos comparten el mismo ambiente. Por eso hay que idear distintos escapes, como por ejemplo, decirle a tu mujer que vaya al baño. El problema es que en cuanto te levantás para ir, seguro alguno de tus hijos te advierte ‘está ocupado el baño, está mamá’”. “En vacaciones, el sexo se vive como un gran déjà vu. Es pensar que alguna vez alguien lo hizo, y que los críos de algún lugar han salido”, suma Cupido al debate.
Pero no todo está perdido y la sexóloga arriesga los primeros tips para conseguir algo que a esta altura parece imposible. “Encerrarse en el baño no es mala, los chicos no saben qué hace uno ahí adentro. Hay más alternativas, propongo traer un poco de arena del río y hacerse masajitos, como para tener otra sensibilidad, la parte del tacto es muy importante”, sugiere.
Pensativo, el riojano afirma que la clave para mantener la pareja es usar la imaginación, y Poché vuelve a recomendar: en la playa hay que ver los “factores de retroalimentación”, conocidos vulgarmente como “ratones”. Y amplía cómo funciona el método: “Es como ver lindos cuerpos y luego volver a casa inspirados. Ojo, eso funciona según la etapa en la que están las parejas. Tienen que estar entusiasmados los dos, pero si están con pocas ganas mejor no, porque se te van con el ratón. Si están medio mal mejor hagan paseos con jubilados, así vuelven a casa y piensan ¡qué bombón tengo al lado!”.
Si el sexo corre el riesgo de naufragar entre las parejas ¿será que los “cuernos” afloran en temporada? “Si venís con tu familia y los chicos, no hay tiempo ni de ver las minas que andan por ahí”, afirma Grampolla. Y Annette Poché agrega: “Por eso es tan triste todo...”. Reflexivo, Cupido sugiere que durante el noviazgo sí se son más propensos los cuernos y rápidamente aflora la acotación en boca de Pailos: “¡Más cuando trabajás en el teatro!”.
Cupido sigue: “En el matrimonio hay menos chances de cuernos, imaginate que el lechero o el profesor de tenis no están”. “No te creas, yo tenía un amigo que se fue a vivir a Ushuaia y tenía el mismo sodero”, acota Pailos entre risas.
Lo que mata es el calor
Si ya es difícil mantener la vida amorosa de las parejas, el calor agobiante de este verano puede convertir todo en un infierno... salvo para algunos. “Es sexo con charco, uno hasta puede chapotear. Y esto favorece a los gorditos, porque la caída del sudor les hace como una cascadita romántica”, exclama Cupido gesticulando con sus manos. Otra opción para combatir el calor es la que aporta la sexóloga: “Se puede ir a las sierras y correr desnudo. Está bueno experimentar el sexo en algún lugar raro”, dice.
La charla se pone intensa y ahora los observados son otros habitantes de la temporada: los famosos. Son conocidos generalmente por sus romances fugaces y les gusta hacer prensa de todo, explica Poché. Y Cupido añade cómo es su trabajo con ellos: “Tienen una cosa intensa, se ponen de novio, se tatúan, se casan y dividen los bienes en un mes. Ni siquiera los tengo que flechar, es más bien como un toque de Facebook que les doy nomás. Un ‘me gusta’, y ellos ya arrancan”.
Verdaderos expertos
Se podría suponer que estos especialistas son conocedores de las fórmulas y no padecen sobresaltos en su vida sentimental. Pero no es así. “Al contrario de lo que piensan varios, no tengo todo resuelto, a mí me pasa cómo a Dios. ¿ A quién le pide él? No se va a andar pidiendo a sí mismo. Entonces pasa que el mismísimo Cupido no tiene quién lo pinche”, cuenta el experto en cazar parejas. Mientras con voz pausada Grampolla acota: “Tengo que admitir algo sobre Cupido: lo tengo de paciente”.
El triunvirato coincide plenamente en lo mucho que sirven las experiencias que oyen y que luego aplican para ellos mismos. “Yo tengo pacientes de todo tipo: heterosexuales, gays, bisexuales... han caído hasta animales”, dice el riojano. “Ese fue un día que me chupé”, confiesa rápidamente Cupido.
“En mi caso es una catarsis muy fuerte. Yo conocí a mi pareja cuando tenía 14 años. Tenía dos caminos: o el suicidio o hacer un gran espectáculo de todo esto en el que nos reímos todos, para no llorar”, admite la francesa.
“En mi trabajo ahora yo me modernicé, flecho hasta por Twitter y Facebook”, explica Cupido. Y Grampolla le consulta si se puede llamar “tipo delivery”. “Claro, pero hay una comisión. Soy como los cerrajeros, si me necesitas a las dos de la mañana, es otro precio”, responde. l