VOS

SENTIMIENT­OS ENCONTRADO­S

El chileno Alberto Plaza llega a Córdoba para presentar un show con sus éxitos en 30 años de carrera: eligió 28 temas que llegaron a ser número 1.

- Rrojas@ lavozdelin­terior. com. ar

Son los primeros días de una primavera que florece en los estados de ánimo y que despierta, por definición, el amor y la buen vibra entre la gente. Y en este contexto, en el que la música fluye como savia energética, podría pensarse que los trovadores románticos son la banda de sonido ideal para la estación.

¿ Pero será que la prosa de Alberto Plaza funciona mejor en este estadio de elevación o bajo el refugio desaventur­ado del crudo invierno? “Tengo la impresión de que ambos momentos forman parte de la vida y a las dos estaciones hay que darles la misma atención. Yo solía pensar que la tristeza era mejor musa inspirador­a, pero mirando mi historia y la de otros artistas veo que desde la primavera del alma logran cautivar a multitudes. Le pongo la misma atención a las dos, y ambas provocan un efecto positivo en la gente. Cuando uno canta desde la tristeza es curioso cómo la gente se engancha desde ese sentimient­o, y uno se pregunta por qué la gente pone una y otra vez una canción y llora y llora”, reflexiona el chileno Alberto Plaza en la previa de su presentaci­ón cordobesa, mañana en Quality Espacio.

Mientras, ensaya una explicació­n a este fenómeno: “Tal vez tiene el mismo efecto que un golpe: el reflejo de uno es tocarse la zona golpeada. Uno se contacta con el dolor, es un instinto. En el alma pasa lo mismo, cuando uno tiene una pena, a través de una canción triste uno se pone en contacto con ese dolor. Y así se disipa la pena, desde el contacto, no ig- norándolo o evitándolo”.

– En tu música, ¿trabajás mejor desde el dolor o desde la alegría?

– No me es más fácil de ninguna manera. El dolor contrae y esa contracció­n lleva al encierro, a tomar la guitarra, cantar y componer. La alegría te expande, y dan ganas de salir de fiesta. Ambas forman parte de la vida.

– ¿ Llegar a los 30 años de carrera significó un punto de quiebre o es una mera anécdota?

– Significa hasta más que cuando cumplí 25 que hice un concierto gigantesco y más que los 15 también. Porque agarré 30 canciones, de las cuales 28 alcanzaron un primer lugar en los rankings, y dos nuevas y me encerré a grabar en un estudio en el campo. Y desfilaron frente a mi 30 años de viajes, aeropuerto­s, camarines... Fue muy terapéutic­o hacer esa reflexión profunda. Grabé un disco que es muy de cantautor, de trova. Volver a la esencia. Es un cierre de ciclo muy importante y el comienzo de algo que viene. Fue una parada para ver con orgullo lo que he hecho.

– Al reencontra­rte con estas canciones, ¿cuál se resignific­ó con la relectura?

– Que cante la vida fue la primera que canté en público en el festival de Viña del Mar, fue cuando todo comenzó. Una canción que compuse para celebrar el tratado de paz entre Chile y Argentina en la que nos dimos un abrazo de paz que durará para siempre. Creo que le di más valor ahora porque es la que dio comienzo a toda mi historia musical, la que me permitió hacer todo lo que vino después en estos 30 años. Es la madre de todas las canciones.

– En plan de retrospect­iva, ¿cuáles son los “golpes de suerte” que podés identifica­r en tu carrera?

– El del festival de Viña del Mar fue un golpe inmenso, tal vez el más grande. Hay otros aciertos como haber hecho el disco Bandido, que vino luego de una crisis personal muy fuerte. Estaba muy triste, me reenergicé y compuse un disco luminoso, que me hizo reencontra­rme. El teatro municipal en Santiago de Chile también fue otro gran golpe, y digo eso porque es un reducto de la música clásica y entrar ahí como un músico popular era casi imposible, y lo logré. Cuando me llamaron para decirme que sí, sentí que había pasado algo muy grande, y no solo conmigo, porque creo que abrí una puerta. Detrás de lo que uno hace llegan otros.

ra – Hablás de discos lumimi r o nosos, ¿te pasa que la gente te dice que tu música le ha traído luz?

– Mucho. Hay una en Buenos Aires que me impresionó. En la mitad de un show en el ND Ateneo, se para un hombre, interrumpe el concierto y me dice que quería agradecerm­e porque le había salvado la vida. Me cuenta que estaba en una sala de emergencia­s muriéndose y que alguien le puso la canción Pa

lante, y que en ese momento decidió vivir y que me debía esa decisión. No podía creerlo, fue increíble porque es ver que una canción le puede cambiar la vida a una persona, y a los pueblos, como Imagine de Lennon. Creo en el poder de la música para cambiar el alma del ser humano.

– En esta etapa de trovador también has profundiza­do en la palabra con tus relatos en los shows. ¿ Seguís contando historias en vivo?

– Sí, y más. Me he dado cuenta que a la gente le gusta mucho eso y encuentra en la historia que rodea a las canciones o en las reflexione­s que van acompañánd­ola algo que le sirve para aplicarlo en sus

vidas. Cuando uno ya viene de vuelta en la vida, 30 años en la ruta te dan una historia para contar, para compartir sus vivencias, como uno hace con sus hijos, amigos y porqué no, con el público.

– ¿Vos a quién escuchabas?

– En lo musical, a Silvio Rodríguez. Y fundamenta­lmente a mi papá, que se fue muy temprano, cuando yo tenía 15 años. Se fue en un momento en que el padre es un pilar fundamenta­l. Era un gran consejero, un hombre increíblem­ente bueno, que dio con su vida un testimonio de integridad, de moral. Y eso trato de replicarlo.

– Decías que tu primera canción hablaba de la paz entre argentinos y chilenos, sin embargo hay mo-

mentos que sobrevuela esa idea de rivalidad. ¿ Por qué ocurre eso?

– En primer lugar hay que ser muy cuidadosos en determinar la envergadur­a de cada problema. Cuando un grupo de exaltados agrede a un país no hay que creer que todo un país está representa­do en eso. En segundo lugar, siempre que hay un conflicto entre dos, es porque hay un tercer partido actuando. La ley del tercer partido: si dos unidades se encuentran en conflicto es porque una tercera intervino para que eso se produjera. No hay razón para que dos personas entren en conflicto si no hay un tercer factor, y en los países pasa lo mismo. Normalment­e son creados por una clase dirigente que busca apoyo popular, como el caso de Bolivia con Chile, ciertos medios sensaciona­listas. La gente de la calle no está interesada en ningún conflicto, si el amigo es argentino, venezolano o francés da lo mismo, lo que importa es tener una vida tranquila. Hay que ser hábiles en determinar la fuente del conflicto y sacarlo del medio.

– Son días de temblores en Chile. Desde afuera se ve al pueblo chileno con una capacidad admirable para resurgir una y otra vez...

– Es una caracterís­tica sobresalie­nte del pueblo chileno: estamos sobre una tierra que se mueve todo el tiempo, a todo el largo del país. Cinco de los terremotos más grandes de la humanidad se registraro­n en Chile. Desde el Sur al extremo Norte. Esa conciencia de la vulnerabil­idad, de la fragilidad de lo que uno tiene nos hace tener un espíritu solidario muy desarrolla­do. No es casual que la campaña solidaria que más recauda per cápita en el mundo se haga en Chile. Tenemos la conciencia de la fragilidad.

– ¿Cómo será el show en Córdoba?

–Van a estar buena parte de las 30 canciones de la antología. Además, va a estar mi querida Coki Ramírez, a la que le pedí que me acompañara. Fue durante siete años corista mía y tengo una gran admiración por lo que ha logrado.

– ¿Cómo te ves dentro de 30 años?

–¡ Se me va a terminar de caer el pelo (ríe)..! Lleno de nietos, me imagino cantando todavía, ayudando a mucha gente, y calculo que ya debería haber escrito varios libros porque estoy en eso.

“Cuando uno ya vienedevue­ltaenla vida,30añosenla

ruta te dan una historiapa­racontary compartir con el

público”.

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