Mucho más que un galán
Joaquín Furriel se multiplica en la pantalla y brilla en“El jardín de bronce ”, la serie que libera un capítulo cada domingo.
Esta noche, se estrena la cuarta entrega de la coproducción entre HBO y Pol-ka.
Un hombre desesperado que no se resigna y que, pese a la pesadilla, trata de mantenerse en su eje con la mente clara, aun cuando todo se confabula para que pierda la cabeza. Ese es Fabián Danubio, un arquitecto que trabaja para una empresa constructora y que se despidió de su armonía y de vida de familia la tarde en que a su hijita de 4 años se la tragó la ciudad.
En realidad, la nena desapareció con la niñera cuando iban a un cumpleaños. Él las vio por última vez en el subte y por los datos que ha logrado reunir ya se dio cuenta de que sólo dependerá de él encontrarla con vida. Le toca a Joaquín Furriel personificar ese tormento, y el protagónico no hace más que confirmar la ductilidad de un actor que durante mucho tiempo solamente había sacado a relucir su chapa de galán.
Los primeros capítulos de El jardín de bronce tienen a Furriel contenido en una amalgama de gestos y tonos, sobrios y compactos. Es el gran armador que va componiendo el relato y repartiendo el juego con los otros personajes, entre los que se destaca el investigador privado César Doberti, que interpreta Luis Luque. Aun cuando los diálogos complican la naturalidad, forman una dupla potente y magnética.
En ese universo masculino de la policía, la detective Blanco (Julieta Zylberberg) se impone con personalidad. Es sin duda la mejor aliada.
La miniserie de ocho capítulos es la nueva gran producción argentina de exportación, con el sello de HBO (los episodios se estrenan cada domingo a las 23, luego se pueden ver On Demand), en coproducción con Pol-ka, y tiene a la ciudad de Buenos Aires como escenario. Los planos cenitales la muestran como un laberinto de luces y sombras, y en la superficie late la urbe con su intensidad y es posible reconocer sus rincones, sus íconos, sin regodeos turísticos.
La historia está basada en la novela del mismo título escrita por Gustavo Majalovich que en 2012, editada por Random, conjuró en el papel una fantasía feroz, la pesadilla de cualquier padre: perder de vista en un minuto y para siempre lo más preciado, su hijita.
Majalovich, arquitecto también como el protagonista, participó de los guiones de esta producción. “Pasar una novela al lenguaje audiovisual es como una crisálida, una oruga que se convierte en mariposa, una transformación. Al verlos me sentí inmovilizado por lo que vi. Realmente sentí como que había colmado mis expectativas y hasta me sorprendieron con algunas resoluciones en las escenas”, confió el autor en una entrevista.
Aquella novela se plantó como el primer volumen de una saga. “Fabián Danubio, rastreador, caso Nº 1”, rezaba la leyenda en la tapa. Ahora, a la luz de esta producción de TV y de la buena repercusión en el público y en los mercados, Majalovich ya está trabajando a buen ritmo en el segundo libro. Y, en una segunda temporada que combinará ambos universos narrativos.