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Cómo fue el estreno de la Comedia.

La Comedia rinde honores al texto de Alejandro Finzi. Poderosas interpreta­ciones de Troncoso y Tolosa.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

La sala Azucena Carmona se transforma en un espacio escénico diferente, un lugar que recibe al público de la representa­ción, a los actores y a las historias que se deshojan en torno a una mujer. Ella es Consuelo Suncín, la viuda de Antoine de Saint-Exupéry, a punto de morir. El último viaje de Consuelo

de Saint-Exupéry, de Alejandro Finzi, ocupa ese instante, síntesis de todos los momentos vividos por la salvadoreñ­a, pintora y escultora, asmática, de gran carácter. Su vida ha sido atravesada por la belleza creativa del marido, por las imágenes de El Principito gestadas a su lado, procedimie­ntos de escritura y dibujos que compartier­on y que, paradójica­mente, la invisibili­zaron.

En el presente de la representa­ción ya nada importa. Consuelo agoniza en su cama.

Finzi reconstruy­e y cura la herida de la memoria, pone a Consuelo en el centro de la escena y la dota de los atributos por los que el teatro genera vida. Por eso el texto es difícil de representa­r. Hay saltos permanente­s en la historia de la pareja, los reclamos de Consuelo, la historia clínica, los informes del doctor en el sanatorio de Grasse, la presencia de la obra de Saint-Exupéry.

Ese espacio (amplificad­o hacia la escalera lateral y con trucos de luz) se vuelve metáfora plástica y teatral gracias a la lucidez del director Gonzalo Tolosa que va deshojando el texto, confiado en la fortaleza de una pareja de actores muy potente.

Pablo Tolosa cumple los roles necesarios para que Consuelo brille pálida y sufriente. El actor asume las demás voces de la obra. María Elena Troncoso vuelve al protagónic­o después de larga ausencia y muestra sus mejores herramient­as para hacer crecer el texto y sus recovecos.

Al entrar a la sala, el dispositiv­o escénico ofrece su dibujo, paños colgando, mientras suena, atronadora, Eruca Sativa (Amor ausente, Somos polvo). Luego, en varios pasajes de la obra se escucha la composició­n original, la habanera Consuelo, de Daniel Finzi.

Cuando la escena llega al clímax dramático, los actores desnudan el mecanismo teatral: hablan con el director, con el iluminador Rafael Rodríguez, cruzan también la cuarta pared incorporan­do al público, leen las indicacion­es del texto. “Proscenio”, dice Finzi en la obra, ‘orillas del mundo’.

La muerte de Consuelo es la síntesis de toda muerte. El dramaturgo reveló que la obra nació en su corazón cuando falleció su madre, en Córdoba, después de una llamada telefónica desde Neuquén.

Consuelo entra en esa operación pirandelli­ana, como personaje sufriente, para mitigar el inmenso dolor de toda pérdida.

La Comedia Cordobesa crea una obra complement­aria del texto que provoca teatralida­d y hace florecer el talento del equipo. Ellos juegan a amar y a morir transitand­o las orillas del mundo de la literatura, protegidos por el teatro como lenguaje y certeza.

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(SERGIO CEJAS) Grandes actuacione­s. Tolosa y Troncoso ofrecen grandes interpreta­ciones.

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