Memorias de una princesa triste
Mañana a las 22, se estrena “Diana en primera persona”. El documental ofrece la palabra de Lady Di.
“Tuve una infancia infeliz”, se le escucha decir sin rodeos a Diana Spencer. Su voz es suave, el tono es tranquilo, sereno, pese a que luego contará que en esa época tan triste para ella era habitual ver a su madre llorando, a escondidas, luego de que su padre le pegara.
Esas y otras declaraciones, formuladas en entrevistas que Lady Di le brindó de manera secreta a un emisario de Andrew Morton, uno de sus biógrafos más renombrados, son el hilo conductor del documental que, a 20 años de la muerte de la princesa más popu- lar de Europa, la pantalla de National Geographic estrenará mañana a las 22.
Morton, biógrafo también de estrellas como Madonna, David Beckham, Tom Cruise y Angelina Jolie, escribió con esas declaraciones en 1992 Diana, su verdadera historia, que se convirtió en un best seller mundial. El documental, que la semana que viene se estrenará en Europa, resume en dos horas la vida de la princesa, y contiene además formidable material de archivo personal y periodístico. Las fotos de su infancia y de su adolescencia, cuando nadaba, bailaba tap o se paraba en zapatillas de punta, resultan deliciosas. Pero son apenas un par de postales felices en una película que bucea en un mar de sinsabores y recuerdos tristes.
Su entrada a la Realeza, en julio de 1981, cuando a los 20 años se casó con el príncipe Carlos de Inglaterra (13 años mayor), su vida cambió para siempre, y lo manejó como pudo.
Diana nunca había tenido un novio, y se sintió “asaltada por él”. Se habían conocido en Althorp en 1977. En realidad, era un pretendiente de Sarah, su hermana mayor.
Confirmado el romance, Diana tuvo que aprender a vivir asediada por la prensa. “Era algo inaguantable”, asegura. Los videos de la época ratifican sus palabras. Cámaras, micrófonos, grabadores, la escoltaban cada vez que salía de su departamento, donde vivía con tres amigas, hacia el jardín de infantes donde daba clases.
El documental revela detalles de su (nula) relación con la reina, de su bulimia, y de la brutal depresión posparto en la que cayó cuando nació William, su primer hijo.
Los párrafos más extensos están dedicados al encuentro que tuvo en una fiesta con Camilla Parker Bowles, a todas luces el verdadero amor de Carlos, con quien mantuvo una relación secreta y pública de más de 30 años.
“Fue uno de los momentos más duros en esos 10 años, en esa fiesta espantosa –asegura–. (...)Yo sé lo que pasa entre ustedes, le dije. Ella negó todo. No quiero que me traten como una idiota”.