A bailar.

Siete preguntas a Hernán Piquín.

“Que la vida me lleve, que me sorprenda”, asegura sin despeinarse. Cerca de cumplir 44 años, Hernán Piquín vive otra etapa de plenitud en su carrera. Marcando el paso una vez más en “Bailando por un sueño”, llega a Córdoba con su espectáculo de boleros y tangos en medio de una gira que ya hizo escala en varios puntos de la provincia. Con doblete en la Ciudad de las Artes, una puesta ambiciosa promete emocionar con un cóctel de “boleros que enamoraron el mundo por su estilo y elegancia junto a la sensualidad y el virtuosismo del tango escenario”. En la víspera de un nuevo desembarco cordobés, Piquín responde estas siete preguntas de VOS. –Salís de gira y arrancaste una nueva temporada de “ShowMatch”. ¿Cómo armás el rompecabezas de horarios, compromisos, viajes y vida personal?

–¡Uf ! Dios mío, es un arduo trabajo (risas). En realidad no es tan difícil, es algo que disfruto mucho y la paso muy bien tanto con el grupo de amigos en la gira como con el grupo del “Bailando”. Soy feliz de poder hacer todo. –¿Cómo es el proceso de armado detrás de la idea de

cada nuevo espectáculo?

–El proceso es como siempre: desde el respeto, el amor y la dedicación. Si algo me gusta y lo disfruto, sé que al público le pasará lo mismo. Creo que ese es el punto, cuando uno hace lo que ama se nota y los demás lo reciben.

–¿Qué tienen en común el bolero y el tango? ¿Por qué decidiste unir esos mundos en una sola obra?

–Son músicas muy nuestras, ¿quién no bailó un tango o un bolero?, ¿quién no se enamoró con esta música? Mucha gente que vio el espectáculo me dice que ciertos temas les hicieron recordar a su juventud o a algún momento que les marcó en sus vidas. Eso es impagable. Cuando lo escuchás, decís “estoy haciendo bien las cosas”.

–¿Cómo seleccionás el repertorio musical para tus shows? ¿Qué tiene que tener una canción para que te seduzca?

–La selección es muy difícil, hay mucha música hermosa. Pero una canción tiene que

traspasarme para poder elegirla, tiene que emocionarme. Esa es la palabra, tiene que emocionarme para que yo pueda emocionar al público.

–Bailaste en el Colón y hoy lo hacés en salas pequeñas a lo largo y a lo ancho del país. ¿Qué vínculo tenés con el escenario?

–El escenario es mi lugar, es donde soy libre, donde soy yo. Tuve la suerte de bailar no sólo como primer bailarín en el Teatro Colón, sino también en grandes teatros del mundo. Me gusta bailar y lo hago en cualquier teatro, incluso en salas pequeñas, no tengo preferencias. Sólo tienen que cumplirse las condiciones adecuadas para poder darle al público un buen espectáculo.

–En julio te presentaste en el Festival Nacional de Tango, en La Falda. ¿Cómo fue esa experiencia?

–Excelente, desde la organización hasta la gente, el público, los artistas. Pude reencontrarme con amigos que hacía mucho tiempo no veía, fue hermoso. Estoy agradecido de verdad por la oportunidad y el lugar que nos dieron.

–Sos un bailarín de formación que supo ganarse la consideración popular. ¿Cómo conviven ambos mundos a la hora de poner el cuerpo en el baile? –Sin discusión y sin peleas

(risas). Conviven lo más bien. Yo bailo, siempre quise bailar. Lo logré y con el plus de poder hacerlo junto a Julio Bocca, recorrer el mundo, vivir 10 años fuera del país. Además, poder hacer una película con el gran Leonardo Favio, obtener muchísimos premios en el ballet y en el cine, reconocimientos, ganar el “Bailando” dos veces, hacer giras, llevar el arte por el país. ¿Qué más puedo pedir? Estoy en deuda en esta vida.