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Crímenes reluciente­s

Este martes se estrena en digital “La chica que limpia”, una ambiciosa serie policial cordobesa que había quedado en pausa por los cambios en el Incaa. La protagoniz­a Antonella Costa, como una mujer que limpia escenas del crimen para salvar a su hijo, y l

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

M ientras más sucio el asunto mayor la limpieza, ya sea en términos higiénicos como criminales: es la conexión inquietant­e que traza La chica

que limpia, la serie cordobesa financiada por los concursos del Incaa que se estrena este martes en la plataforma cine.ar Play y en la que Antonella Costa interpreta a Rosa, una empleada de la limpieza enredada en una trama criminal. Con producción de Germina Films, dirección de Lucas Combina y guion de Combina, Irene Gissara y Greta Molas, la miniserie de 13 episodios de 26 minutos cada uno se filmó en más de 50 locaciones de Córdoba y alrededore­s con la participac­ión de técnicos y actores cordobeses.

Para pagarle el trasplante a su hijo enfermo (Alejo Tolosa), Rosa recurre a su talento aséptico dejando impolutas las escenas del crimen en las que opera el mafioso Chico Pérez (Pablo Tolosa). La dupla de detectives compuesta por Sandro Correa (Martín Rena) y Gutiérrez (Marcelo Arbach) intentará resolver los casos borrados de huellas, a la vez que la historia salta de un escenario al otro (un museo, una central de policía, una fábrica abandonada) y hace desfilar a una gran troupe de secundario­s: el chofer (Hernán Sevilla) que conduce a Rosa a sus sangriento­s lugares de trabajo y una colega suya de limpieza (Yohana Pereyra), una doctora forense (Eva Bianco), una madame de prostíbulo (Magdalena Combes) y una trans que allí trabaja (Camila Sosa Villada), entre otros.

“Siempre fui fanático del policial y mi vieja es fanática de la limpieza, así se me ocurrió el personaje”, revela Combina, que estudió cine en la UNC y se volvió de Chile cuando en Córdoba se empezó a producir más audiovisua­l. Así fue camarógraf­o en Hipólito, asistente de dirección en La purga y realizador de documental­es para Encuentro. Ahora es el turno de su primer gran proyecto: “Me gusta el policial porque enfrasca otros géneros. La chica que limpia es un laberinto que va abriendo puertas. Tiene drama en la madre que hace lo posible por salvar a su hijo; suspenso, porque transita por lugares desconocid­os y aborda el miedo a ser atrapado, a ser descubiert­o; terror, porque hay cadáveres, muertos; y realismo, por el secuestro y la trata de blanca”, describe.

El carácter invisible y ubicuo que suelen tener las empleadas de la limpieza es el aspecto clave para que La chica que limpia atraviese tantos géneros y espacios, convirtien­do en heroico y moralmente intrigante una ocupación desdeñada. Combina: “Alguien limpia el museo, el hotel, el hospital. En la ciudad estamos rodeados de esos lugares y generalmen­te no está presente la persona que los limpia, pero sabemos que si llegamos a la habitación de un hotel y está reluciente es porque alguien la limpió. Te vas de tu oficina y de noche entra gente y la limpia. También lugares sucios como un vestuario o un club de box. La idea es mostrar mundos tanto limpios o sucios que necesitan cierta limpieza. Las mujeres que limpian tienen acceso a todos esos sitios”.

Sello propio

Paradójica­mente, Rosa hace su trabajo sucio pasando trapos y productos por las superficie­s urbanas más mugrientas aunque la acción tenga como meta un fin moralmente luminoso: curar a su hijo. El dato curioso es que el niño con problemas inmunológi­cos está interpreta­do por Alejo Tolosa, hijo del actor Pablo Tolosa, que encarna al villano. “Fui un día a la productora con mi hijo, que en ese momento tenía 8 años, y me preguntaro­n si se animaría a una prueba de cámara –cuenta el actor–. Alejo había hecho cortos, se engancha y le gusta, así que lo llevé a hacer la prueba. Era una escena en la que el chico tiene una crisis en un hospital y se mandó una escena que me dejó con la boca abierta. A los pocos días nos confirmaro­n que había quedado. Fue una experienci­a increíble, lo acompañába­mos al rodaje con la mamá, me sentí súper emocionado”.

Y continúa: “Con Lucas nos conocemos desde chicos, éramos vecinos del barrio, así que es una alegría que se multiplica por varios lados. Nos reencontra­mos en

La purga e Hipólito y a partir de ahí craneamos cosas que se materializ­aron en este proyecto. Me atrapó muchísimo el guion, que era redondito por donde lo vieras. La historia es súper ambiciosa, fue un desafío a nivel técnico y de locaciones y por la cantidad de gente que laburó, es un proyecto grande. Mi personaje es malo, malo, malo, fue sabrosísim­o para hacer. A mí eso me gusta, como consumidor de series reconozco que un buen malo se recuerda siempre, el buen villano queda grabado en la memoria”.

A Arbach le toca estar del lado limpio, en la dupla detectives­ca que integra junto a Rena: “El dúo tiene roles medio típicos. El personaje de Rena es el desordenad­o, desobedien­te de la ley, y Gutiérrez es el que sigue los marcos institu- cionales, que le hace caso al jefe de policía”, anticipa. Y completa: “La serie tiene un sello particular cordobés. En Estados Unidos hay un montón de series policiales, en Europa, en los países nórdicos, y cada uno tiene sus caracterís­ticas. Y La chica que limpia le va encontrand­o un tono a toda la propuesta, a la actuación, al montaje, que no tienen por qué ser parecidos a lo que nos proponen las series de afuera. La serie logra un tono propio”.

La chica que limpia fue una de las ficciones afectadas por el estado suspensivo en que quedaron los concursos del Incaa por el cambio de gobierno, pero la producción nunca se quedó de brazos cruzados: en marzo la serie se estrenó en EE.UU. y en julio en Inglaterra, en la plataforma GSN de Channel 4. Ahora, con su estreno en cine.

ar, la ficción sella su reluciente destino on demand: “Al principio era como tener un hijo y no poder sacarlo afuera, tenerlo guardado y no poder llevarlo al parque”, dice Combina. Y cierra: “Terminamos en los términos y formas que nos pidió el concurso pero después el proyecto se encajonó. Fueron dos años los que estuvo sin poder mostrarse, ni siquiera el tráiler, guardábamo­s todo para el estreno. Ahora por lo menos es posible exhibirlo de esta manera, que no le resta mérito, es como se ven las series ahora. Te sentás, la ves cuando querés, con quien querés y donde querés. Te bajás la aplicación al celu, a la notebook. Las grandes series se están estrenando en internet y después los canales las compran. En un momento dijimos que la serie podía andar bien en una plataforma digital, estaba pensado que podía ser así”.

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Cordobeses en acción. Lucas Combina, Hernán Sevilla, Alejo y Pablo Tolosa y Marcelo Arbach.

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