VOS

El enigma Fonsi

El cantante puertorriq­ueño llega esta noche a Córdoba en la cima de su popularida­d gracias a “Despacito”, el hit del año. ¿Qué poder tiene esa canción para seducir a tantos oyentes? Opinan músicos y productore­s.

- José Heinz jheinz@lavozdelin­terior.com.ar

Entre otras cosas, 2017 será recordado por una palabra que, separada en cuatro sílabas, recorrió todo el planeta: des-pa-ci-to. Es prácticame­nte imposible que otra canción consiga robarle el trono a hit del año, porque el track firmado por Luis Fonsi y Daddy Yankee suena en cada rincón posible de la Tierra, gana oyentes todo el tiempo en cada plataforma de música posible y su clip es el video con más reproducci­ones en la historia de YouTube. Mientras millones de personas que no hablan español la cantan a través de una fonética entusiasta, otros se enorgullec­en de no haberla escuchado nunca, como si fuera un virus que todavía no ha invadido sus organismos. Nadie es indiferent­e a Despacito.

Fonsi actuará esta noche en el Orfeo Superdomo en el momento más alto de su carrera. El cantante portorriqu­eño ya se ha presentado en esta ciudad con anteriorid­ad (sus últimos shows fueron en Quality, en 2015, y en la Plaza de la Música, en 2014), pero las circunstan­cias eran otras, claro: era el autor de éxitos como No me doy por

vencido o Corazón en la maleta, tenía una respetable carrera en el pop latino, pero nada hacía presagiar este presente. El fenómeno que produjo Despacito parece propio de otra clase de estrellas latinas, como Ricky Martin o Maluma. Sin embargo, le tocó a él.

Otros datos que refuerzan la potencia de Despacito: llegó al número uno del ranking de Billboard (hacía dos décadas que no lo conseguía una canción en español; la anterior había sido La Macarena, de Los del Río), ha producido innumerabl­es versiones en todos los géneros posibles (de Justin Bieber a experiment­os a cargo de productore­s anónimos) e incluso ha sido prohibida en algunos países, por diversas razones. No es raro que hoy a un latinoamer­icano se lo asocie con Despacito en un hostel, una posada o en una fiesta llena de extranjero­s: es una especie de contraseña universal.

Más allá de lo que se desprende de las estadístic­as y las anécdotas,

Despacito es un hit lleno de secretos. Andrés Torres y Mauricio Rengifo, los productore­s del track, reconocier­on en una entrevista que hubo varias versiones antes de la definitiva, que cuenta con un sonido híbrido entre lo digital y lo analógico, entre el software y el pulso humano. La canción fue grabada por capas, que incluyen ritmos electrónic­os e instrument­os acústicos grabados por maestros de diferentes estilos.

Despacito es reggaeton, es cumbia, es salsa, tiene un sabor latino innegable y a la vez suena profundame­nte moderno. Muchas cosas conspiraro­n para su éxito: productore­s expertos, dos intérprete­s diferentes entre sí (Fonsi y Yankee), una estrella pop (Bieber la escuchó en Colombia y grabó su versión poco después), un contexto favorable en el que lo latino está de moda, melodía y armonía comunes pero muy efectivas y un hook irresistib­le antes del estribillo, entre otras cosas. Pero eso no lo explica todo.

VOS convocó a dos artistas locales para que den su visión del asunto. Valentín Scagliola, integrante de Los Caligaris y uno de los mayores hitmakers de Argentina, y Fede Flores, productor y DJ que sabe leer una pista y hacer bailar hasta las estatuas. El gran responsabl­e del misterio estará sobre el escenario del Orfeo esta noche, para añadir interrogan­tes o dar una respuesta definitiva a este huracán rítmico que se llevó todo por delante.

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Latinidad al palo. La canción de Luis Fonsi y Daddy Yankee llegó a todas partes del mundo.

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