Una experiencia triple de Vivi Pozzebón.
Mañana presenta un combo de tres proyectos: Tamboorbeat, un trío acústico; y su banda de percusión Tamboreras Ensamble.
–1) Tenés una relación muy particular con las músicas folklóricas. ¿Qué importancia tiene en tu obra esa tarea de investigación?
–Siempre relaciono una canción con una previa investigación, tanto en lo musical como en las letras. Mi transitar con la música es un poco eso. Desde el extremo sur de América, dejar en claro que aquí hubo una presencia africana en muchas de las músicas nuestras. Además, siempre estoy trabajando con colaboradores en cuanto a las letras, según las temáticas.
–2) ¿Cómo surgió la idea de hacer tres shows en uno?
–La idea fue reunir mis distintas facetas en este momento de mi vida. Llevar adelante una banda es muy difícil y en el último disco se me hizo imposible sostener eso económicamente. El año pasado viajé a México y a Cuba en el que hice algunas cosas con Sol Pereyra y con otros músicos que fui encontrando. Ahí también se me ocurrió formar un trío acústico, con un contrabajo y un acordeón, que es un instrumento que tiene mucho que ver con mi infancia y mis raíces, por mi padre. Cuando volví, nos reencontramos con Fede Flores, con quien empecé mi carrera solista en el formato del disco Tamboorbeat (2009), que ahora quedó plasmado como dúo. Además, hace siete años que vengo sos- teniendo un proyecto de talleres de percusión para mujeres, y a partir de eso surgió la idea de armar un ensamble que trabaje ritmos afrolatinos. Con estas facetas tengo la libertad de elegir el formato en el que toco según la ocasión. Mostrar todo esto junto me pareció un buen reflejo de lo que está siendo mi música hoy.
–3) ¿Cómo vivís tu relación con el tambor?
–Va cambiando a través del tiempo, como todo en la vida. Ahora lo estoy pensando con estos diferentes formatos, nunca puedo dejar de pensar en lo que estoy haciendo. Con Fede y el beat es una relación; con las chicas es otra porque eso se amplifica y yo además de tocar también dirijo; y con el trío cumplo más la función de base. Me pongo al servicio de lo que el grupo requiere.
–4) Invitás a las músicas Marian Pelegrino y Paola Bernal y al fotógrafo Pablo Sigismondi. ¿Qué buscás en el aporte de ellos?
–Marian colaboró conmigo en la producción y a la composición de mi último disco, Vivir en la tierra (2015). Hemos tocado juntas y nos conocemos mucho, nos potenciamos, ella desde lo armónico y yo desde el ritmo. Paola también participó en mi último disco, yo la admiro como cantora y como gestora, hemos empezado casi juntas y hemos compartido muchas vivencias. Con ellas reúno dos facetas muy importantes, el rock y el folklore. Y la otra gran faceta, que es la world music, la representa Pablo Sigismondi con sus fotos de distintas culturas de todo el mundo. Son instantáneas muy reales y muy actuales.
–5) Grabaste unas impactantes sesiones en vivo en el estudio Sonorámica. ¿Qué importancia tiene lo audiovisual en tu trabajo?
–Pude grabar en ese estudio increíble en Traslasierra gracias a un subsidio del Inamu (Instituto Nacional de la Música). He sacado dos videos dirigidos por Marcos Rostagno y tengo dos más que saldrán después de esta presentación. No tenía nada en este formato live y me parece que en todos lados está funcionando muy bien a nivel difusión. Quería mostrar en una sesión en vivo cómo toco y cómo canto.
–6) ¿Qué nuevo formato de banda te gustaría explorar?
–Los que nunca tuve (risas). Me encantaría reunir una banda que sea una mezcla, parte acústica y parte electrónica, como Gorillaz, con muchas voces. Me gustaría grabar en vivo con un formato así y hacer un disco en dos días.
–7) ¿Qué balance haces del momento actual de la música en Córdoba?
–Me parece que se produce mucha música, cada vez más y de más géneros, y que cada vez se profesionaliza más en todos los aspectos. Lo que nos sigue faltando es pensar en términos de industria: el gran reto es salir al mundo para mostrarnos. La creatividad sobra.