VOS

Lo que la vida diga

Antes de su visita al Orfeo, Luciano Pereyra habla del disco “La vida al viento”, que acaba de editar. “La música no me aísla de lo que pasa”, dice.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

A Luciano Pereyra le gusta que la vida lo sorprenda, más allá de que su exitosa trayectori­a sugiera que digita cada paso. “En la previa de la grabación del nuevo disco, (el productor) Andrés Castro me pregunta: ‘¿Tenés algo para arrancar?’; y le contesté: ‘Nada’. ‘Ahhh, buenísimo, ¿por dónde vamos, entonces?’, siguió, a lo que confesé: ‘No sé’. Quiero decir, arrancamos de cero, sin tanta preocupaci­ón ni destino seguro. Por eso el título La vida al viento. Me gusta mucho mirar, observar y dejar que las cosas sigan su curso, que a la vida la mueva la dirección del viento”, le revela a VOS el cantante, a horas de haber estrenado en YouTube dos videos con historias encadenada­s.

En esas realizacio­nes sobre los simples Como tú y Es mi culpa, Pereyra se pone en la piel de un boxeador en ascenso que, tras años de esfuerzo, comienza a disfrutar del éxito. Una interpreta­ción caprichosa permite sugerir que el cantante se refiere a cómo se repuso del delicado estado de salud que lo aquejó hace unos años. “Me gusta mucho el deporte y, en particular, el boxeo. Pero después de haber vivido momentos tan difíciles en cuestiones de salud, hacer un video sobre un deporte tan exigente y teniendo como entrenador a un campeón como el Chino Maidana, no puedo dejar de celebrar tu interpreta­ción”, confiesa Luciano.

E inmediatam­ente aclara que no se siente un sobrevivie­nte: “No hay ninguna épica en el asunto. Es parte de lo que me tocó vivir. Lo superé y trato de ir más allá con actividad física y con trabajo. La vida me puso eso del mismo modo que le plantea obstáculos a todos”.

Más allá de cómo se expone a los imperativo­s del viento, Pereyra dice que siempre intentó hacer un disco distinto al anterior. “A La

vida al viento lo trabajé con Andrés mano a mano en la producción. Y me encontré con autores y compositor­es que no conocía, en un intento de adecuarme a lo que va sonando hoy. Todo cambia y muta, las músicas que me gustan están marcadas en este disco, donde no faltan las baladas ni los temas rítmicos con un loop mucho más urbano. Pero también suenan charangos, quenas... Siento que el disco también tiene una visión actual del folklore”, analiza el solista, figura clave del renacimien­to en términos de masividad de los festivales populares serranos de fines de los ’90, comienzos de los ‘00. Y un pionero en eso de trascender sin conflictos una visión purista de la música de raíz nativa para ponerla a jugar con otra más regional.

Sin ir más lejos, aquí se expone junto a un dream team que destaca a un colombiano (el citado Andrés Castro), un venezolano (Servando Primera), un cubano (Guianko Gómez) y un dominicano (Daniel Santa Cruz). “Compusimos en torno al amor con diferentes acentos. Insisto, este podría ser un disco de folklore más allá del tinte urbano. Es muy rico. Si hacer algo aproximado a la música que te conmueve con el correr de los días es valiente, OK, lo respeto. Pero yo creo que es gusto. He escuchado a Mercedes (Sosa) cantar piezas tradiciona­les en árabe y probar las nuevas composicio­nes de Fito Páez. Y a mi padrino Horacio Guarany, cantando en ruso y un tema llamado

Manhattan. Tuve y tengo grandes referentes en esto de romper mitos absurdos”.

Pereyra llegó a esta instancia promociona­l a pocos meses de surfear la ola en su extremo más alto, debido al alto impacto de #TuMano y #TuMano En Vivo, disco en estudio y la grabación en vivo de su representa­ción, respectiva­mente. “Hacer un disco en vivo es más fácil, porque el componente sustancial es el público. Uno es apenas un médium entre las canciones y el público. Arriba del escenario, me limité a disfrutar del espectácul­o que se produjo abajo: una señora emocionánd­ose, una pareja chapándose a full, el flaco intentando un acercamien­to a su pareja o viceversa. Que mi música pueda generar eso es algo que me llena completame­nte. Cuando empecé a grabar este disco, me dejé afectar por lo primero que vino. Este disco tiene mucho de eso, de vida plena”, reconstruy­e.

–Si hacés retrospect­iva, ¿no sentís que pasó todo muy rápido entre tu consagraci­ón en nuestros festivales y este presente de éxito continuo?

–Estás haciendo una transferen­cia. Sentís que estás viejo y me planteás esto para que tu impresión sea más leve (risas).

No sé, tengo casi 36 años y suelo ponerme analítico... Pero en general dejo que las cosas pasen, que la vida haga lo suyo aunque sin dejar de creer en el trabajo y en el sacrificio. Porque yo no creo en la suerte... Y si el tiempo pasa rápido, quizás, es porque lo hemos disfrutado. Las cosas buenas duran poco, pero hay que tomar conciencia de que uno las vive y las disfruta. A veces no puedo creer que ya pasaron casi 20 años de aquellos tiempos, pero otras siento que los viví a pleno.

–Tus discos anteriores no fueron considerad­os en los Premios Gardel porque tu sello retiró las postulacio­nes. ¿Cuál es tu posición al respecto?

–Gardel es Gardel, eso no cambia. Haber ganado un Gardel ya es suficiente. Valoro el reconocimi­ento de la cámara y destaco que le den la posibilida­d de votar a la gente, además de que sirvan como estímulo para los artistas que vienen. Para mí, eso es fundamenta­l. Pero cuando hay un quilombo o problema, prefiero correrme y seguir haciendo música.

–¿Mantenés esa actitud con el devenir sociocultu­ral?

–Vivo en este país, vivo la realidad constantem­ente. Tengo la posibilida­d de viajar, de ver qué pasa en toda la Argentina. La música no me aísla de lo que pasa, algo que analizo según mi punto de vista. Y acá podemos volver otra vez, volvemos a la mutación. Hoy no soy aquel jovencito al que nos referíamos recién. Ahora no pienso lo que pensaba entonces, ni la música se vende en las disquerías.

–Recién nombraste a Horacio Guarany, figura decisiva para que hicieras pie en esta industria. ¿Cómo te afectó la noticia de su partida?

–Me enteré viajando para Córdoba, porque esa noche tocaba en la Fiesta de la Avicultura de Santa María de Punilla. Fue muy duro. Siempre estaré agradecido a la comisión de ese festival, porque me planteó suspender si yo no me sentía bien. Pero no, no iba a suspender. Primero, porque era mi obligación laboral; y segundo, porque Horacio me hubiera cagado a pedos. Pude volver a Luján a despedirlo, pero a la noche me tocó cantar en la Fiesta del Pescador en Santa Fe, a la que Horacio le encantaba ir. Fue muy emocionant­e ese concierto. Lo extraño a Horacio. Más en días como estos, en los que estoy metido en un nuevo disco.

LAS COSAS BUENAS DURAN POCO, PERO HAY QUE TOMAR CONCIENCIA DE QUE UNO LAS VIVE Y LAS DISFRUTA.

TENGO LA POSIBILIDA­D DE VIAJAR, DE VER QUÉ PASA EN TODA LA ARGENTINA. LA MÚSICA NO ME AÍSLA DE LO QUE SUCEDE.

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(PRENSA LUCIANO PEREYRA)
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Gran presente. Pereyra tiene nuevo disco y viene a presentarl­o a Córdoba.

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