El payaso es lo de menos
Puede sonar por lo menos osado salir al cruce de una película que apenas se estrenó recaudó más de 500 millones de dólares (récord histórico) y cosechó en Argentina y en el mundo críticas elogiosas.
Es que, de verdad, es una película efectiva. Un poco larga quizá, pero entretenida. Sin embargo, también es cierto que It acusa unos cuantos problemas.
El primero es que esta nueva y millonaria adaptación del clásico de Stephen King vino precedida por una intensa campaña, alimentada, entre otras cosas, por un tráiler que promete más oscuridad y más terror del que encontraremos en la sala, durante (¡uf !) 135 minutos.
El segundo, y quizá más complejo, es que funciona mejor como homenaje al cine de los años ‘80, que como película perturbadora y de terror.
Eso no sería tan grave si no fuera por que el recurso de recuperar esa década feliz, adorada justamente por tesoros inoxidables como ET (1982, Steven Spielberg) o Cuenta conmigo (1986, también de Stephen King), ya viene bastante trillado.
¿Cuántas barritas más de pibes adorables y perdedores en bicicleta veremos rondando detrás de sus sueños por un pueblo aburrido, chato y reaccionario?
Pibes que están por dejar atrás la inocencia y que cultivan la amistad por sobre todas las cosas, el sentimiento más noble de todo el mundo, capaz de redimir un presente muy difícil, ya sea en el hogar, en el colegio o en la sociedad que les tocó nacer.
En It, todo eso está exacerbado al máximo. De hecho, cualquiera de los adultos que rodean a los chicos mete más miedo que el (ultramaquillado) payaso maldito.
Encima, los pibes de esa edad no la pueden ver, porque en Argentina llega calificada para mayores de 16 años.