Sol Pereyra anticipa sus shows.
Radicada en México desde hace varios años, la cordobesa Sol Pereyra vino a la Argentina a presentar su nuevo disco. En su visita, habla del regreso a casa y del trauma de vivir un terremoto.
Hace años Sol Pereyra dejó Los Cocineros y embarcó vía México para acompañar a Julieta Venegas. Al tiempo soltó amarras y comenzó a forjar su propia carrera musical. Nueve años hace ya que está asentada en el país centroamericano y cada visita a su Córdoba se ha convertido en un volver especial.
“Siempre tengo la sensación de que es volver a casa, aunque venga poco tiempo. Es la comodidad de pisar y sentir que todo es tu barrio”, dice la cantante en las primeras horas de su arribo. “México se convirtió en mi segundo hogar, nunca estuve tanto en otro lugar que no sea Córdoba, es fuerte cada vez que me voy. Este año cumplo nueve años y ahora que vine unos meses largos para girar por Argentina, ya extraño”, cuenta.
Días complicados se vivieron en México con el terremoto que dejó varios centenares de muertos y ciudades destruidas: “Me pegué un susto horrible. El día del segundo terremoto, que fue el más fuerte, justo se cumplía un aniversario de un sismo anterior, por lo que sonaron las alarmas antisísmicas para recordar esa fecha, y dos horas después vino el terremoto”, recuerda. El sismo rompió la rutina de millones de personas y Sol no estuvo ajena. “Me agarró en la calle, por sentarme a comer, y veía que todo se movía. Me asusté un montón pero no lograba dimensionar la magnitud de la cosa. Cuando caminabas ya empezabas a ver las cosas caídas y la gente muy asustada, estuvo muy rudo”.
Un terremoto es mucho más que esos segundos de destrucción y horror, y todo lo que llega después es una mezcla de desolación con cooperación. “Todo el mundo trató de ayudar, las casas que estaban bien se transformaron un poco en centros de operaciones para ayudar a otra gente. A mi casa vinieron amigos a dormir, se hicieron ollas populares… Te quedás bastante asustado, una sensación de trauma, cualquier sonido te parece una alarma antisísmica, o mirás todo el tiempo las lámparas para ver si se están moviendo. Te pones paranoico”, explica.
Aguante colectivo –¿Por qué hiciste tu nuevo disco, “Prendete”, en modalidad de financiamiento colectivo?
–Creo mucho en el apoyo colectivo, es una forma de construir las cosas, y de una forma mantenerme independiente, si bien trabajo con dos sellos que me apoyan bastante. Con el apoyo de la gente se genera un intercambio que sigue alimentando al proyecto, la gente recibe algo a cambio y a la vez colabora para que el disco vea la luz.
–Al disco lo definís como polígamo de géneros. ¿Cuáles son?
–Tengo muchos amantes (risas). El ska, el reggae, el hip hop, algo de rock, la cumbia que apareció en este disco y algo que coquetea con la electrónica también.
–Desde el título le pedís a la gente que se active, ¿por qué esa inquietud?
–Estamos medio enchufados a la tele, a los celulares o las compus, y muy desconectados de lo real. Sólo vemos la realidad por una pantalla. Hay que prenderse a la vida, es una invitación al agite. No al futbolero pavote, si no salir de lo que nos tiene estáticos, pelear por lo que uno quiere.
–La canción “Flores salvajes” es una toma de posición frente al Ni una menos. ¿Sentiste la necesidad de hacerlo canción?
–En México la violencia de genero también es brutal, a nivel Latinoamérica es muy fuerte cómo nos afecta. Hacerlo canción fue ver que hay cosas que me duelen mucho y pensar qué hacer, veía noticias una tras otra de acá y de allá y fue como una cosa desesperada sentarme a escribir. Y salió como un grito. –¿Hay mucha diferencia entre la escena aquí y allá?
–Tenemos dificultades similares, al menos en el ámbito más independiente. Tengo la sensación de que en Argentina hay una sensación más fuerte de movimiento, algo más solidario entre los grupos, puertas que se abren entre los ellos. En México, al ser tan grande, cada uno cuida su ranchito.