VOS

No se hará más La Chica del Verano.

- Daniel Santos Punto de vista

L legó por casualidad, se va por determinac­ión: La Chica del Verano ya es cosa del pasado. Durante la próxima temporada no se realizará el certamen popular con epicentro en Villa Carlos Paz y en las figuras que llegan con el calor a los escenarios veraniegos.

Hace más de cinco años que internamen­te realizamos modificaci­ones permanente­s para adaptar el perfil del concurso, para que no se convirtier­a en un foco de puro escándalo y, sin dudas, consolidar­a la cosificaci­ón de la mujer, ejerciendo una violencia de género simbólica.

Por ejemplo, dejaron de elegirse las candidatas sólo por sus atributos físicos sino que también nos centramos en su popularida­d, su carisma o su talento; se limitó la exposición de sus figuras en las ediciones de papel, cuando antes resultaba tan común exponer sus cuerpos casi desnudos en las páginas del diario; se intentó el concurso Galán del Verano, para sumar a los hombres en esa lógica (la decisión le cayó mal a todo el mundo, empezando por los candidatos que se ofendieron... lo que ratifica que hay efectivame­nte un sesgo de género); se persiguier­on fines solidarios para las campañas que las chicas realizaban para conseguir los votos necesarios; se bajó el perfil de la ceremonia de premiación; se crearon los premios VOS con la idea de valorar a los elencos que hacen temporada por sus méritos en escena, y La Chica del Verano se convirtió en una categoría más.

Pese a todo, siempre fue la terna que mediáticam­ente ganó espacios en radios y canales, la que se convirtió en un fenómeno de clics en las páginas webs, la que era replicada incluso a lo largo y a lo ancho del país a través de las redes sociales, la que generaba polémica, la que era esperada al cierre de cada ceremonia de los premios.

Algo similar le ocurrió a Reef al suspender el Cola Reef el verano pasado después de décadas, en el que las chicas se ponían de espaldas y sus traseros recibían los votos/aplausos/silbidos del público masculino. Los intentos de cambio que empezaron en 2012, tampoco resultaron: siempre las cámaras se quedaban con la dueña de la cola ganadora.

La decisión de bajar el concurso, pese a su popularida­d, se viene estudiando con fuerza desde hace al menos tres temporadas, convencido­s de que hay que dejar de priorizar ese concepto anacrónico de premiar la belleza física, de que hay que rescatar otros valores y que de un modo directo o indirecto es necesario poner fin a certámenes en los que la mujer es presentada únicamente como un objeto de deseo. Lo han hecho, también, numerosos municipios que ya no eligen a sus tradiciona­les reinas, por ejemplo.

Sin embargo, no pretendemo­s establecer una vara moralista para medir las cosas de aquí en adelante, ni señalar con el dedo géneros teatrales que son caracterís­ticos del verano, con lógicas propias también buscadas por el público masivo: las mujeres que vienen a enriquecer las marquesina­s tienen todo el derecho a hacer uso de su cuerpo y mostrarlo a su antojo. Simplement­e desde el diario hemos decidido reconocerl­as o premiarlas de ahora en más por lo que hacen, no por lo que son o lo que parecen, o cómo se ven.

Un poco de historia

Cuando decimos que el concurso nació por casualidad, es porque así fue: los primeros años se trató de una encuesta en una web incipiente, en un mundo sin redes sociales.

Aquel multiple choice incluía un listado con cinco mujeres: no tenía produccion­es de fotos, no había entrevista­s a las candidatas, no había videos sensuales en ropa interior. Así y todo, la participac­ión de los lectores de la edición digital de aquel entonces fue tan grande que al año siguiente se redobló la apuesta, con más candidatas.

Primero fue La Mujer del Verano, luego La Vedette del Verano, hasta que llegó el que finalmente sería más popular, que llegara a su pico de dos millones de votos, y seguiría hasta 2017 inclusive: La Chica del Verano.

Después de algunos años de expansión del certamen, que se había metido en la agenda de cada temporada casi sin querer, desde el diario intentamos ampliar y diversific­ar los perfiles de las candidatas, para que no estén ceñidas estrictame­nte a parámetros de belleza, aunque en definitiva. El voto que siempre consagró a la ganadora fuera únicamente el de la gente a través de la web.

La decisión no responde a una hipercorre­cción política o a moralismo extremo, sino a la determinac­ión de evaluar que los premios deberían destacar otras cosas: el trabajo de las mujeres que hacen temporadas de verano puede medirse por categorías que tienen que ver con su desempeño en escena: como mejor vedette, mejor bailarina, mejor actriz, mejor humorista. Por caso, se puede destacar que Flor Vigna, que ganó la última edición, además fue consagrada como Revelación del Verano por su papel en una comedia.

La Chica del Verano ha llegado a su fin. Los tiempos cambian, el diario también.

PESE A LOS DISTINTOS CAMBIOS DE PERFIL, LA CHICA DEL VERANO SIEMPRE GANÓ ESPACIOS EN LOS MEDIOS NACIONALES. LOS CONCURSOS QUE PREMIAN SÓLO LA BELLEZA SE HAN CONVERTIDO EN UN MODELO ANACRÓNICO EN ESTOS TIEMPOS.

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