Sacala a bailar
Entrevista a Consuelo Peppino, quien llegó al certamen de “Show Match” como la mujer no famosa y dejó en el camino a los conocidos. Cómo vive este momento especial.
LA NIETA DE 15 AÑOS LE DIJO A CONSUELO QUE EL “CASTING” HABÍA SIDO HECHO PARA ELLA. “ELLA SABE CUÁNTO ME GUSTA BAILAR”, RECONOCE.
“Señora, ¿sabe quién la puede sacar a usted del Bailando? El Polaco, o los cantantes, ellos tienen muchos seguidores”, le advirtió tiempo atrás un taxista porteño a Consuelo Peppino.
El lunes, la participante cordobesa de 65 años quedó sentenciada al voto telefónico y enfrentó a dos figuras que, siguiendo la lógica del taxista aficionado a ShowMatch, seguramente la dejarían fuera de juego. Pero contra todo pronóstico, la participante “no famosa” se impuso con el 44,09 por ciento de los votos y eliminó a El Polaco y a Tyago Griffo del certamen que conduce Marcelo Tinelli.
“Pensé que me venía. Ya estaba mentalizada. Si me tenía que ir, me volvía re feliz. Jamás pensé que iba a durar tanto”, le dice sorprendida Consuelo a VOS.
Viajar todas las semanas a Buenos Aires, ensayar exigentes coreografías durante horas, y exhibir su talento en el programa más visto de la televisión argentina nunca fue, siquiera, un sueño para ella. Menos aún a sus 65 años.
Cuando transitaba sus dos décadas de vida, Consuelo fantaseaba con la idea de bailar en un teatro y ser aclamada por el público, pero la vida la llevó por otro camino, uno en el que parecía no haber lugar para los flashes, los aplausos, y el escenario.
De pequeña se mudó al campo, se casó, tuvo tres hijos, y enviudó joven. Su marido falleció a los 59 años a causa de Esclerosis Lateral Amiotrófica y, cuando logró superar el dolor, comenzó a trabajar como asistente en la peluquería de una amiga en Villa María. Años después, en uno de los bailes a los que iba con sus amigas, conoció a su novio, Ramón, un empleado de seguridad con quien comparte su pasión por el baile. La vida le sonreía nuevamente, pero aún no terminaba de sorprenderla.
“Un día, mi nieta de 15 años me dice ‘abuela, van a venir los productores de Marcelo Tinelli a hacer un casting y es justo para vos. Tiene que ser una señora común, ama de casa, que tenga más de 50 años’. Ella sabe cuánto me gusta bailar, así que le dije que lo iba a ver. Ese día invité a una amiga, con la que salimos a bailar, y le dije ‘vamos un rato así vemos bailar a las chicas y después nos venimos a tomar unos mates a casa’, y eso hicimos. Fuimos unas de las últimas en pasar y, cuando volví a casa, me llamaron para que regrese porque me querían hacer una entrevista”, cuenta.
Los productores de ShowMatch la citaron dos veces más después del casting y el tercer llamado fue para confirmarle que había sido seleccionada para el certamen del Bailando por un sueño 2017.
“Fue un griterío terrible. Vinieron mis hijas a casa y todos teníamos una alegría enorme. Esa noche creo que no dormimos de la emoción. Pero también estaba asustada”, recuerda Consuelo, quien tampoco imaginó llegar a una instancia tan avanzada en el
certamen. “Voy a estar un mes, mes y medio, y me van a decir ‘andate a tu casa’”, dice que pensó.
Un sueño sin vencimiento
“Este es un sueño que me lo hace cumplir mi padre. Él siempre se quedó con la culpa de no haberme mandado a estudiar baile o teatro. Sabía cuánto me gustaba. Él falleció a los 90 años y, cada vez que me veía, me decía cuánto se arrepentía de eso. Yo le decía que no se preocupe, que era feliz, y que ese era un anhelo que tenía de chica. Pero aprendí que a los sueños siempre hay que tenerlos presentes. A la larga, si los deseás mucho, se te cumplen. ¡Mirá vos, las vueltas de la vida!”.
Para ella, el apoyo incondicional de su familia es fundamental para enfrentar las exigencias del certamen, por momentos agotador. “Estoy haciendo un sacrificio terrible, los viajes me cansan mucho, pero me encanta bailar. Para hacer esto necesitás del apoyo de todos, y yo estoy muy contenida por mi familia”, cuenta.
“A mí me manejan todo mis hijas y mis nietas. No me meto en Twitter, ni en Facebook. No quiero saber nada. Si dicen cosas feas, no me las cuentan. Ya saben que sólo me pueden decir lo lindo y lo bueno, porque para estar ahí tenés que estar feliz y tranquila. Lo que no me sirva, no lo quiero saber”, explica y pone al descubierto la increíble organización familiar que hay detrás de su explosión mediática.
–Otros cordobeses no terminaron contentos con “ShowMatch” porque aseguraron que se menosprecia a la gente del interior. ¿Sentiste esto?
–Jamás me lo hicieron sentir. Cuando me convocaron dije ‘quiero pasarla bien, si veo que la paso mal, no voy más’, a mi edad no voy a ir a sufrir a ningún lado. Tengo muy buena relación con todos.
De la pista, al teatro
Sin importar el destino que le depare el próximo ritmo, a Consuelo Peppino aún le queda camino por recorrer en el ambiente artístico. Recientemente firmó contrato para hacer temporada en Carlos Paz en la obra La isla encantada, con Peter Alfonso. “Aún no tengo el personaje y tampoco ensayamos. Sólo hicimos la marquesina y las fotos. Pienso que me van a dar algo fácil. Ellos me tienen mucha fe, pero yo nunca actué. Según los productores, si me animé a la pista, me voy a animar al teatro. Esperemos que no los defraude y salga todo bien”, cuenta Consuelo. Primero eliminó a “El Huevo” Müller y su novia, después a Silvina Luna y Fredy Villarreal y, por último, a Tyago Griffo y El Polaco. Consuelo no es una influencer con miles de seguidores en redes sociales, ni una celebridad consagrada, pero, llegado el momento, el público la eligió a ella. “No sabría decirte qué ve en mí la gente. Me dicen que irradio algo, pero no me saben explicar qué es”, cuenta ella en un intento de comprender su conexión con el público. “Tengo los sentimientos a flor de piel, no entiendo cómo puede ser que me tengan tanto cariño. Será la simpatía, o la alegría”, adivina. “El cariño de los niños es lo que más me sorprende. Son muy pegotes y cariñosos conmigo. Pienso que deben ver en mí a sus abuelas”, dice y apunta que, desde su debut en
ShowMatch, su casa es el punto de encuentro de decenas de chicos que la visitan diariamente, ávidos por conocer la “verdad” detrás de esas historias que miran por televisión. “¿Marcelo Polino es tan malo como parece?”, cuenta que le preguntan.
Un ejemplo
Pero, ese “no sé qué” que Consuelo no logra descifrar quizás no sea tan difícil de comprender. Su historia es un ejemplo de resiliencia, transita la vida con una sonrisa permanente, a los 65 años no se paralizó ante la posibilidad de concretar sus sueños de adolescente, es una mujer sencilla, agradecida, humana, una abanderada de valores que por momentos parecen extintos en la televisión. Yo voto por Consuelo Peppino.
Ese demoledor “no sé qué”