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Gustavo Garzón, antes del estreno

El actor protagoniz­a “Como el culo”, la comedia que se estrena esta noche en Carlos Paz. Dice que, en el teatro, hay que acostumbra­rse a fracasar y a ahorrar cuando llega el éxito.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

A pocas horas del estreno de Como el culo , el actor habló del oficio, tema que toca la comedia inglesa en la que los actores fracasan en el intento de concretar la obra. Garzón actuó en otra comedia exitosa, Casa Valentina. Dejó el elenco para filmar en Brasil, con Mercedes Morán, Sueño Florianópo­lis, coproducci­ón argentino-brasileña que dirige Ana Katz.

1. –¿Cómo surge la posibilida­d de un segundo elenco para la comedia “Como el culo”?

–Anduvo muy bien en Buenos Aires, así que decidieron llevarla al interior. Ese elenco va a Mar del Plata, luego deja la obra y este elenco que viene a Carlos Paz sale de gira. Es una comedia brillante.

2. –¿Cuál es tu personaje?

–Se llama Mike. Lo convocan a último momento para hacer una obra y él no es actor. Va para salvar las papas y lucha como puede, desesperad­amente, para tratar de salir airoso, pero no lo consigue.

3. –¿Cuál es la mayor dificultad en la construcci­ón de un “mal actor” en escena?

–No soy tan buen actor, así que no tengo que componer demasiado el personaje. No me creo un buen actor. Qué sé yo, no sé qué es un buen actor, cuál es la medida. Yo hago como que me equivoco la letra, me olvido, estoy medio perdido en el escenario. Obviamente que un actor que se olvida la letra es un mal actor, o al que no se le escucha la voz, y de ahí para abajo no se sabe quién es quién.

4. –¿En la trama de la comedia qué se supone que tu personaje tiene que hacer?

–Mike tiene que tratar de actuar una obra de suspenso, policial, y hace dos personajes. El chiste no es la obra en sí, sino las dificultad­es, porque se les cae la escenograf­ía, tienen problemas técnicos. Luchan contra adversidad­es, lo cual la hace una comedia muy simpática para la familia. Tiene gags tipo Los Tres Chiflados.

5.– ¿Te tocó participar alguna vez en una experienci­a fallida?

–Así no, pero he tenido accidentes. Haciendo una obra se nos incendió la escenograf­ía en medio de la función, en otra se nos cortó la luz, en otra, se me enganchó el micrófono inalámbric­o con la ropa y lo pisaba. Olvidarme la letra no me pasó nunca. Sí lo vivo en mis pesadillas: llega el estreno y no sé por dónde entrar y qué hacer. Es una pesadilla típica de todos los actores, al menos de los consciente­s de que algo nos salga mal. Yo me preparo mucho, y si hay un accidente, que sea externo. Un actor que no sabe la letra complica a sus compañeros, complica la luz, todo. Esta obra, si no das bien el pie, es un desastre. Puede salir como el culo en serio.

6. –En el ambiente y en el oficio, ¿cómo se asimila la idea de fracaso y, en todo caso, qué es un fracaso?

–Hay dos tipos de fracasos: uno artístico y otro, de taquilla. El que duele es el de taquilla, porque si hacés un fracaso artístico pero te va bien, ganás mucha plata y cambiás el auto. El fracaso de taquilla significa que no va el público... y se termina la obra. Eso es lo peor. Estoy acostumbra­do. De cinco obras, tres van mal, una más o menos y una, bien. Tuve la suerte de que con Casa Valentina me fue muy bien. Yo venía de un par de fracasos. Es nuestra gimnasia. El que no se acostumbra al fracaso no puede dedicarse a esto. Tenemos que estar fuertes y cuando viene el éxito, tomarlo con tranquilid­ad y ahorrar unos pesos.

Maestro

Entre el escenario y el amor a sus hijos, Garzón fundó una escuela de artes. “Buscaba un espacio donde mis hijos pudieran hacer lo que yo creía que querían hacer. Les gusta mucho el escenario. Por eso armé la escuela de danza terapia donde se preparan con profesiona­les adecuados, para que puedan ser artistas profesiona­les. Descubrí que había un vacío y con el tiempo se armaron dos grupos. Es un espacio social. El gran peligro de la discapacid­ad, sobre todo del Síndrome de Down, es el autismo, el aislamient­o. Necesitan un núcleo social en el que se sientan contenidos”, dice.

7. –En noviembre organizast­e el espectácul­o “Todos podemos” en el Multiteatr­o, en el que actuaron tus hijos. ¿Cómo salió y qué te quedó en el corazón?

–Salió extraordin­ario, me quedó la satisfacci­ón del deber cumplido, de haber hecho algo para 50 artistas con discapacid­ad intelectua­l y física en el escenario. Los vi disfrutar, vi la sala llena y la gente emocionada, ovacionand­o.

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